Rajoy e Iglesias en el Palacio de La Moncloa.

Rajoy e Iglesias en el Palacio de La Moncloa. Ballesteros Efe

Elecciones Generales LA ESTRATEGIA DEL DEBATE

Rajoy quiere reavivar en el debate a cuatro la pinza con Iglesias

Medirá los ataques para que no le pase lo mismo que a Aguirre, que perdió tras un duelo con Carmena.

6 junio, 2016 02:57

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A Mariano Rajoy no le gustan los debates “porque suponen un gran esfuerzo, una gran responsabilidad y hay que preparárselos mucho”. En una entrevista radiofónica hace justo un mes, reconoció abiertamente que “a nadie le apetecen los debates. No es algo cómodo y no me genera gran entusiasmo”. Sin embargo, como “en democracia es bueno y se trata de cumplir los estándares razonables”, el líder del PP ha aceptado ahora confrontar sus ideas en un plató de televisión con Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera.

El duelo se protagonizará el 13 de junio, justo al empezar la campaña electoral, en la Academia dee Televisión. Hasta ese día, el líder del PP trabajará concienzudamente con su jefe de campaña, Jorge Moragas, cuáles son los mensajes que quiere transmitir a la opinión pública. El candidato conservador quiere evitar la confrontación directa con los demás rivales y se centrará en vender a Rivera como el socio natural de Sánchez y a Iglesias como el único rival capaz de disputarle La Moncloa.

En el seno del PP son partidarios de no sacar los casos de corrupción que asolan al PSOE, sobre todo el caso andaluz y los ERE. Sin embargo, “será un tema que estará en la recámara” si Pedro Sánchez utiliza “el mismo tono” del último 'cara a cara', cuando llamó a Rajoy “indecente”. El líder conservador es consciente de que sus tres rivales centrarán el debate en desacreditarle públicamente ante la audiencia televisiva. El argumento que el líder del PP utilizará para defenderse de la corrupción es que “es cuestión de personas”, “no de partidos”, y enumerará una a una las medidas que su Ejecutivo ha impulsado para erradicar esta lacra.

Presumir de datos

Mariano Rajoy se llevará también debajo del brazo los últimos datos económicos para mostrarlos ante la opinión pública. El líder del PP se esmerará en transmitir el mensaje de que “para que la senda del crecimiento continúe, debe continuar él al frente del Gobierno”. Está todavía por discutir si vinculará Iglesias con Venezuela y “los retrocesos que a España traería un Gobierno radical de izquierdas”.

Mientras que la dirección nacional del PP diseña cuál es la imagen que quieren que transmita Mariano Rajoy en ese debate que se negó a protagonizar antes del 20D, nadie olvida los antecedentes del 24M en Madrid. Fue en otro plató de televisión, Telemadrid, donde Esperanza Aguirre perdió la Alcaldía de la capital. “¿Por qué dice usted que los etarras han sufrido mucho?, usted liberó a una señora del Grapo y a un etarra que después dijo que no se arrepentía de sus crímenes”. La entonces presidenta del PP de Madrid vinculó a su rival directamente con la banda terrorista ETA. Unas acusaciones, muy subidas de tono, que provocaron lo contrario: la movilización espontánea contra el PP, a favor de Manuela Carmena.

La derrota de Aguirre

Aquella derrota, histórica para los conservadores, no se olvida tan fácilmente. Por eso en Génova quieren medir al milímetro qué tipo de acusaciones se vierten sobre los rivales y cómo. “Además, Rajoy tiene un perfil completamente distinto al de Esperanza. Él nunca se prestaría a confrontar con Iglesias como ella lo hizo con Carmena”, reflexionan personas cercanas al presidente del Gobierno en funciones. Sin embargo, son conscientes de que en aquel duelo televisivo “se juega gran parte” de los votos que el PP pretende recuperar. “El tono será importante, pero debe quedar bien claro a los españoles que si quieren volver a la época dorada de la economía solo es posible con Mariano Rajoy”.

Estos son, hasta ahora, los planes que tienen en la cabeza los estrategas del PP. Todo puede “saltar por los aires” si los líderes de PSOE, C´s y Podemos “se ponen de acuerdo en humillar a Rajoy de cualquier manera”. Los conservadores cruzan los dedos para que, “al menos Sánchez”, “se corte antes de vincular a Rajoy con cualquier corrupto del PP”.