Semana Santa en Aragón.

Semana Santa en Aragón. Turismo de Aragón

Noticias

Incienso, velas, ruido y residuos: esta es la lista de las cosas que pueden contaminar en Semana Santa y que usted no conocía

El humo de los objetos que portan los cofrades, así como la basura y el ruido generado por las aglomeraciones de gente, son factores a tener en cuenta.

Más información: La falta de flor española por las lluvias ahoga a las cofradías: vienen de Israel o Colombia y valen el doble en Semana Santa

Andrea Gómez
Publicada

Cada año, la emoción de la Semana Santa se vive con intensidad. Pero, detrás del fervor religioso que muestran abiertamente los fieles que acuden a ver, emocionados, procesiones y actos solemnes ante las tallas, se esconden fuentes silenciosas de contaminación.

Desde la quema de incienso que, al arder, libera partículas y compuestos tóxicos; pasando por las velas, cuyo fuego no solo ilumina, sino que también emite contaminantes orgánicos; hasta el ruido de las procesiones que perturba la tranquilidad en barrios enteros, y la creciente montaña de residuos que muchas veces no se gestionan adecuadamente, la Semana Santa tiene un lado ambiental que pocos conocen.

Esta es la lista de elementos que pueden contaminar a corto y largo plazo y que podrían pasarse por alto en el ambiente festivo que, durante toda esta semana, inundará las calles de nuestro país.

Quema de incienso

El incienso es uno de los elementos más emblemáticos en las ceremonias religiosas. Su fragancia envuelve templos y procesiones, creando una atmósfera de recogimiento y solemnidad.

Sin embargo, al quemarse, el incienso libera una mezcla de compuestos orgánicos volátiles y partículas finas que podrían ser perjudiciales tanto para el medioambiente como para nuestra salud. Durante la combustión se generan compuestos potencialmente tóxicos, como el benzopireno y el formaldehído, además de dióxido de carbono.

Estos subproductos pueden contribuir a la formación de ozono troposférico, afectando la calidad del aire, especialmente en espacios cerrados o en zonas de alta concentración de eventos festivos. La exposición a estos contaminantes se ha relacionado con problemas respiratorios y cardiovasculares, particularmente en personas con afecciones preexistentes o en niños.

Humo y cera

Las velas son otro elemento tradicional durante la Semana Santa. Utilizadas en iglesias, hogares y procesiones, su combustión no sólo aporta luz en la tenue escena católica y simboliza la esperanza, sino que también puede ser fuente de contaminantes.

Semana Santa.

Semana Santa.

Las velas, sobre todo las fabricadas con parafina, pueden liberar compuestos orgánicos volátiles como el estireno, que si bien en concentraciones bajas podría no ser alarmante, en ambientes con múltiples velas encendidas se suman, generando residuos que afectan la calidad del aire.

Los restos de cera, mechas y otros componentes de las velas pueden derivar en residuos no biodegradables si no se gestionan adecuadamente, contribuyendo a la contaminación del suelo y el agua en áreas urbanas y rurales.

A ritmo de tambor

Las procesiones de Semana Santa, con bandas musicales, el retumbar de tambores, el sonar de las cornetas y el bullicio de grandes aglomeraciones, generan altos niveles de contaminación acústica que, en distinción al resto, es inmediata.

Durante las procesiones y actos ceremoniales, el uso de megafonía y la concentración de personas en calles estrechas elevan los niveles de decibelios más allá de lo recomendado para áreas urbanas.

La exposición prolongada al ruido intenso puede producir estrés, trastornos del sueño, así como problemas de audición y cardiovasculares, afectando no solo a los participantes sino también a vecinos y transeúntes.

Masificación y basura

Las celebraciones religiosas generan, además de un ambiente masificado cargado de simbolismo, una cantidad considerable de residuos sólidos o basura que, en ocasiones, no se gestionan adecuadamente.

Durante la Semana Santa se generan restos de envoltorios, papel, flores, decoraciones y otros desechos que, al no ser reciclados o recogidos de forma correcta, pueden terminar en vertederos o dispersarse en los espacios públicos.

La acumulación de esta basura o desechos afecta la calidad del suelo y, a su vez, puede provocar la contaminación de cursos de agua cercanos. Además, la dispersión de estos materiales genera impactos visuales y fomenta la proliferación de plagas.