Carlos Velázquez es el nuevo alcalde de Toledo desde el pleno de investidura que se celebró el pasado sábado. Con los nueve votos del PP y los cuatro de Vox, la derecha retoma así una ciudad que parecía niquelada para ella, pero que la pericia del Psoe y los dos últimos alcaldes, Page y Tolón, hicieron que les estuviera vedada. Uno cuando llegó a la Ciudad Imperial comprobó que era sitio de curas y militares; sin embargo, como todo tópico, tiene algo de verdad pero muchas aristas sueltas… Los funcionarios se sumaron a ella y otros muchos de la sociedad civil que ya estaban o vinimos de fuera y contribuimos cada uno a su modo a enriquecer la capital de la comunidad autónoma, que tan bien le ha sentado. Toledo es la ciudad más bella de España y en ella se concentran los ríos y caminos de toda su Historia, que van a dar a la mar, que es el morir del independentismo. Collboni se ganado un viaje por Toledo después de librar a Barcelona de las garras de la barbarie con la ayuda del PP. Sólo una vuelta por el Valle ya le reafirmaría lo que juntos somos capaces de hacer a diferencia de separados. Toledo ha sido rompeolas de España porque aquí vinieron todos de una forma u otra… Cuando la piedra vivía o cuando ya simplemente yacía para aprender de ella.

Ahora llegará Charly, como le llaman sus conocidos y allegados, para seguir escribiendo líneas de esta historia inacabable. Nacido en Santa Bárbara, es TTV, Toledano de Toda la Vida. Hubo de irse a Seseña cuando se lo pidió su partido y el Pocero estaba en la cresta de la ola. El alcalde de Izquierda Unida no pudo meterlo en cintura y Charly heredó una situación endiablada, que venía de los tiempos de Bono. De manera discreta, sencilla, callada, fue dando carpetazo a un asunto que llenó telediarios y horas enteras de programas nacionales. Luego fue subiendo en política, escalando dentro de su partido, con Cospedal y un grupo de Génova afín. Tras la marcha de María Dolores, osó plantarle cara al designado por el aparatchik del partido, Paco Núñez, y en solo un par de semanas, le levantó casi el cuarenta por ciento de voto. Luego sellaron las paces y a él le tocó luchar por la alcaldía de Toledo. Se rodeó de su equipo de fieles –Rubén Lozano, Iñaki Jiménez, Juanjo Alcalde y Joaquín Romera- y se hizo la campaña él solo al lado de su inseparable Sonia, su mano derecha en política desde hace mucho tiempo. Hubo quienes no entendieron el modelo elegido de mover sobre todo las redes y preparar pocos actos, pero escogidos. Se dio una panzada de reuniones discretas, sin focos ni cámaras con los colectivos y asociaciones de Toledo. Es listo, inteligente e intuitivo. Su sonrisa pícara y juguetona es una aliada para conquistar, seducir a la gente y llevarla a su terreno. También es vivo, familiar, sabe motivar equipos y analiza incluso lo que no ve, pero imagina. Se anticipa y eso en política ya es importante. Ha recibido el bastón de manos de Milagros Tolón, una gran alcaldesa que ha dejado su impronta en la ciudad y cuya valía quedó refrendada el Corpus cuando la toledanía la aplaudió con entusiasmo.

Ahora le toca lidiar con Vox, Inés Cañizares venida del Congreso a la vicealcaldía de la ciudad. Es la oportunidad que tienen los verdes de demostrar que saben gestionar, que valen más que para hinchar la vena al personal y que también poseen proyecto. Huí desde el principio de calificar a Vox como partido de extrema derecha, ultra o fascista. Las tres cosas implican violencia y Vox no es un partido violento. Es conservador, tradicionalista o carca, si lo prefieren. Pero precisamente quienes han sufrido violencia han sido ellos en diferentes sitios de España por defender lo que piensan. Es el partido de Ortega Lara, que nadie se olvide de ello. Vi el mitin de Abascal el último día en Toledo y ahí sí, ciertamente, la estética parecía de otro tiempo. Han cogido la bandera que otros no han querido y han de ser quienes la desecharon los que vuelvan a levantarla para demostrar que es de todos y no solo de unos pocos. Pero Vox no ha hecho más que coger lo que ya estaba ahí y algunos se avergonzaban o no sabían qué hacer con ello. Cañizares es economista y ha desarrollado un papel en el Congreso brillante, sustituyendo nada menos que a Macarena Olona. Ahora le tocará demostrar que es socio leal y aplicar lo que tan bien conoce y ha mamado de la sociedad civil toledana durante más de treinta años, sentido común y dejar a la gente que trabaje sin freírla a impuestos.

La rueda de la Historia sigue girando y nadie sabe dónde nos llevará porque el futuro no está escrito. Ahora le toca a Charly transitar por los surcos de la noble piedra que se levanta sobre el Tajo. Ser alcalde de Toledo es un inmensidad que marca para siempre. Que lo pregunte a Conde, Garrido, Molina, De Mesa o los propios Page y Tolón. La ciudad engancha y atrapa en sus milenios cosidos de viento. Será una página nueva y atractiva si saben escribirla. Hay que huir de la covacha y abrir las puertas al aire libre y la cultura. Charly puede hacerlo y el destino dirá.