Un helicóptero de emergencias trabaja sobre un incendio forestal.

Un helicóptero de emergencias trabaja sobre un incendio forestal. LBochev Istock

Historias

La luz solar incrementa la contaminación causada por el humo de los incendios forestales, según un estudio

El hallazgo revela un proceso químico oculto que transforma los aerosoles del fuego en nuevos compuestos reactivos, con efectos en la calidad del aire.

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Mariana Goya
Publicada

Un estudio internacional ha revelado que la luz solar no solo ilumina los cielos cubiertos por el humo de los incendios forestales, sino que también agrava su impacto en la calidad del aire.

O, por lo menos, esta ha sido la conclusión a la que ha llegado un grupo de investigadores de la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdullah (KAUST), en Arabia Saudí, y de la Academia China de Ciencias. 

De acuerdo a su publicación, sus estudios confirman que las partículas de humo actúan como pequeñas fábricas químicas bajo la radiación social, generando contaminantes adicionales que escapan a las previsiones de los modelos atmosféricos actuales. 

De este modo, el trabajo ofrece una explicación a un fenómeno observado desde hace años. Y es que durante los grandes incendios forestales, las mediciones de campo detectaban ya niveles anormalmente altos de oxidantes, como los peróxidos, incluso en entornos urbanos donde su formación debería ser mínima. 

La cuestión es que estos compuestos son altamente reactivos y contribuyen a la formación de neblina y material particulado. Ambos, factores que degradan la calidad del aire y aumentan los riesgos respiratorios. 

Un proceso complejo

Para entender el descubrimiento en su totalidad es preciso ir paso a paso. Y, en ese sentido, hace falta explicar alguna que otra cuestión por anticipado.

En primer lugar, debemos saber que el humo de los incendios forestales está compuesto por una compleja mezcla de gases y partículas sólidas conocidas como aerosoles de combustión de biomasa. 

Lo que ocurre es que, según el estudio, algunas de las moléculas coloreadas presentes en estas partículas actúan como fotosensibilizadores. Es decir, al absorber la luz solar, entran en un estado que desencadena una cadena de reacciones químicas rápidas. 

Y, al mismo tiempo, estas reacciones producen radicales de peróxido que, a su vez, generan peróxidos dentro de las propias partículas. 

La luz solar incrementa la contaminación causada por el humo de los incendios forestales.

La luz solar incrementa la contaminación causada por el humo de los incendios forestales. MarioGuti Istock

"El estudio muestra que las partículas de humo pueden eludir la supresión tradicional por óxidos de nitrógeno en ambientes contaminados al generar oxidantes internamente bajo la luz solar", explica Chak Chan, coautor del trabajo y decano de la División de Ciencias Físicas e Ingeniería de la KAUST.

Por ese motivo, dice, "esta vía impulsada por partículas es sorprendentemente eficiente", pues se realizan "órdenes de magnitud más rápida que lo que pueden proporcionar las vías clásicas". 

El tema es que, en condiciones normales, los óxidos de nitrógeno (NOx), generados principalmente por la quema de combustibles fósiles, bloquean las rutas químicas en fase gaseosa que producen peróxidos. 

Sin embargo, este nuevo descubrimiento demuestra que el humo de los incendios forestales puede sortear esta limitación al generar estos oxidantes dentro de las propias partículas. Lo que, de acuerdo a las conclusiones de la publicación, se traduce en una fuente oculta y claramente eficiente de contaminación atmosférica

Salud y clima

Aunque los peróxidos no están clasificados como gases de efecto invernadero, su impacto en la química atmosférica es significativo. 

Los expertos indican que actúan como reservorios de radicales que facilitan la formación de nuevas partículas en suspensión y la generalización de neblina, lo que agrava la contaminación en las ciudades cercanas a incendios o afectadas por su transporte atmosférico. 

En cualquier caso, los investigadores advierten de que esta "química impulsada por partículas" no ha sido suficientemente considerada en los modelos que utilizan las autoridades para predecir la calidad del aire y el comportamiento del clima. 

"Esta química descuidada significa que los modelos actuales de calidad del aire y del clima subestiman la producción de oxidantes de los incendios forestales", tal y como señalaba Chan. 

Por ese motivo, añadía, es fundamental "actualizarlos para que las comunidades anticipen mejor los riesgos para la salud y los impactos ambientales de un mundo en calentamiento". 

De hecho, según los datos recopilados por el equipo, los fuegos en el oeste de Estados Unidos se han cuadruplicado en tamaño desde la década de 1980, mientras que las áreas quemadas en la región mediterránea se han visto más que duplicadas en las últimas dos décadas. 

Así, este incremento en la frecuencia e intensidad de los fuegos implica una mayor cantidad de humo en la atmósfera y, por tanto, más partículas reactivas que la luz solar puede transformar en nuevos contaminantes. 

Más allá del fuego

Los peróxidos y radicales generados en el humo pueden penetrar profundamente en el sistema respiratorio, causando inflamación y exacerbando enfermedades como el asma o la bronquitis.

Además, al contribuir a la formación de partículas secundarias, estos compuestos empeoran los índices de calidad del aire, incluso en regiones alejadas del foco del incendio.

Los resultados también plantean interrogantes sobre el papel de los incendios forestales en la dinámica del clima global. Y es que, al alterar la composición química de la atmósfera, se pueden modificar los ciclos de oxidación y afectar la vida útil de otros gases.

De ahí que los autores del estudio consideren que incorporar estos nuevos mecanismos químicos a los modelos atmosféricos sea fundamental para mejorar la capacidad de prever episodios de contaminación asociados a incendios.