Los disturbios provocados por las manifestaciones en apoyo del rapero encarcelado Pablo Hasel se están saldando con una imagen lamentable y vergonzosa, pero también con unos altos costes a causa del mobiliario urbano destrozado. Sólo en la noche del sábado la factura rozó los 100.000 euros, aunque en los últimos días se han contabilizado daños que se encuentran en torno a los dos millones de euros sólo en contenedores, según el Ayuntamiento de Barcelona. Todo ello, además, sin sumar las pérdidas más dolorosas, la de los empresarios que están viendo cómo sus negocios, ahogados por la pandemia, también se encuentran a merced del pillaje de los delincuentes.

En concreto, en los disturbios de la noche del sábado ardieron cerca de cuarenta contenedores, lo que supone un coste de casi 59.000 euros a los que habría que añadir los 40.000 euros que habrá que pagar para reparar los 600 metros de pavimento que han quedado dañados o unos trabajos de limpieza cuantificados en unos 31.000 euros.

Unas cifras muy elevadas que hacen que se disparen los costes que han producido estas revueltas y que, sólo con el millar de contenedores quemados durante la semana suponen una pérdida de dos millones de euros.No se trata de los únicos destrozos en cuanto a mobiliario urbano, puesto que a los adoquines y los contenedores hay que sumar otro tipo de elementos como las papeleras, las señales y los semáforos, que también harán que la factura se dispare cuando se haga el balance definitivo de estas protestas violentas.

Daños privados

Esa factura es la que tendrán que afrontar las diferentes Administraciones afectadas, pero cabe señalar que el vandalismo de esta revuelta también está dañando muy seriamente el patrimonio de empresarios, muchos de ellos autónomos, que ya de por sí se encuentran en una situación límite a causa de la pandemia.

Aunque muchas de las imágenes se centran en los asaltos a grandes firmas y a entidades bancarias, cabe señalar que muchos negocios pequeños también se están viendo invadidos por delincuentes, como estancos o establecimientos de alimentos. Los hosteleros, cuyo mobiliario para las terrazas se utiliza como arma por los vándalos, también están sufriendo en sus carnes los daños de estos irracionales disturbios fuera de control.

Asimismo, los particulares que tienen sus vehículos, coches o motos, en la vía pública, tampoco están a salvo. Y es que sus bienes se están viendo destrozados y la nómina de automóviles quemados ya supera la docena. El único y pobre salvavidas para sus propietarios es que se podrán acoger al Consorcio de Seguros para repararlos o al menos obtener algún tipo de indemnización por lo sucedido.

El hundimiento del turismo

Si hay una industria que sufre de forma especial este tipo de disturbios es el turismo. Además de que los visitantes que ya se encuentran en Barcelona no salen a gastar su dinero en la oferta que la Ciudad Condal propone, se han registrado numerosas cancelaciones de vuelos que sí se pueden cuantificar en pérdidas.

En un balance hecho por la Cadena SER, entre el jueves y el sábado se produjeron alrededor de 150 cancelaciones de vuelos a Barcelona, lo que arroja un balance en pérdidas en sólo esos días de unos siete millones de euros. Es la brutal factura que están costando unos disturbios originados por la entrada en la cárcel de un rapero condenado por varios delitos y que parecen no haber llegado todavía a su fin.