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Las bodas de diciembre ganan fuerza en Castilla-La Mancha: por qué cada vez más parejas eligen el invierno para casarse
El tirón de los enlaces de invierno llena la agenda del último mes del año en la región, donde cada vez es más difícil encontrar hueco.
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Hasta hace pocos años, diciembre era un mes casi olvidado para celebrar bodas. El frío, los días más cortos y la cercanía de las fiestas navideñas hacían que pocas parejas se animaran a darse el "sí, quiero" en pleno invierno. Sin embargo, esta tendencia está cambiando.
Cada vez son más las parejas que eligen diciembre para contraer matrimonio, hasta el punto de que, en ciudades como Toledo, apenas quedan fechas libres en algunas parroquias y salones para celebrar bodas en ese mes.
Los datos lo confirman. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en Castilla-La Mancha las bodas en diciembre han pasado de 223 en 2011 a 372 en 2023, un incremento sostenido a lo largo de la última década, pese a que sigue siendo un mes menos popular que otros. La evolución muestra que, mientras que antes rondaban las 260 bodas, ahora superar las 350 se ha vuelto algo habitual.
Aunque diciembre ha ganado peso, el calendario sigue dejando claro cuáles son los meses estrella para casarse. Junio y septiembre se mantienen a la cabeza. En 2023, por ejemplo, junio registró 1.096 bodas y septiembre, 1.133.
Les siguen de cerca julio (885 bodas) y mayo (718). Son meses asociados tradicionalmente al buen tiempo y las celebraciones al aire libre, lo que los convierte en los más codiciados para organizar un enlace.
¿Qué está detras de este auge?
Entonces, ¿por qué triunfan las bodas en diciembre? Hay varios factores. En primer lugar, el encanto especial que aporta el invierno, con las calles iluminadas, la decoración navideña, los espacios cerrados decorados con velas, mantas, chimeneas y detalles que hacen del ambiente algo más íntimo y diferente.
Muchos novios destacan que diciembre les permite celebrar una boda de cuento, con un aire cálido y romántico difícil de conseguir en otras épocas del año.
Otro motivo importante es el económico, ya que en temporada baja los precios suelen ser más competitivos. Salones de celebraciones, restaurantes, fotógrafos y otros proveedores ofrecen más disponibilidad e incluso descuentos respecto a los meses fuertes del calendario nupcial. Esto permite a las parejas destinar parte del presupuesto a otros detalles que en temporada alta resultan inasumibles.
También influye la idea de celebrar bodas distintas, que rompan con lo convencional y ofrezcan una experiencia original tanto a los novios como a los invitados. Además, al estar tan cerca de la Navidad, muchas familias aprovechan la reunión para convertir la boda en una gran celebración conjunta, reforzando el carácter entrañable de estas fechas.
En definitiva, aunque junio, septiembre y julio siguen reinando en el calendario nupcial, diciembre se ha hecho un hueco cada vez mayor, demostrando que el invierno puede ser la estación perfecta para casarse.
En lugares como Toledo, donde el casco histórico brilla con luz propia durante la Navidad, la magia invernal se convierte en un reclamo tan potente que encontrar fecha libre se ha vuelto casi misión imposible.