Era de las pocas cosas que me quedaban por hacer y que, ni aunque volviese a nacer, imaginaría que fuera capaz de hacerlo. La verdad es que una misma vida da para muchas vidas. A unos se les hace muy larga y a otros, excesivamente corta. Recuerdo la canción del pirata de Sabina que decía aquello de si pudiera elegir, escogería aquellas mil vidas que jamás podría vivir. De entre todas, quizá la de confesor de la reina o banderillero en Cádiz serían dos de mis favoritas. Pero entre tanto, me llegó la ocasión este fin de semana de oficiar una ceremonia de matrimonio entre dos amigos toledanos que decidieron darse el "sí, quiero" en la Quinta de Amando, un sensacional entorno de celebración que regenta Cuca Díaz de la Cuerda, la misma responsable de la recuperación y vuelta de la Venta de Aires a los cielos de la gastronomía y la historia toledana.

Fue así como me convertí en reverendo padre por un día. Reverendo Ruiz, RR, o Padre Ruiz, vaya usted a saber. Pensé colocarme alzacuellos, pero ya era demasiado. Me fijé, eso sí, bromas aparte, en otros compañeros que han desarrollado carrera y oficio en la organización y preparación de eventos. Alicia Heras, productora de Más de Uno con Alsina y excelente periodista de Onda Cero, es la más veterana y mejor profesional que uno conoce en esta materia. Al final, quienes deben decidir cómo quieren que sea la boda son los novios… Y el oficiante lo único que debe hacer es acompañar, tranquilizarlos, dejar que disfruten de su día y, si es posible, añadir un toque personal de buen gusto a una jornada tan especial. En este caso, además, la cosa era relativamente sencilla, pues las flechas de Cupido volaron de continente a continente, con lo que las alabanzas y ocurrencias en torno al amor y su triunfo eran fáciles de provisionar. Los poetas nos volvemos locos cuando llega la primavera o se acerca el otoño, como ahora. Pero tratando de no pisar el exceso y menos aún la melancolía, pueden componerse ceremonias brillantes y discursos hermosos en una ceremonia civil de casamiento. La literatura que deja el amor tras sí es infinita. García Márquez lo tenía claro y dejó dicho que sólo de dos cosas podía y debía escribirse… Del amor y la muerte, Eros y Tanathos, conducidos por el hilo invisible de los siglos a nuestros días.

La experiencia de casar a dos amigos me ilusionó muchísimo, pues jamás hubiera pensado que fuera capaz de tal cosa. Tengo amigos concejales y alcaldes que ya lo han hecho en más de una ocasión y me contaban su testimonio. Pero nada como sentir y ver el nacimiento de una nueva vida entre amigos y familiares. Será que me estoy haciendo mayor y cualquier cosa emociona… Si es verdad que no te elegí para firmar papeles sino para navegar por tu cuerpo, no menos cierto es que la rúbrica de nuestros sueños ensancha y abre un futuro juntos. Del amor y sus demonios… O cómo la gente se casa ahora y luego viene el divorcio… Pero mientras eso acontece, si es que sucede, disfrutemos del único sentimiento que nos trasciende y eleva el alma. Amado en amada transformada, como decía el Cantar de los Cantares. Que todas las noches sean noches de boda, que todas las lunas sean lunas de miel.