Calle Jarama del Polígono Industrial de Toledo.

Calle Jarama del Polígono Industrial de Toledo. Javier Longobardo

Toledo

El futuro vial obligará a instalar semáforos en el Polígono de Toledo: en Azucaica habrá una glorieta

Se espera que la infraestructura saque de la congestionada TO-23 entre 11.934 y 20.217 vehículos al día.

Más información: El vial entre Azucaica y el Polígono de Toledo avanza con "tramitación simplificada" y podría acortar sus plazos

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La calle Río Jarama, la principal arteria del Polígono Industrial de Toledo, se prepara para un cambio más que significativo en el tráfico. El motivo es que el futuro vial municipal que conectará los barrios toledanos de Santa María de Benquerencia con el de Azucaica contempla la instalación de semáforos en esta vía estratégica del corazón productor, logístico y comercial de la ciudad.

Así lo recoge el Plan Especial de Infraestructuras (PEI) redactado por el Estudio A.I.A. para el Ayuntamiento de Toledo, que este martes será debatido por los grupos políticos en la Comisión de Planeamiento con vistas a su aprobación inicial y exposición pública. El vial, con un coste estimado por el equipo de Gobierno en aproximadamente 14 millones de euros, incluye un trazado de 2,4 kilómetros.

Parte desde la misma calle Río Jarama -a la altura de la calle Gravera, junto a la gasolinera Avia-, cruza una antigua gravera y discurre sobre un viaducto de 492 metros sobre el río Tajo antes de finalizar en una glorieta de nueva construcción en la carretera CM-4001, ya en el entorno de Azucaica.

Nuevos semáforos

La falta de espacio en la arteria principal del Polígono Industrial impide habilitar carriles de giro o glorietas urbanas para acceder al vial, por lo que el plan contempla la instalación de cuatro semáforos: uno por cada sentido de circulación de la propia calle Río Jarama y otros dos en las intersecciones con Gravera y Estenilla, respectivamente.

Este sistema semafórico, inédito hasta ahora en el epicentro industrial de la capital toledana, se organizará en tres fases: una de 90 segundos y dos de 45, con posibilidad de incorporar detectores de tráfico para adaptar los tiempos en función de la densidad circulatoria.

Ubicación de los semáforos.

Ubicación de los semáforos.

Los semáforos llegarán así a una zona donde, pese a soportar un intenso tráfico los días laborables, hasta ahora no existía ninguno y los cruces son regulados con señales de ceda el paso o stop.

En el extremo opuesto del trazado del nuevo vial, en Azucaica, la situación será distinta. Allí, la nueva calle desembocará en una glorieta de dos carriles sobre la CM-4001, con tres ramales de entrada y salida: uno hacia Mocejón, otro hacia el núcleo urbano del barrio y un tercero hacia el nuevo puente.

La alternativa de trazado seleccionada, la número 1, ha sido elegida entre las cuatro propuestas por criterios medioambientales y económicos, ya que presenta menores afecciones al territorio atravesado y un coste inferior al del resto de propuestas.

Además, aprovecha el paso inferior ya existente bajo la línea de alta velocidad Madrid-Toledo en la calle Gravera y presenta una mejor integración paisajística en el entorno del Tajo. El estudio técnico detalla que, aunque todas las opciones analizadas ofrecían una funcionalidad, seguridad y conectividad territorial similares, la alternativa 1 destacó como óptima en el análisis multicriterio gracias a su menor impacto ambiental y su menor coste.

El trazado del vial que conectará el Polígono y Azucaica.

El trazado del vial que conectará el Polígono y Azucaica.

El trazado completo tendrá una longitud de 2.410 metros, con dos carriles de 3,5 metros cada uno, arcenes de un metro, bermas de 0,6 metros y un carril lateral para movilidad sostenible de hasta cinco metros. Se proyecta para velocidades de circulación de entre 70 y 80 km/h.

Flujos de tráfico

En cuanto al flujo previsto, el proyecto establece dos escenarios principales para el año 2026, en el que se prevé inaugurar la obra. El más probable, considerado equilibrado desde el punto de vista técnico, estima que el vial absorberá un 20 % del tráfico de la congestionada TO-23, es decir, unos 11.934 vehículos diarios en 2026.

En este caso, la TO-23 (única vía de acceso y salida hoy en el Polígono de Toledo) pasaría de soportar 58.327 vehículos diarios a algo más de 47.000.

El escenario más exigente contempla una derivación del 34 %, lo que llevaría al nuevo vial hasta los 20.217 vehículos al día y reduciría la TO-23 por debajo de los 39.000. En ambos casos, se calcula una vida útil para la infraestructura de al menos 20 años, hasta 2046.

La ejecución de esta gran conexión viaria conllevará también la expropiación de más de 60.000 metros cuadrados de suelo rústico y la resolución de distintas afecciones técnicas, como la interferencia con una línea de alta tensión de 132 kV y con la conducción del sistema de abastecimiento Picadas-Almoguera.

En este último caso, se ha optado por la construcción de una galería transitable mediante un cajón visitable, cuya definición se concretará en el proyecto de ejecución y deberá ser validada por Infraestructuras del Agua de Castilla-La Mancha.

Por otro lado, en el entorno de Azucaica, se ha previsto también la compatibilidad del vial con las obras hidráulicas en curso, como la construcción del nuevo arenero destinado a regular las crecidas del arroyo Villagómez.

Evaluación ambiental

El documento técnico ha superado la Evaluación Ambiental Estratégica Simplificada. La Dirección General de Calidad Ambiental del Gobierno de Castilla-La Mancha ha emitido un informe favorable, al considerar que la infraestructura, con la aplicación de las medidas previstas, no tendrá efectos significativos sobre el medio ambiente, lo que evita someterla a una Declaración Ambiental Estratégica ordinaria.

Una vez superado el trámite urbanístico, el Ayuntamiento confía en licitar las obras en 2025 e iniciar su ejecución a finales de ese mismo año o principios de 2026.