Y digo yo que si Emiliano García-Page está tan enciscado con el petardazo que el fugado Puigdemont le va a colocar bajo la cama a Pedro Sánchez, que si tan grande es su ofensa e indignación, por qué no hace alguna cosucha al respecto. No sé, cualquier invento que se le ocurra. Un disparate, una locura. Y puestos a ganarme el premio nacional de ingenua mayor del día, digo yo que si Page no se encuentra ya ubicado en su PSOE, si este Partido Sanchista no es ya el sitio en el que nació a la política y se crió en tiempos de Pepe Bono, por qué no coge a sus ocho diputados y monta una sesión de karaoke con fuegos artificiales y final feliz. Un suponer. Mucha España querría sumarse a esa fiesta.

A ver, queridos, que hablo en sentido figurado. Ya sé que no, pero se me viene el mancheguísimo José Mota a la cabeza y pienso, tontuela de mí: “Y si sí. ¿Y si sí?”. Lo demás son ganas de salvar uno la cara y quedar tan ricamente con la clientela, aunque me parece bien que al menos nuestro presidente de la Junta levante un poco la voz contra el sanchismo y salve cierta dignidad personal y colectiva, algo que a los chicos del PP de Paco Núñez les parece algo así como “ir pá ná”. O sea, que “Page nos toma el pelo”, como ha dicho entusiasta esta semana la secretaria regional de los populares, Carolina Agudo. Los socialistas castellano-manchegos encajan el golpe, apelan a la disciplina interna y dejan claro que no va a haber ningún “tamayazo” en la investidura que acaba de encargar el Rey Felipe a Sánchez, tras el “exitoso fracaso” de Alberto Núñez Feijóo, que está el hombre tan feliz mascullando su derrota.

El que no se consuela es porque no quiere. Ahí tienen, por ejemplo, al incombustible Vicente Tirado, que es el tío más feliz de este miércoles por la mañana después de su nuevo carguito en el Senado: vicepresidente de no sé qué comisión con mucho bombo y platillo y alguna tarea en la que entretenerse, un suponer. Tirado, desde los tiempos de María Dolores de Cospedal, vive una época dorada que parece infinita y que no tiene otro horizonte que servir al bien común (o lo que sea), incluso desde el gobierno, si llegara el caso, que no llega. Me cachis, no llega. En el PSOE de Castilla-La Mancha, estos chicos de Sergio Gutiérrez y demás, le tienen mucha estima. Vicente, el hombre, se deja querer.

Total, que de oca en oca, picoteo en los periódicos y me encuentro con el último artefacto de las “identidades” nacionales que tan de moda se están poniendo en España. Una asociación, o algo parecido, que se llama Valor Manchego se lanza al ruedo regional para promover la “identidad manchega”, el habla, las costumbres y los hechos diferenciales y pone en marcha una encuesta con no sé qué clase de objetivos que me suenan al café para todos pero el nuestro en aquella otra mesa. Estoy viendo ahora mismo partirse de la risa a Íñigo Urkullu y Pere Aragonès a la vista del éxito creciente de sus teorías indigenistas. No hay una cabeza buena, con perdón. Almodóvar, Pedro, presidente. De Pedro en Pedro al diluvio universal.

Pero déjenme que vaya terminando la columnilla con tres felicitaciones finales. A Víctor Manuel Martín, director general de Eurocaja, por el exitazo de la carrera solidaria del domingo en Toledo, que fue tan necesaria como masiva e impresionante y llena de famosos. A la manchega insigne Ana López Casero, que me encanta, por su nuevo cargo nacional como presidenta de los grandes grupos textiles del país. Y a mi amiguísimo y admirado Javier Ruiz, gran periodista que dirige las emisoras de Onda Cero en Ciudad Real, por la V Fiesta de la Vendimia que se celebra estos días por La Mancha junto a la Denominación de Origen y que está trayendo a la región a todas las estrellas de la radio. El inmenso Carlos Alsina incluido, que es mi amor platónico en las ondas desde la mayoría de edad. Sean felices y pulsen el botón del "me gusta", que le da alegría a la cuenta del banco.