Uno de los médicos de MSF prepara una de las dosis de vacunación contra la malaria.

Uno de los médicos de MSF prepara una de las dosis de vacunación contra la malaria. Frédéric Janssens MSF

Historias

La triple 'cura' para la malaria que se estudia en Burundi desde hace un año: ya se hospitaliza a un 40% menos de niños

El proyecto piloto de Médicos Sin Fronteras consiste en un tratamiento pionero y sencillo que ya están recibiendo 18.000 niños de una de las zonas con más diagnósticos del país africano.

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La malaria es la principal causa de hospitalización y muerte de niños menores de cinco años en Burundi. Pero Médicos Sin Fronteras (MSF) se ha propuesto cambiar esta realidad: hace un año lanzaron un proyecto piloto en el que participan cerca de 18.000 menores de uno de los distritos de salud más afectados por la malaria, Cibitoke.

Según la organización humanitaria, el objetivo no es otro que demostrar que mediante la combinación de vacunación, quimioprevención en pastillas y distribución de mosquiteras impregnadas de insecticida, se puede reducir "drásticamente" el número de casos y de muertes. "Y hacer ver también al Gobierno de Burundi, y a la comunidad internacional, que resulta mucho más barato invertir en estos métodos de prevención que en el tratamiento de pacientes enfermos".

Por el momento, el tratamiento de MSF contra la malaria se ha implementado en 20 centros de salud del país africano y los resultados son prometedores: si se compara el número de casos del tercer trimestre de 2025 (293 menores) y los del mismo periodo del pasado año (496), se observa una disminución del 40% en la cantidad de niños hospitalizados por malaria grave en el Hospital del Distrito de Cibitoke.

Desde la oenegé aseguran que también ha habido una reducción del 23% en las consultas relacionadas con la malaria simple en los centros de salud: la cifra pasó de 11.710 en el tercer trimestre de 2024 a 9.046 este año.

Tal y como explica Zakari Moluh, coordinador del proyecto de MSF en Cibitoke, "este distrito está entre los que registran el mayor número de casos y muertes por malaria, y nuestros equipos ya han intervenido allí en situaciones de emergencia para responder a brotes".

Una de las colas para recibir tratamiento.

Una de las colas para recibir tratamiento. Frédéric Janssens MSF

Esta triple protección que propone MSF quiere darle la vuelta a las cifras de Burundi donde, en 2023, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se registraron más de 1.800 muertes relacionadas con esta enfermedad, principalmente entre niños menores de cinco años.

Los motivos por los que este país es uno de los mayores afectados por esta enfermedad son complejos: factores geográficos, climáticos, ecológicos, sanitarios y socioeconómicos contribuyen a la endemicidad y magnitud de la malaria. La de MSF es una de las estrategias que, en los últimos años, han puesto en marcha las oenegés y las autoridades sanitarias.

Triple 'cura'

En este contexto, la labor de MSF y el Ministerio de Salud de Burundi buscan combinar a gran escala tres medidas preventivas, de manera simultánea, algo que no se había hecho hasta ahora.

"Para una respuesta más sostenible, propusimos un enfoque piloto a las autoridades: proteger a todos los niños mediante la vacunación contra la malaria, el tratamiento preventivo de larga duración y la provisión de mosquiteros tratados con insecticida, todo al mismo tiempo", indica Moluh.

Las mosquiteras que reparten los sanitarios.

Las mosquiteras que reparten los sanitarios. Dorine Niyungeko MSF

Y explica en qué consiste su proyecto piloto: "La vacunación y el tratamiento preventivo se refuerzan mutuamente para garantizar la máxima eficacia. Al añadir protección física a través de los mosquiteros, buscamos ofrecer la mejor defensa posible a los menores de cinco años, el grupo de edad más vulnerable".

Una "pesada carga"

En la práctica, el proyecto piloto de MSF se traduce en que, en cada uno de los 20 centros sanitarios donde se ha implementado, cada niño recibe cuatro dosis de la vacuna RTS,S contra la malaria entre los seis y los 18 meses de edad. Con la primera vacuna, la familia recibe una mosquitera tratada con insecticida.

Entre los nueve y los 24 meses, estos niños reciben una nueva protección adicional, esta vez en forma de tabletas de sulfadoxina/pirimetamina, lo que se denomina quimioprevención perenne de la malaria (PMC).

Desde MSF aseguran que el entusiasmo entre las familias es evidente, y se manifiesta en forma de colas interminables para acceder a la vacunación. La alta asistencia a los centros de salud para recibir esta triple cura es el resultado directo de las campañas de sensibilización y seguimiento realizadas por trabajadores comunitarios de salud entre familias y asociaciones, en particular las compuestas por mujeres.

Uno de los médicos vacunando a un bebé.

Uno de los médicos vacunando a un bebé. Frédéric Janssens MSF

"La magnitud del problema, así como el coste que la enfermedad impone a los hogares, generan un fuerte interés en las comunidades", explica Adélaïde Ouabo, coordinadora de país de MSF en Burundi.

En su bajo coste está la clave de esta iniciativa, con la que la oenegé médica quiere demostrar que la prevención de la malaria puede ser más asequible de lo que ha sido hasta ahora.

Porque, como zanja Ouabo, "el coste médico del tratamiento de la malaria —sobre todo en sus formas graves— supone una pesada carga para las familias y para el sistema sanitario burundés. Estos gastos masivos contrastan con la baja inversión necesaria para poner en marcha la estrategia de triple protección".