Los productos van acumulando envases en su viaje desde su creación hasta el usuario final. Los fabricantes ponen cada producto en una bolsa, caja o botella para consolidarlos luego en lotes, empaquetados a su vez en cajas de cartón o estuches, forrados normalmente con plástico para su posterior distribución.

En los almacenes logísticos se apilan los lotes en palés, se suelen proteger con más embalaje y se envían a su lugar de destino en el que, dependiendo de cuál sea (mayoristas, minoristas, usuario final…), pueden ser susceptibles de volverse a empaquetar.

Esta demanda aparentemente interminable de envases ha creado una industria mundial de 886.000 millones de dólares. En España, la industria del embalaje alcanzó los 18.067 millones de euros en 2020, según los últimos datos de Alimarket.

Pero una combinación de cambios sociales, comerciales y tecnológicos está poniendo bajo una creciente presión a los sistemas y materiales de envasado, muy especialmente por lo que respecta al sector consumo. Este se enfrenta a un reto acuciante en materia de envases en un contexto de crecimiento global del comercio electrónico: los centros de distribución se esfuerzan por manejar volúmenes y velocidades cada vez mayores y utilizando el tipo de embalaje correcto.

En comparación con el trayecto tradicional de un producto a una tienda de venta al por menor, una entrega de e-commerce puede experimentar un número 20 veces mayor de operaciones de manipulación manual. Esto supone 20 veces más de probabilidades de que el artículo se dañe o se pierda por el camino.

Por ejemplo, como media, el 24% del volumen de un paquete de comercio electrónico es, hoy, espacio vacío para disminuir el número de roturas o deformaciones. Claramente, en los entornos e-commerce los errores cuestan dinero, ya que aumentan la incidencia de los daños y reducen la eficacia de la utilización del transporte.

De otro lado, los embalajes también suponen una importante carga medioambiental. Los envases de plástico representan alrededor de una cuarta parte de los 8.300 millones de toneladas métricas de este material producidas desde la década de 1950.

En 2019, el volumen total de residuos procedentes de envases y embalajes de plástico generados por persona en España se situó por encima de los 35,75 kilogramos, según datos de Statista. Cada ciudadano recicló 13,1 kilogramos de envases plásticos en el hogar durante el ejercicio 2020, lo que sitúa España entre los primeros puestos de Europa al respecto.

Sin embargo, queda mucho camino por recorrer. Debemos tener en cuenta que cuando los residuos de plástico se envían al vertedero tardan hasta 450 años en descomponerse. Importantes volúmenes de envases no se capturan en los flujos de residuos gestionados adecuadamente y, en cambio, entran en el medio ambiente.

El reconocimiento de las deficiencias de las políticas de envasado actuales ha desencadenado una ola de innovación. En los últimos años, expertos de DHL han desarrollado o identificado docenas de materiales, productos, procesos y tecnologías novedosos, todos destinados a ayudar a las empresas a mejorar el rendimiento, la utilidad o la huella medioambiental de sus sistemas de envasado.

Soluciones 'user-friendly'

Los almacenes y centros de distribución utilizan una serie de tecnologías digitales para mejorar todos los aspectos de sus procesos de envasado, desde sistemas avanzados de visión por ordenador que miden con precisión los productos hasta algoritmos inteligentes que ayudan al personal a elegir el contenedor adecuado y a empaquetar los artículos en la secuencia correcta para una protección y un uso del espacio óptimos.

Las actividades de envasado también se están automatizando cada vez más, con el desarrollo de equipos que pueden fabricar envases del tamaño adecuado bajo demanda, y la introducción de robots y cobots en los procesos de envasado.

En el comercio electrónico, el envase sigue siendo un importante punto de contacto entre el usuario y la marca. Por eso, los fabricantes están creando envases diseñados expresamente para reforzar los valores de su marca y ofrecer una experiencia atractiva y satisfactoria al abrir la caja, que incluye materiales reciclables, tamaños, etc.

La búsqueda de una mayor sostenibilidad está impulsando así el desarrollo de nuevos materiales y modelos logísticos. Las bolsas y películas de plástico derivado del petróleo dan paso, por ejemplo, a nuevos materiales compostables con origen en residuos agrícolas.

Pero, que duda cabe, la mejor manera de reducir el impacto de los residuos no reciclables es eliminarlos por completo. Esa es la promesa de los nuevos enfoques de envasado de circuito cerrado, que hacen que los productos se envíen a los clientes del comercio electrónico en bolsas y cajas duraderas y reutilizables que pueden devolver al proveedor para su nueva utilización.

Seguimiento inteligente

Los sensores integrados permiten seguir los paquetes a lo largo de la cadena de suministro, y las etiquetas inteligentes pueden adaptarse para mostrar advertencias si un producto ha estado expuesto a golpes, humedad o temperaturas extremas. En la actualidad, estas tecnologías siguen siendo demasiado costosas para todos los envíos, quedando relegadas sólo a los de mayor valor o a aquellos que son críticos para la seguridad.

Pero ya se está avanzando enormemente en innovaciones como, entre otras, los circuitos electrónicos imprimibles y las etiquetas sin pilas que recuperan la energía de las señales wifi y de radio. Es cuestión de tiempo –y no mucho– que se estandaricen y garanticen la reducción de costes.

Esto abre un amplio espectro de posibilidades, desde los envases de alimentos o medicamentos que pueden adaptar dinámicamente sus fechas de caducidad para reflejar las condiciones experimentadas durante la entrega, hasta los paquetes que pueden reorientarse sobre la marcha a petición del destinatario.

La adopción de nuevas herramientas de optimización de envases, materiales y tecnologías de manipulación impulsará significativamente la eficiencia, la sostenibilidad y la productividad en toda la cadena de suministro de principio a fin.

Esto, a su vez, permitirá al sector logístico cumplir los objetivos de emisiones cero y los crecientes estándares de calidad que la sociedad, y los clientes, esperan.

*** Diego García-Abril Goyanes, responsable de Go Green en DHL Supply Chain Iberia.