No nos gusta nada la guerra abierta que se ha desatado entre el Gobierno de Emiliano García-Page y la Universidad de Castilla-La Mancha por culpa del conflicto de la financiación. Quisiéramos que este enfrentamiento se resolviera cuanto nates y la Universidad volviera de inmediato a la normalidad que ha perdido en los últimos días. Su estabilidad, su prestigio y su popularidad dentro y fuera de Castilla-La Mancha exigen el fin de la hostilidad actual y una solución urgente y consensuada al problema económico. Nos consta que el Ejecutivo autonómico, sobre todo a través del consejero de Educación, Ángel Felpeto, y el rector, Miguel Ángel Collado, están en buena disposición e intentan encontrarr una vía de diálogo que resuelva este choque lo antes posible.

No queremos entrar en los detalles de la polémica ni decantarnos hacia una u otra posición, pero sí dejar constancia de nuestro cariño, respeto y admiración por la Universidad regional y desear que las soluciones lleguen con la máxima inmediatez. La Universidad de Castilla-La Mancha es una institución clave e imprescindible para nuestra comunidad, así como un eje vertebrador y generador de riqueza y desarrollo, y bajo este punto de vista somos partidarios de resolver el conflicto con urgencia y sellar el entendimiento. Sabemos que no es fácil y que las diferencias de criterio son multimillonarias, pero seguro que con buena disposición y una férrea voluntad de no perjudicar a la institución académica será posible cerrar un acuerdo más pronto que tarde. Que así sea.