Panorámica de Madrid con el cinturón de contaminación visible, a 24 de enero.

Panorámica de Madrid con el cinturón de contaminación visible, a 24 de enero. Marcos del Mazo Getty Images

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España se queda (por poco) fuera de la lista de países que respiran aire limpio: solo 7 cumplen la pauta de la OMS

Un informe de IQAir señala que el país supera por 4,9 microgramos los niveles máximos de partículas PM2,5 que puede haber en la atmósfera.

19 marzo, 2024 20:00

El planeta se acerca a paso acelerado a la cuarentena climática. Según un estudio reciente de IQAir, referente en el seguimiento de la calidad atmosférica en el mundo, solamente el 5% de los países cumplieron en 2023 con las pautas de calidad del aire marcadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para las partículas de menos de 2,5 micras de diámetro PM2,5, uno de los contaminantes más dañinos para la salud humana.

A principios de marzo, investigadores de la Universidad de Monash (Australia) analizaron los efectos por la exposición a corto plazo a la polución del aire. Hoy, IQAir revela en su análisis, centrado en 134 países y territorios, que solo 7 de ellos —Australia, Estonia, Finlandia, Islandia, Mauricio, Granada y Nueva Zelanda— cumplieron en 2023 las pautas establecidas por la OMS para exigir un nivel medio de contaminación igual o inferior a 5 microgramos por metro cúbico (µg/m3).

En la lista, ordenada del lugar más contaminado —Bangladés, con 79,9 µg/m3— al más limpio —la Polinesia Francesa, con 3,2µg/m3—, España se sitúa en el puesto 95, con 9,9µg/m3, lo que dobla la exposición anual considerada segura por el organismo. Aunque no es el puesto ideal, es suficiente para entrar en la categoría 'verde', que comparte con Rusia, Japón, Francia, Bélgica o Países Bajos, entre otros. 

Las directrices de 2021 rebajaron a la mitad los límites de concentración aceptados, que antes eran de 10 µg/m3. De haberse mantenido, los 31 estados y colectividades de esta clasificación cumplirían con los niveles de referencia. Sin embargo, como muestra de una preocupación cada vez mayor por este contaminante, la OMS actualizó su guía con límites y objetivos intermedios diseñados para ayudar a las zonas con alta contaminación del aire a reducirla poco a poco. 

La polución, de Asia a Europa

El origen de las PM2,5 es fundamentalmente antropogénico, es decir, está ligado a la actividad humana: las expulsan los coches diésel, las fábricas e incluso los incendios forestales. Cuando se inhalan, penetran el tejido pulmonar y pueden llegar al torrente sanguíneo, provocando enfermedades. En 2016, se estima que 4,2 millones de muertes prematuras se asociaron a partículas finas, según datos de la ONU. 

Si bien es cierto que el mundo respira un aire mucho más limpio que durante buena parte del siglo pasado, los progresos respecto a 2022 "han ido hacia atrás", expresó Glory D. Hammes, directora ejecutiva de IQAir en Norteamérica. "Estamos muy acostumbrados a tener un nivel de contaminación de fondo demasiado alto para ser saludable; no estamos haciendo ajustes con la suficiente rapidez", aseguró.

Las alarmantes cifras de contaminación del aire en Asia central y meridional han evidenciado la situación en la que se encuentran los países en desarrollo, que en muchas ocasiones dependen de combustibles altamente contaminantes para cubrir las necesidades de la población. Según el informe, Bangladés, Pakistán, India y Tayikistán fueron los cuatro países más contaminados del mundo en el año pasado.

Qué respiran los españoles

En Europa, solamente un 6,7% de las ciudades regionales cumplieron con los estándares en 2023. La que tuvo el cielo más contaminado fue Igdir (Turquía), mientras que en las antípodas se encontró Santana (Portugal). España también está representada en ese ranking: Castellón fue la octava localidad más limpia de todo el continente el año pasado, con unos niveles de 3 PM2,5 µg/m3 en el distrito del Grao.

El Informe anual sobre la calidad del aire en el mundo también repite esa misma clasificación con las capitales de cada país. De entre todas las que hay datos disponibles, Madrid se sitúa en la posición 92, con una concentración de 9 µg/m3, frente a los desorbitados 92.7 µg/m3 de Nueva Delhi o los más que aceptables 2,7 µg/m3 de San Juan, capital puertorriqueña. 

Como en los demás países, el cambio climático es un factor determinante como agravante de los episodios de mala calidad del aire en España. El corpus investigador que alerta sobre esto es extenso: el pasado septiembre, una investigación de The Guardian aseguró que el 49% de los españoles respiran aire tóxico debido a las concentraciones de PM2,5.

Otro informe reciente, publicado por ISGlobal, cuantificó el tiempo de exposición a determinados contaminantes en el aire de Europa. La conclusión que extrajo fue que el 86,3% de la población del viejo continente experimentó al menos una jornada con contaminación compuesta al año. La provincia que registró más días así fue Granada: sus habitantes respiraron altas concentraciones de PM2,5 durante 169 días del año.

Como ya informó de ello este periódico, el informe puso de manifiesto cómo, en un contexto marcado por la disminución de los niveles de PM y dióxido de nitrógeno (NO2) y el aumento en un 0,58% del ozono (O3) al sur de Europa, la mayoría de las zonas de aire limpio de corta duración en nuestro país se situaron principalmente en las regiones del norte. 

[Casi el 100% de los españoles ha respirado aire contaminado por ozono por encima de los niveles seguros de la OMS]

El estudio de IQAir, por su parte, analiza datos de más de 30.000 estaciones en 134 países. Revela que aún existen brechas significativas en la monitorización de la calidad del aire en algunas regiones, especialmente en África. Esto es grave si se tiene en cuenta que, según Frank Hammes, consejero delegado global de IQAir, la falta de datos retrasa la adopción de medidas para paliar el problema de las PM2,5, uno de los contaminantes más perjudiciales junto con el dióxido de carbono.

Ante este panorama, los autores del informe hacen hincapié en la necesidad de abordar de manera urgente contaminación atmosférica y el cambio climático. Se prevé que, con el aumento de la frecuencia de eventos climáticos extremos, la calidad del aire seguirá empeorando si no se desarrollan políticas específicas para reducir las emisiones y proteger la salud de las personas en todo el mundo.