Uno de los talleres de tejedoras.

Uno de los talleres de tejedoras. Cedida.

Historias

"Volver a ser feliz" con Amoami: así se integran las refugiadas ucranianas mediante el crochet

La entidad organiza talleres de ganchillo en los que las mujeres tejen ositos que después venden y las ganancias son reinvertidas. 

1 julio, 2023 01:53

La invasión rusa a Ucrania ha obligado a la población civil a huir en busca de seguridad, protección y ayuda. Millones de personas han cruzado la frontera buscando ayuda humanitaria. Del total de refugiados ucranianos que llegaron a España, 103.879 son mujeres. Aquí han recibido la ayuda de organismos oficiales y otras entidades. 

Una de ellas es Amoami, una asociación dedicada a apoyar a las refugiadas ucranianas a través del crochet como terapia y que está celebrando su primer aniversario. 

La organización fue fundada en mayo de 2022 con el objetivo de ayudar a la comunidad ucraniana en España y desde entonces se ha expandido hasta llegar a un público internacional. Su misión es proporcionar una forma de terapia social para mujeres ucranianas que viven en distintos países de Europa, sirviendo como apoyo financiero y como vehículo de creación de una comunidad. 

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Durante el último año, Amoami ha crecido hasta convertirse en una comunidad de sesenta mujeres en cuatro países: España, Francia, Suiza y Ucrania. 

Crochet como terapia

Hacer crochet es una actividad relajante que une a las tejedoras a través de la artesanía y el ganchillo. 

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Las mujeres tejen ositos a crochet que después venden. La entidad organiza talleres y es durante estos cuando se crea el sentido de pertenencia. Además, cada artesana recibe los materiales y equipos para tejer tanto en casa como en los talleres. 

Una de las refugiadas ucranianas con su osito de ganchillo.

Una de las refugiadas ucranianas con su osito de ganchillo. Cedida.

Hasta el momento, la asociación ha logrado vender más de 1.500 amigurumis (como se conoce a estos ositos de ganchillos) en todo el mundo, siendo sus principales mercados Estados Unidos, Japón, Francia y Australia. 

"Encontré un propósito al hacer estos ositos Amoami a crochet, y ha sido un milagro para mí y mi salud mental. Con cada punto que hacemos ponemos nuestra alma y esperanza en estos adorables juguetes", cuenta Tamara, una de las integrantes del equipo de Amoami Valencia.

Cada muñeco es único y está hecho a mano por mujeres ucranianas extraordinariamente valientes. Además, llega empaquetado en bolsas de yute biodegradables y reutilizables. 

Según la entidad, todas las ganancias son revertidas directamente en las tejedoras y en la compra de material para continuar expandiendo el proyecto a más comunidades. 

Una nueva vida

Pero si hay algo mágico detrás de este proyecto solidario es cómo ayuda a integrarse y sentirse bien a las ucranianas desplazadas por la guerra. 

Olena es una de las mujeres que forman parte de Amoami. Aprendió a tejer con su abuela, aunque nunca había hecho un amigurumi antes. Para ella, hacer ganchillo es relajante y adictivo. Hoy, su padre y su abuelo están al oeste de Ucrania, mientras ella se refugia de los horrores de la guerra en Segovia. 

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Otra de las mujeres que forma parte de Amoami es Elena. Ella es de Mykolaiv, al sur de Ucrania, y acaba de unirse a la comunidad en Málaga. Mykolaiv es una de las principales ciudades devastadas por la guerra y cada día es bombardeada. 

"Antes de la guerra, tenía mi propio estudio desde donde creaba muchas cosas hermosas. Ahora todo eso se ha ido, mi familia está en España, escapando de los horrores de la guerra. Por primera vez desde el comienzo de la invasión, estoy emocionado de agarrar un ganchillo para hacer ositos maravillosos. Por primera vez volví a sentirme feliz. Estoy muy agradecido por la oportunidad de hacer algo que me gusta y me hace sentir viva de nuevo", confiesa. 

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Celebrando el primer año

Desde Amoami explican que su éxito se debe a su dedicado equipo de tejedoras y su pasión por el arte del crochet. La asociación también ha abierto un canal de YouTube para entrenar a nuevas integrantes y su temprano éxito dentro de la comunidad ha llevado a escalar el modelo en otros países.

Pero, ¿cómo empezó todo? El proyecto comenzó con un diseño exclusivo y un patrón de ganchillo minimalista e icónico diseñado por Rita Ruiz e inspirado en las Vyshyvankas ucranianas y sus bordados. 

Varios ositos de AMOAMI.

Varios ositos de AMOAMI. Cedida.

"Hicimos este patrón en español, inglés y ucraniano, y luego creamos un canal de YouTube para capacitar a las nuevas crocheters", señalan desde Amoami. Su temprano éxito dentro de su comunidad local les inspiró a escalar el proyecto para llegar a una audiencia internacional.

"Estamos orgullosos de celebrar nuestro primer aniversario y el éxito que hemos logrado en apoyar a las refugiadas ucranianas a través de arte terapéutico", expresan hoy miembros del equipo de Amoami. Y añade: "Los beneficios del crochet pueden ayudar a combatir el trastorno de estrés postraumático y la depresión, mejorar las habilidades de concentración, la autoestima y reducir la tensión muscular".

La organización se ha marcado como objetivo continuar su misión de proporcionar una forma de terapia social para las mujeres ucranianas y extender su impacto social a otros grupos en situación de exclusión.