Desde Ourense hasta Zamora y León: las 18 imágenes aéreas más impactantes del paisaje español tras ser arrasado por el fuego

2025 pasará a la historia como el año en el que el verde se tiñó completamente de negro. En materia de incendios, ya se considera uno de los peores desde que hay registros. Casi 400.000 hectáreas calcinadas en tan solo 15 días avalan esta afirmación.

Por este motivo, el reconocido fotógrafo social y medioambiental Pedro Armestre, de la mano de la oenegé Greenpeace, quiso reflejar esta triste realidad más allá de los números. Con su lente y talento, profesional y organización se embarcaron en un viaje aéreo en el que sobrevolaron las zonas más afectadas por el fuego.

De este modo, han documentado la "devastación" y la "magnitud de la destrucción" —tal y como lo describen— que han asolado estos territorios. El resultado son unas imágenes impactantes y exclusivas de zonas de muy difícil acceso. Algunas, incluso, no habían sido nunca fotografiadas. Hasta ahora.

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Sanabria (Zamora), El Bierzo (León) y la provincia de Ourense son protagonistas desde el aire, situándose en el mapa de una tragedia ambiental de la que no se recuerdan precedentes cercanos.

Lo que el fuego se llevó

Los incendios forestales de este año solo han sido superados en magnitud por los registrados en 1978, 1985, 1989 y 1994, según los datos publicados por Greenpeace. Además, lo que distingue 2025 frente al resto es que se ha rebasado el promedio histórico de superficie arrasada por los grandes incendios forestales (GIF).

En esta ocasión, cada GIF ha afectado, en promedio, a 6.100 hectáreas, mientras que hasta ahora la media se situaba en torno a 1.500 ha/GIF.

En otras palabras, cada gran incendio forestal está devastando una extensión de terreno cuatro veces mayor que lo habitual. Además, de los 10 mayores fuegos ocurridos en lo que va de siglo, ocho se han producido en el presente curso.

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Estos datos evidencian con claridad cómo el cambio climático continúa intensificándose y agudizando fenómenos meteorológicos extremos como los propios incendios, las olas de calor y las inundaciones.

Pero más allá del impacto ambiental, estas llamas han tenido un balance desolador traducido en pérdidas humanas y económicas. Hasta la fecha son ocho las personas fallecidas, al menos 50 heridas y más de 30.000 personas desalojadas. Un impacto social que, desde luego, se torna muy difícil de recoger con una cámara de fotos.

"Desde el aire, lo que se ve no es solo tierra quemada: son hogares perdidos, paisajes convertidos en ceniza y un futuro que se apaga. Es un país en llamas y una emergencia que ya no podemos permitirnos ignorar. Si no se invierte en prevención y gestión forestal, cada verano será peor que el anterior", expresó Pedro Armestre.

El fotógrafo ha trabajado en 20 campañas de extinción de incendios forestales en primera línea de fuego y colabora habitualmente con Greenpeace.

Medidas de urgencia y un pacto de Estado

2025 ha sido, sin duda, el año de romper todos los récords. En su periodo estival, acumula también plusmarcas que explican la virulencia de los incendios y sus dificultades de extinción.

Una ola de calor que se prolongó durante 16 días intensificó los fuegos que arrasaron gran parte de la península, superando temperaturas históricas y situándose como la más extrema registrada oficialmente.

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Así, España se ha consolidado como uno de los territorios más vulnerables frente a la crisis climática, que amplifica múltiples efectos: incendios forestales de gran magnitud, procesos de desertificación, episodios de lluvias torrenciales e inundaciones, disminución de los recursos hídricos y aumento de la escorrentía.

Por eso, desde la organización exigen "medidas de urgencia", así como un acuerdo entre autoridades competentes que corrijan "el abandono al medio rural".

"Es preciso que se gestionen las masas forestales que son el escenario donde transcurre el fuego. Y que paralelamente se trabaje en el pacto de Estado para definir una hoja de ruta nacional ambiciosa con compromisos vinculantes. Además, se trata de conseguir financiación estable, participación ciudadana y un sistema de rendición de cuentas, con foco en aquellas personas en situación de vulnerabilidad", expresó Mónica Parrilla de Diego, responsable de la campaña de incendios forestales de Greenpeace.