Fue una idea de Lola Bravo, mi madre en la radio y la que me enseñó todo en ella, hace año y medio. Por qué no hacemos un reconocimiento a Antonio López, coincidiendo con el Noventa Aniversario de Radio Ciudad Real. Lola guardaba en la memoria y el corazón aquellas entrevistas que le hizo al pintor cuando el micrófono temblaba con su sola presencia. Así las cosas y con su generosidad entregada, decidió compartir el momento con Julia Yébenes, directora adjunta de Lanza, y Julián Castilla, probablemente uno de los coleccionistas de arte más importantes de España, natural de Villanueva de los Infantes. La seducción y disuasión de Lola tuvieron efecto y el sábado nos presentamos en casa del pintor español más importante del último cuarto de siglo del XX y principios del XXI. El maestro del realismo, el pintor de Madrid, la luz de la Mancha, la cuna de Tomelloso.
Antonio López es sencillo, humilde, cabal. Nos abrió la puerta de su casa con una camisa, un pantalón corto, unos zapatos oscuros y unos calcetines negros. Llevaba una camiseta gris por debajo que dejaba al descubierto abrochando sólo el primer botón de la camisa por arriba. El genio en jarras, en su guarida, en su posada. Hacia dentro pasamos como quien cruza el umbral del templo y se descalza. Vi alguna de las obras en las que trabaja – “llevo unos días manchando esto”- y nos llevó al patio desde el que se observa su jardín… Las higueras, naranjos y limoneros que crecen junto a él y a los que pinta con la caricia de su mirada y su mano. Los dedos artrósicos no son problema para desempeñar el oficio. La curiosidad sigue viva, el talento del creador también. Y los años acumulados al dorso coronan su cabeza cual laurel dorado del tiempo.
Antonio tiene una mirada pícara que lo delata. Te mide como si fuera a iniciar un retrato con el pincel, pero en realidad no es otra cosa que hambre de conocimiento y curiosidad. El genio sigue vivo porque le interesa lo que pasa en el mundo y pregunta por él. Tiene una memoria prodigiosa, que guarda y recuerda aquellas cosas que se quedaron a vivir dentro. Tomelloso es su Ítaca o Arcadia. La quiere y le duele en el centro de su alma. Sus primeros trece años de vida fueron en aquel pueblo que sigue asombrando a quienes se acerquen a él. Tomelloso tiene en realidad cinco siglos de historia, comienza cuando Felipe II… Y llega a nuestros días con un poder y músculo sorprendentes… Hechos a base de esfuerzo, entrega y silencio. Las cuevas, las terreras, aquellos que inventaron el microclima de la Mancha por dentro para guardar el vino e hicieron posible el camino acá… Descubrieron el agua por debajo e hicieron el relato mítico que ya contó Cervantes en Montesinos… Antonio es Tomelloso por dentro y por fuera… Con sencillez y humildad. “Voy con frecuencia porque tengo una casa allí”. Y pasea por la Mancha.
Pero el gran escaparate de Antonio ha sido Madrid, ese Madrid inmenso y colosal que ha pintado a cualquier hora del día. Me sorprendió enormemente cuando le pregunté el momento en que veía acabada una obra. “Cuando ya no puedo más… El límite está dentro de ti”. Julián Castilla le habló de arte y la importancia de su obra y en una muestra de humorismo, se levantó y le presentó sus respetos. Sigue vivo porque guarda el humor despierto a sus ochenta y nueve años. “Voy a las fundiciones, me arreglo pronto y comienzo a trabajar… Hay sitios del Museo del Prado que ya no veo porque no puedo más… Y sin embargo, otros que todavía continúan emocionándome… Goya, Velázquez… Voy en exposiciones temporales y aprovecho de nuevo a recorrerlo”. Vive con él un galgo al que llama Dragón y que es tan discreto como su dueño. Concibe la realidad igual que una pintura y la obra de arte por hacer. Nos dejó a todos encantados en una cálida mañana de junio. Después nos fotografiamos junto al membrillo de Víctor Erice. Nos acompañó a la puerta como buen manchego, no sin antes enseñarnos sus retratos más íntimos con María y las señas y sombras que proyectaba sobre la pared y el suelo cuando pintaba con ella. Más no se podía pedir a una hora de tiempo.
Atrás dejamos al genio, el talento, la sencillez. Antonio López, los dioses le contemplan. Antonio López, la Mancha y Madrid le acunan. Antonio López, la luz… La luz eres tú.