Los estudios universitarios ofrecen mejores perspectivas laborales.
Solo una de cada ocho personas sin estudios en Castilla-La Mancha ha accedido a un puesto de trabajo
La posesión de un título universitario dispara la ocupación por encima del 70 % en la región. Hay más inactivos y jubilados entre quienes menos formación poseen.
Más información: Los estudiantes que obtienen el graduado escolar en Castilla-La Mancha aumentan cuatro puntos en la última década.
Solo el 12 % de las personas que carecen de nivel formativo mínimo desempeñan una actividad profesional en Castilla-La Mancha. Los ciudadanos que no tienen titulación alguna lamentan una evidente dificultad para incorporarse al mercado laboral. Así, más de la mitad de los vecinos sin estudios, el 51 % de este grupo, se encuentra en una situación de inactividad diferente a la de los pensionistas, los perceptores de un subsidio de incapacidad o los estudiantes. El dato confirma que la mayor parte de las personas en esta situación optan por no buscar trabajo de forma activa, condición indispensable para ser considerado parado.
La estadística que relaciona el nivel educativo alcanzado con la situación laboral ratifica el axioma de que una mayor formación proporciona más oportunidades. Apenas una de cada ocho personas sin diploma en la región se encuentra empleada, un porcentaje que escala de forma leve, hasta el 22 %, en el caso de los castellanomanchegos con la educación primaria finalizada. En este grupo, el porcentaje de inactivos se sitúa en el 40 % del grupo, una proporción que tampoco incluye pensionistas.
Las personas con estudios básicos e inferiores con una edad superior a los 16 años suponen más de la mitad de las personas jubiladas o prejubiladas de Castilla-La Mancha. El dato confirma la escasa formación que recibieron muchas cohortes de la población durante las décadas centrales del siglo pasado. Por otra parte, la progresiva llegada de perfiles con más preparación académica a la edad de retiro laboral anticipa un incremento en la cuantía media de los subsidios cuando su adiós profesional se materialice.
Las mayores cifras de paro se alcanzan entre quienes solo poseen el primer ciclo de Secundaria (y, por tanto, no han obtenido el graduado escolar) y aquellos que, simplemente, han completado la etapa postrera de la enseñanza obligatoria. El porcentaje de parados en estas cohortes alcanza el 12 y el 10 % respectivamente. Si ambos registros se presentaran según la clasificación habitual del paro, una tabla que no computa a las personas jubiladas, impedidas o inactivas, alcanzarían cifras más elevadas.
Se detecta un 7 % de estudiantes con la primera etapa de la ESO completada, un colectivo que, previsiblemente, trata de mejorar tal cualificación. Además, un 5 % de las personas con máster se mantiene como estudiante.
Universidad, sinónimo de empleo
Las enseñanzas superiores son garantía de empleabilidad. El 73 % de los licenciados está ocupado, un porcentaje que alcanza tres puntos más en el caso de los castellanomanchegos que acreditan un máster. En las categorías universitarias también destaca la baja proporción de parados y el escaso número comparativo de inactivos.
Cabe reseñar una cifra de éxito similar entre las formaciones profesionales de nivel superior, un escalón formativo con un 73 % de ocupados en Castilla-La Mancha, un guarismo idéntico al de las carreras de cuatro o más años de estudios.
El volumen de parados decrece conforme aumenta el nivel de estudios del ciudadano. Así, apenas el 4 % de las personas con un doctorado se encuentran en esta situación. En el caso de los licenciados, graduados y poseedores de un máster, la tasa se eleva apenas un punto extra.
Paradójicamente, el paro es también bajo, incluso menor, entre las personas sin estudios (3 %) y las que solo completaron la primaria (4 %). En estos casos, sin embargo, la inactividad se presenta desbocada. Los datos apuntan a que la gente sin preparación no busca empleo porque asumen que obtenerlo les resulta casi imposible.