Aldeanos sacan agua de un antiguo pozo en la aldea de Zula, cerca del sitio arqueológico de Adulis, al sur de Massawa, Eritrea.

Aldeanos sacan agua de un antiguo pozo en la aldea de Zula, cerca del sitio arqueológico de Adulis, al sur de Massawa, Eritrea. David Stanley Flickr

Historias

El país del mundo donde es más difícil conseguir agua: la escasez afecta a más del 80% de la población

Según un informe realizado por la oenegé WaterAid, esta nación africana encabeza la lista de los Estados con menor acceso a este recurso. 

6 mayo, 2023 02:23

Cuando a mediados de 2017 empezó la crisis del agua en Ciudad del Cabo, el mundo se quedó en shock. En una urbe turística y desarrollada, más de cuatro millones de personas sufrieron restricciones de agua. Se llegó incluso a hablar del ‘Día Cero’, el momento en el que los habitantes de la ciudad se iban a quedar sin agua.

Tal fue la crisis que las autoridades, desesperadas tras años de escasez, acabaron talando los árboles no autóctonos del lugar para tratar de salvar a la ciudad de la extrema sequía que vive. 

La situación de la urbe sudafricana es solo una de las muchas que existen en el mundo. La sequía, tal y como lo define la Organización Mundial de la Salud (OMS), puede ocurrir en cualquier parte del planeta y es un “desastre de evolución lenta caracterizado por la falta de precipitaciones, lo que resulta en una escasez de agua”. 

Y con el cambio climático, el patrón natural de las sequías se está alterando, “haciéndolas más frecuentes, prolongadas y severas”, explica el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés). Esta falta de agua, además, no sólo afecta al agua superficial —lagos, ríos o humedales—, sino que también puede afectar al agua subterránea almacenada en los acuíferos y en el suelo. 

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Cuál es el país con menos agua 

Según un informe elaborado por la oenegé británica WaterAid en 2018, Eritrea es el país con menor acceso a agua del mundo. En los últimos años, este país al noroeste del continente africano ha sufrido numerosas sequías y la falta de agua limpia afecta a más del 80% de los ciudadanos. 

Esto, explica Megan Ha en The Borgen Project, tiene un impacto directo en la pobreza crónica que sufre gran parte del país. Habiendo un acceso restringido a agua limpia, los eritreos tienen que acudir a fuentes de agua como ríos o arroyos, algo que puede generar enfermedades fatales como la diarrea o el cólera. 

También afecta directamente a las poblaciones más vulnerables, como las niñas, que cuando llegan al periodo de la pubertad y comienzan a menstruar, no pueden practicar una higiene adecuada. Eso hace que tengan que faltar a clase y terminen por abandonar la escuela. 

El segundo en la lista es Papúa Nueva Guinea, uno de los países más afectados por el cambio climático debido al aumento del nivel del mar. En 2015, casi 2,5 millones de personas —de una población de 8,9 millones— se vieron afectadas por la sequía debido a la intensificación del fenómeno de El Niño. 

Cerró el podio del informe Uganda, otro país africano que ha sufrido de la inestabilidad política y la guerra en las últimas décadas. En 2022, según la oenegé Water, de su población de 45 millones de personas, 38 millones (el 83% de la población) no tenían una fuente de agua confiable y administrada de forma segura. 

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El caso de Madagascar 

La gran crisis de alimentos que vivió la nación de la cuarta isla más grande del mundo desde 2021 fue declarada por el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU como la primera hambruna inducida por el cambio climático. El sur del país se vio afectado por sequías consecutivas durante varias temporadas desde 2019 y esto tuvo un impacto desastroso en la agricultura. Según el PMA, 1,47 millones de personas en la región necesitan en la actualidad asistencia urgente. 

La crisis de Madagascar es uno de los claros ejemplos de que son los países del Sur global los que más sufren las consecuencias del cambio climático, a pesar de haber sido los que menos han contribuido a ella.

Por ello, figuras como Mia Mottley, primera ministra de Barbados, han pedido que las naciones más ricas paguen una compensación económica por su contribución histórica a la emisión de unos gases de efecto invernadero a los que no han contribuido.