Familia de la administración Doña Lola.
La familia de Doña Lola vende 200.000 décimos en Toledo: "En el sorteo de Navidad nos bajan la comisión"
"En octubre, noviembre, diciembre y un poquito de enero hacemos el 80 por ciento de toda nuestra facturación", explica Enrique, el nieto de la fundadora.
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A escasos metros de la plaza de Zocodover, en plena calle Comercio, la cola frente a la administración de lotería Doña Lola es ya una estampa más del invierno toledano. 51 años después de que Lola Benayas levantara la persiana, su nieto Enrique atiende a EL ESPAÑOL de Castilla-La Mancha en plena campaña navideña.
"Si todo va bien, venderemos unos 200.000 décimos esta Navidad", resume al otro lado del teléfono entre pedidos, clientes y consignaciones. En este último trimestre del año, esta familia toledana de loteros se juega la supervivencia del negocio.
La historia de Doña Lola nace de una necesidad. Tras quedarse viuda con seis hijos, Lola pidió al Estado una administración de lotería como forma de salir adelante, y en 1974, le concedieron la que hoy es la Administración nº 1 de Toledo.
Exterior de la administración Doña Lola en Toledo.
"Mi abuela empezó vendiendo en un portalito", recuerda una de las cabezas visibles de la tercera generación, hasta que poco a poco fue creciendo y, pasados unos años, cambiaron de local, siempre en el casco histórico.
Este 2025 cumplen 15 años en este humilde establecimiento que hace esquina entre las calles Comercio y Toledo de Ohio. Pese a que el turismo ha transformado los alrededores, Enrique y sus hermanos siguen alzando uno de los pocos toldos reconocibles entre los toledanos de toda la vida.
La magnitud de la campaña de la Lotería de Navidad se entiende mejor cuando el nieto de Lola se detiene a hacer números. "En octubre, noviembre, diciembre y un poquito de enero con la Lotería del Niño es cuando hacemos el 80 por ciento de toda nuestra facturación", explica.
El resto del curso, la actividad se sostiene con los sorteos semanales de Lotería Nacional, la Bonoloto, Euromillones y otros juegos, pero nada comparables al tirón navideño. "Solo podemos sobrevivir gracias a los sorteos de Navidad y del Niño", resume sin rodeos.
Desde fuera, uno podría pensarse que una administración se hace de oro cuando reparte un gran premio, pero la realidad es muy distinta. "Económicamente te da igual dar el gordo que no dar nada", aclara Enrique
"Lo que ganas es esa fama y publicidad para vender un poco más el año que viene", añade. La única comisión que reciben es cuando son ellos mismos los que abonan el premio.
Ya son más de 150 millones de euros los que han repartido esta familia entre un segundo premio histórico en 1998 y varios cuartos y quintos en los últimos años.
Una de las veces que Doña Lola repartió un 4º y 5º premio de la Lotería de Navidad.
A partir de 2.000 euros, los décimos premiados se cobran directamente en el banco, lo que da a entender la poca relevancia financiera que supone para su negocio. Además, en el sorteo más importante, la comisión baja. "Durante todo el año tenemos una comisión del 6% y en el sorteo de Navidad nos la bajan al 4,5%", cuenta.
Después de criarse detrás del mostrador y ahora estar al frente, Enrique detalla que en la primera semana de julio recibe toda la consignación del sorteo de Navidad: una mezcla de números y terminaciones que cada administración puede organizar según sus necesidades.
Cada número del sorteo tiene 1.960 décimos y Doña Lola puede recibir desde 10 décimos de un número suelto hasta series completas. "Loterías del Estado reparte en función de si tienes que atender a empresas o vendes más en ventanilla", apunta.
En cuanto a superstición y preferencias afirma que tiene clientes que buscan "números raros como un 0044", mientras que los eternos favoritos siguen siendo "las terminaciones en 13, 69 o 25, suelen volar", destaca.
"Entra de todo"
Desde que su abuela Lola comenzara su andadura, el perfil del cliente ha cambiado con los años. Es la gente más mayor la que mantiene los sorteos semanales por tradición, mientras la Navidad rejuvenece por completo el mostrador: "Estos días entra de todo, grupos de amigos, familias y turistas".
Gracias a los canales de venta online, Enrique y su familia se están haciendo un hueco entre el público juvenil. "Cada año vendemos más por la web", subraya siendo consciente de que el salto digital es ya una pieza más de su administración familiar con medio siglo de historia.
Mientras se acerca el 22 de diciembre, la tercera generación mantiene el legado de Doña Lola y compite frente a La Caprichosa por ser la "administración afortunada" de Toledo capital.