Image: Goytisolo, con Antagonía, en la cumbre de la novela

Image: Goytisolo, con Antagonía, en la cumbre de la novela

Primera palabra

Goytisolo, con Antagonía, en la cumbre de la novela

Por Luis María Anson, de la Real Academia Española Ver todos los artículos de la 'Primera palabra'

6 abril, 2012 02:00

Luis María Anson


Claude Simon, con su liberal sentido crítico; Ignacio Echevarría, la ecuanimidad en el juicio y el profundo conocimiento literario, han coincidido al situar a Antagonía, entre la media docena de grandes novelas del siglo XX junto a El cuarteto de Alejandría, Ulises, En busca del tiempo perdido, El Hombre sin atributos o Retrato del artista adolescente.

Encarcelado por el dictador Franco, Luis Goytisolo, según le ha explicado a Juan Cruz, tomó las primeras notas para su novela definitiva sobre un rollo de papel higiénico en una celda de aislamiento. Hubo un antes de Antagonía, con Las afueras; y un después, con Escalera hacia el cielo por destacar la novela que más me impactó personalmente, con recuerdos a los montes Altai, las fuentes del Ob, las aguas profundas y los sargazos, y aquella Beatriz incierta que resplandecía al costado de un marido bisexual y cérvido.

Antagonía, 1.112 páginas que se hacen cortas, narra la vida y obra de Raúl Ferrer Gaminde, el joven inquieto que decide enamorarse del oficio de escritor. Goytisolo ha volcado todas sus experiencias y todas sus culturas en Recuento, Los verdes de mayo hasta el mar, La cólera de Aquiles y, sobre todo, Teoría del conocimiento, la asombrosa tetralogía en la que rivaliza el conocimiento herido de la condición humana con una escritura muy sólida, de erizada belleza literaria a ráfagas.

Estoy seguro de que Luis Goytisolo ha sentido una inmensa satisfacción al ver reunidas en un tomo las cuatro entregas de Antagonía. La vibración de esta novela la convierte en un clásico. Dentro de dos o tres siglos Antagonía se leerá con el mismo interés que ahora. Los críticos señalarán los defectos de la novela y del novelista. Yo no los he encontrado.

Para Goytisolo, la novela es un género invasor, que se expande a costa de otros géneros. Es verdad. Esa invasión alcanza al propio periodismo, especialmente en el género reportaje. Goytisolo tiene criterios muy claros sobre sus colegas de creación literaria. Prefiere a Dickens sobre Balzac. Elogia a Borges y al gran Rulfo y fustiga a Fuentes. Llama a Terra nostra, "Lata nostra". Desencuaderna a García Márquez y encasilla a algunas de sus novelas en la pulp fiction, "monótono olimpo del autor que no hace más que saturarse de deidades fabricadas en serie, réplicas las unas de las otras". Considera el autor de Antagonía a Valle-Inclán, escritor de gran talento, pero un mal novelista y un mediocre dramaturgo, inferior a Brecht. Ninguneó, por cierto, a Francisco Umbral y le reprochó que sus opiniones eran citas hechas a bulto con "la falta de convicción de quien no ha leído lo que cita, pero sabe que sus lectores tampoco lo han leído". Despedaza Luis Goytisolo a las celebridades de la café society que escriben novelas y tritura a "un novelista de fama mundial", cuya cultura se reduce a "que de chico leyó diversos libros de la colección Araluce".

Estamos, en fin, ante un caso de imperiosa vocación literaria, ante un novelista de excepción que deja para la posteridad una de las grandes creaciones literarias del siglo XX.

ZIGZAG

Rajoy se equivocó al suprimir el ministerio de Cultura. España se encuentra entre las doce potencias económicas del mundo, a pesar de la crisis. Culturalmente nos movemos entre las cuatro primeras, con un idioma, el español, que se ha consolidado como el segundo del mundo. Cerca de 500 millones de hispanohablantes avalan la lengua de Cervantes y Borges. Si superamos el chauvinismo y, en lugar de cultura española, hablamos de cultura iberoamericana, en toda su extensión literaria, artística, musical y científica, pelearíamos por la cabeza del mundo cultural. Rajoy ha metido la tijera en los presupuestos culturales del Estado. Tal vez no ha tenido otro remedio. En todo caso, y ante lo que significa para España el mundo de la cultura, es de esperar que en pocos meses se rectifique la poda, sobre todo por lo que respecta a la ciencia, y se recuperen las ayudas que creadores y científicos precisan para que España mantenga su lugar de privilegio.