Una mujer sufriendo ansiedad en su puesto de trabajo.

Una mujer sufriendo ansiedad en su puesto de trabajo.

Historias

Salud mental en el trabajo: "El verdadero cambio empieza cuando las empresas dejan de actuar solo tras una baja"

Luis Iglesias, director de la Unidad de Absentismo de Quirónprevención, analiza los motivos por los que se producen incapacidades temporales.

Más información: ¿Depresión? ¿Ansiedad? ¿Estrés?: Los síntomas de una precariedad laboral que impacta en la salud mental

Raquel García
Publicada

Más de la mitad de las bajas laborales en España están directamente relacionadas con la salud mental. Una cifra que no solo alerta sobre el coste humano del malestar psicológico, sino que pone contra las cuerdas a las empresas: ¿cómo están cuidando —o descuidando— el bienestar emocional de sus equipos?

Luis Iglesias, director del Área de Absentismo de Quirónprevención y experto en riesgos psicosociales, lanza una advertencia clara: "El absentismo por salud mental es un síntoma, no la enfermedad". En otras palabras, el problema no empieza con la baja médica, sino mucho antes.

El 51% de las incapacidades temporales en España están vinculadas a trastornos de salud mental. Esta realidad ha convertido el malestar psicológico en la segunda causa que más días de baja genera en el sistema. Pero, ¿qué está fallando?

Las causas son diversas, aunque muchas se repiten con inquietante frecuencia. Una de las más extendidas es la sobrecarga laboral.

"No se trata solo de cuánto se trabaja, sino del desequilibrio entre demandas y recursos", explica Iglesias. Tanto el exceso de exigencias como la infrautilización del talento pueden convertirse en fuentes crónicas de estrés.

A esto se suma un problema de liderazgo. Mandos que desorientan, generan miedo al error o brindan retroalimentación negativa no sólo afectan al rendimiento individual, sino que deterioran el clima del equipo.

También es habitual encontrar entornos sin apoyo emocional, donde predomina la soledad laboral o la desconfianza organizacional.

Por otra parte, la incertidumbre laboral, la falta de desarrollo profesional y la precariedad minan la salud emocional de los equipos. Todo ello, agravado por un estigma persistente: en muchas empresas aún se penaliza implícitamente pedir ayuda o simplemente mostrarse vulnerable.

"El presentismo emocional —ir a trabajar estando mal por miedo a las consecuencias— es una bomba de tiempo", advierte Iglesias.

Los efectos no se hacen esperar: una caída silenciosa del rendimiento, conflictos interpersonales, aumento de errores, rotación descontrolada. Las bajas, dice el experto, son solo el final de una cadena de señales que muchas veces se ignoran.

Reaccionar tarde sale caro

Muchas empresas siguen abordando la salud mental desde un enfoque reactivo: solo actúan cuando alguien ya está de baja. Iglesias es tajante: "Ese modelo implica más bajas, más largas y con mayor riesgo de reincidencia. Lo vemos a diario".

En contraste, las compañías que apuestan por la prevención integran el bienestar emocional en su cultura. Esto incluye evaluaciones periódicas de riesgos psicosociales, programas de apoyo psicológico, formación en liderazgo saludable y políticas internas claras.

Y los datos respaldan este enfoque: según revisiones de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (EU-OSHA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), las estrategias preventivas pueden reducir entre un 20% y un 30% el absentismo por salud mental y mejorar entre un 15% y un 20% el compromiso y la retención del talento. Además, cada euro invertido en salud mental puede generar un retorno económico de entre 2,3 y 5,7 euros.

Detectar el riesgo

Pero prevenir no significa improvisar. Iglesias insiste en que lo fundamental es contar con un diagnóstico riguroso. Las herramientas existen: cuestionarios validados como FPSICO o ISTAS21, entrevistas cualitativas, focus groups, y análisis de datos objetivos como la rotación, el absentismo o el uso de recursos de ayuda.

También se pueden utilizar indicadores del bienestar subjetivo, como el WHO-5, GHQ-12 o el índice UWES. "No existe un único termómetro. Lo importante es mirar los datos en conjunto, entender la percepción de los equipos y seguir su evolución", explica.

Ilustración de una mujer con ansiedad en el trabajo.

Ilustración de una mujer con ansiedad en el trabajo. iStock

Aunque la salud mental afecta a toda la plantilla, hay grupos especialmente vulnerables. Las mujeres y los profesionales entre 18 y 34 años presentan tasas más altas de afectación, pero por motivos distintos.

En el caso de los jóvenes, es clave ofrecer programas de mentoring, formación en habilidades psicosociales —como gestión del estrés o comunicación asertiva—, y fomentar su participación en decisiones relevantes para reforzar su sentido de propósito.

En el caso de las mujeres, las estrategias deben centrarse en políticas reales de conciliación, corresponsabilidad, equidad salarial y promoción profesional.

Los mandos intermedios

"El 30 % de la variabilidad en síntomas de estrés en un equipo se explica por la calidad del liderazgo inmediato", señala Iglesias. Los mandos intermedios son, en muchos casos, el primer sensor de lo que ocurre dentro de los equipos.

Por eso, su formación debe enfocarse en tres grandes áreas: el reconocimiento temprano de señales de alerta, el desarrollo de habilidades de comunicación empática y la capacidad de activar recursos de apoyo de forma adecuada.

Desconexión digital

La hiperconectividad se ha convertido en otro riesgo silencioso. Las personas que responden mensajes fuera del horario laboral tienen más probabilidades de sufrir insomnio, ansiedad o burnout digital.

Para combatirlo, Iglesias recomienda establecer normativas internas claras que garanticen el derecho a la desconexión, así como implementar restricciones tecnológicas (como retrasar el envío de correos fuera de horario) y promover una cultura de "higiene digital", empezando por los propios líderes.

Programa integral

El bienestar emocional no se logra con una charla al año ni con una app de meditación. Requiere de un enfoque estructurado, integral y sostenido en el tiempo.

Desde Quirónprevención, el programa BEmind es un ejemplo de este enfoque. Ofrece desde evaluaciones psicosociales con metodologías validadas, hasta planes de acción sectorizados, formación para directivos y mandos, asistencia psicológica confidencial (presencial, telefónica o digital), campañas de sensibilización y seguimiento de procesos de reincorporación tras una baja.

"El bienestar no es un coste, es una inversión estratégica", concluye Iglesias. "Solo cuando las empresas entienden esto, empiezan a avanzar de verdad".

No cuidar de la salud mental sale muy caro: más bajas, menor productividad, mayor rotación y, sobre todo, más sufrimiento humano. Pero la buena noticia, dice Iglesias, es que la prevención funciona. Y cada vez más empresas lo están entendiendo.