Bob Dylan, Javier Bardem, Michael Moore y Calixto Bieito

Por Juan Palomo
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Créanme que no exagero: no hay semana que en mi mesa , y eso que soy un mindundi, no aparezca un lote de esos libros, tan aparentes como infumables, que costean Cajas, Autonomías y Ayuntamientos. Es decir, todos nosotros. Hoy mismo el cartero, deslomado, me entrega estas dos perlas: Las calles y plazas de Segovia y sus barrios incorporados (Caja Segovia) y República y Guerra Civil en Torre de Miguel Sesmero (1931-1939) (Editora Regional de Extremadura). El primero, espléndidamente editado, no deja de ser un suntuoso callejero cuyo coste permitiría vivir holgadamente en esas calles al menos a un centenar de segovianos. La editora extremeña es reincidente en mi mesa. ¿Que presupuesto tendrá al año para semejantes dispendios? En unos días les informo.

No van a hacerlo, ya lo verán, pero, ¿se imaginan si todos los actores e intelectuales que se movilizaron contra el PP tomasen partido contra la crisis y el paro e imitaran al polémico Michael Moore? Porque el cineasta no ha dudado en enviar por email a cientos, miles de seguidores de todo el mundo, los teléfonos del presidente Obama (202-456-1414), del Congreso (202-224-3121) y del Senado (202-224-3121) para que los norteamericanos dediquen cinco minutos al día a reclamar, por ejemplo, una sanidad pública gratuita o que los bancos dejen de ejecutar desahucios de familias empobrecidas. ¿Se imaginan una línea caliente Bardem-zapateril? Yo tampoco.

Lo que les faltaba a los pobres cineastas catalanes. No contento con el fuego cruzado sobre la ley del Cine y su desarrollo, el Govern catalán anuncia otra ley del Cine. éramos pocos y... en fin. Está prevista para el año que viene y, dicen, "viene a corregir desigualdades", ésas que tanto oprimen a algunas regiones, y, cómo no, contempla multas de acuerdo a la Ley de Política Lingöística. ¿Hasta dónde y hasta cuándo aguantarán los creadores catalanes? ¿No es demasiado ya? Me asombra que a mi papelera todavía no lleguen los ecos de sus gritos.

A Bob Dylan, que se ha puesto pelín ñoño con su álbum sobre villancicos, Sting le sigue los pasos. El pendenciero integrante de The Police parece sumido en una astenia primaveral versión navideña. Su último proyecto, que graba para el clásico sello amarillo, se titula Si en una noche de invierno... y en él nos habla en tono meloso de la celebración de la luz y del milagro del renacimiento. Esperemos que el atracón de luz lo devuelva pronto al lado oscuro. Por si acaso, vayan llamando a la policía.

Comprendo que los alemanes se entusiasmen con las paellas escénicas a ritmo de pasodoble de Calixto Bieito. Yo, lo siento, pero no consigo pillarle el punto al esteta Bieito. ¡Vaya personajes de cartonpiedra que aparecen en Don Carlos! Ahora bien, tres hurras por Dafnis Balduz, el actor catalán que ha sustituido a Rubén Ochandiano (quien suspendió la función por enfermedad en mitad de la representación) y que en tan sólo tres días se ha aprendido el papelón. Lástima que el espectáculo sea un cúmulo de posturitas y recitados.

Me gusta contarles que la taquillera del teatro Bellas Artes de Madrid ha ganado el premio Calderón de la Barca, dirigido a reconocer a autores noveles. Se llama Blanca Doménech, tiene 33 años y su obra Vagamundos no sólo le ha reportado el reconocimiento del jurado, también diez mil euros.Y más: nuestro amigo José Manuel Mora ha ganado el XVIII Premio SGAE por Los cuerpos perdidos. l