Hacerse un hueco en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco es un objetivo que los países se marcan cada año con el objetivo de encontrar un sitio en el escaparate global donde mostrar su identidad, cultura y rincones más emblemáticos. La historia de este codiciado recopilatorio comienza en 1972, cuando la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural constató que ciertos lugares de la Tierra gozan de un "valor universal excepcional" que debe ser protegido en el tiempo.

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Hoy en día, son 1.121 los sitios que se incluyen dentro de la lista. De ellos, 869 destacan por su interés cultural, 213 son espacios naturales de gran valor y 39 son espacios mixtos. Las Pirámides de Egipto, la Gran Muralla china y los canales de Venecia son algunos de los bienes reconocidos por Naciones Unidas, pero, además de estos, Unesco también incluye algunas joyas de la ingeniería ferroviaria que destacan por su complejidad y la belleza del entorno que las rodea.

En el mundo existen 6 trayectos que han pasado a la historia como emblemas de la modernidad, y que hoy todavía pueden recorrerse ya que se mantienen en funcionamiento. ¿Dónde se encuentran?

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    Semmering (Austria)

    Es la primera línea ferroviaria protegida por la UNESCO, un logro con el que se hizo en el año 1998. El trayecto Semmering se dispone a lo largo de 41 kilómetros que recorren la geografía austríaca conectando las localidades de Mürzzuschlag y Gloggnitz. Se inauguró en el año 1854, con 16 viaductos, 14 túneles y más de un centenar de puentes de piedra que se alzan imponentes sobre el espectacular paisaje montañoso. Pese a las dificultades que presentó su construcción, esta ingeniosa obra de ingeniería sigue siendo hoy la forma más rápida de conectar la capital con el sur del país.

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    Darjeeling (India)

    Darjeeling debe su fama mundial a un producto, el té, pero también al trayecto que los viajeros deben hacer para llegar hasta la localidad en la que se cultiva. Esta vía histórica, inaugurada en 1881 para responder a las necesidades de transporte de los comerciales británicos, fue la segunda en recibir el emblema de la UNESCO. Se trata de un zigzagueante recorrido situado en plena cordillera del Himalaya que puede alcanzar una altitud de 2.258 metros. Aunque hoy sigue activo, el tren solo ofrece dos trayectos al día, con una velocidad que no supera los 10 kilómetros/hora. 

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    Mar Caspio (Irán)

    El Ferrocarril Transiraní, se extiende a lo largo de más de 1.900 kilómetros a través del vasto paisaje de Irán. Conectando el Golfo Pérsico con el mar Caspio, esta línea es un testimonio de la ambición humana y la ingeniería audaz. El trayecto destaca por su capacidad para atravesar desiertos abrasadores, montañas escarpadas y ciudades históricas, permitiendo que la diversidad geográfica y cultural de Irán se reflejen en su recorrido.

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    Cordillera Nilgiri (India)

    India ocupa un lugar especial en esta lista gracias a su gigantesca y potente red nacional. Por las empinadas laderas de las montañas Nilgiri, al sur del país, transcurre el recorrido del denominado tren de juguete, una locomotora de cremallera desde la que se puede disfrutar de un impresionante viaje al corazón de África. En julio de 2005, Unesco incorporó la línea como una extensión del ya Patrimonio de la Humanidad ferrocarril Darjeeling del Himalaya

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    Kalka-Shimla (India)

    Este ferrocarril es un tesoro histórico en la India que serpentea a través de las colinas de Himachal Pradesh. Construido para conectar Shimla con el sistema de ferrocarriles del país durante el Raj británico, lo que lo distingue es su estatus como una de las líneas ferroviarias de vía estrecha más pintorescas del mundo. A medida que el tren asciende a través de 102 túneles, puentes y espectaculares curvas en herradura, también ofrece vistas panorámicas de las montañas del Himalaya. 

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    Ferrocarril Rético (Suiza)

    Los trenes de Albula y Bernina en Suiza constituyen una dupla que ofrece un viaje inolvidable a través de los Alpes suizos. La primera línea se distingue por su ruta sinuosa a través de exuberantes valles, numerosos puentes y túneles, mientras que la Bernina atraviesa paisajes alpinos y glaciares. Ambos recorridos se integran dentro del entorno montañoso y actualmente mantienen su autenticidad histórica, regalando a los pasajeros una experiencia ferroviaria de excepción.

Elena Pérez