A ver, que yo no soy nadie para repartir los carnets de socios del Club de los Almendritas Saladas, pero a mí esta consejera me encanta, me parece de los más granado del Gobierno de Emiliano García-Page y, además, este martes es uno de sus días grandes del año: así que sí, felicito a la consejera de Economía y Empleo de la Junta, Patricia Franco, que inaugura con Page en Tavera la gran Feria de Artesanía de Castilla-La Mancha (Farcama 2023) y es la mejor sonrisa de la política regional. Un lujo. De esos aciertos del presidente autonómico que se prolongan en el tiempo y van dejando un poso de felicidad que todo el mundo entiende. La política ejercida como a mí me gusta.

Por cierto, que Farcama alcanza ya las 42 ediciones y parece más fresquita y juvenil que nunca, innovadora, lozana, emprendedora, como con ganas de seguir marcando el ritmo de un sector maravilloso de Castilla-La Mancha que es irrepetible y nos emociona siempre. Al mando de la organización, por parte de los artesanos, está el bueno de Roberto Perea, el hombre tranquilo, el corazón profesional que mantiene el latido de unos oficios que son una forma de estar en el mundo, un estilo de vida tantas veces en peligro de extinción. Que no pare la música y que Farcama siga siendo el referente anual de la mejor expresión de Castilla-La Mancha, nuestra manera de decir que aquí estamos. Ahí Patricia es la clave.

Patricia Franco, este martes en la inauguración de Farcama 2023

Patricia Franco, este martes en la inauguración de Farcama 2023

Total, que me encuentro a bote pronto con la noticia chic de la semana. Sin desperdicio: un decreto de Page para que todos sus consejeros se pongan una medalla en los actos públicos. Que vayan distinguidos, que se note su autoridad, que mande la elegancia. Gente guapa: mola mucho colgarse medallas. Lo ha publicado hasta el Diario Oficial de Castilla-La Mancha, así que debe ser muy importante: a partir de ahora todo el Consejo de Gobierno de la Junta tendrá que llevar una “medalla acreditativa” como símbolo de reconocimiento e identificación, vinculada a la “dignidad y solemnidad” de los actos institucionales. Que no se diga que no tenemos buenas ideas, al grano de lo que de verdad importa: literalmente colgarse una medalla, que será más bien un pin, algo discreto, ovalado, con bisel esmaltado en azul de 35 por 25 milímetros. Poca cosa pero mucho significado. Esto se va a poner de moda. Un pequeño paso para el hombre… etcétera.

Y ahí estábamos cuando me asalta a la vista un mosquito toledano, trompetero y amenazante, de los que nadie conocía en la capital de Castilla-La Mancha hasta que ha llegado el nuevo alcalde, el popular Carlos Velázquez, que ya es mala suerte... o tal vez el animalito sea de la otra cuerda. Dice la oposición socialista que el bichito prolifera por los barrios de Toledo y provoca “grandes molestias” a la gente, como alborotando a todo el mundo, y eso es culpa de Velázquez, que ha venido con la plaga, el pobre. Los ofendidos dicen, con toda la razón, que es inadmisible y que cualquier día van a llegar también a la ciudad los ejércitos de chinches que recorren Europa, de manera que le piden al alcalde mucho ojito, que se está echando Toledo a perder. Ya te digo. Con Milagros Tolón esto no pasaba, un suponer. Charli, Charli

Y que digo, para ir terminando, que no me puedo creer el talentazo del alcalde de Pantoja, el popular Julián Torrejón, con aquello de llevarse la escopeta al desfile de carrozas de su pueblo. Qué genio, quién da más en los tiempos que corren. Disfrazado, gafas negras, camiseta de la peña y exhibiendo poderío. Eso es un hombre. ¿Cuándo piensan fijar por ley que sea obligatorio aprobar un test básico para entrar en la política? No digo más.