CUADRO SEGUNDO

Sala de consejos del palacio de la Presidencia del Gobierno. El consejo de ministros está reunido. Todos los ministros y el presidente Méndez celebran alborozados lo que está leyendo el ministro Méndez Luna.

MÉNDEZ. (Entre sonrisas de satisfacción.) Dejad, dejad a Méndez Luna que siga leyendo.

Unos se callan, otros bajan la voz.

MÉNDEZ LUNA. (Leyendo.) Y así el sujeto, Gabriel Aguilar Bermejo, por el efecto combinado de la ley del divorcio y los dos decretos, el de reforma de los gananciales y el del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, no sólo se ha visto obligado a mantener diversas entrevistas con su mujer, a la que aborrece, lo que ha aumentado su desequilibrio nervioso…

ALGUNOS. Muy bien, muy bien.

PÉREZ MÉNDEZ. Eso fue una gran idea.

MÉNDEZ MÉNDEZ. Se le ocurrió al presidente.

MÉNDEZ. No, no, Méndez Méndez. Me lo sugirió el ministro del Hogar y la Familia.

MÉNDEZ MÉNDEZ. Ah, Méndez Coba. ¿Fuiste tú? Muy bien, muy bien.

Un discreto aplauso para Méndez Coba.

MÉNDEZ LUNA. ¿Prosigo, presidente?

MÉNDEZ. Sí, sí. Prosigue.

MÉNDEZ LUNA. (Leyendo.) … sino que al tener que afrontar perentoriamente sus retrasos con Hacienda y proveer fondos para el pleito de divorcio, que probablemente perderá…

MÉNDEZ. Y si no, ya nos ocuparemos nosotros. ¿No, Méndez Huerto?

MÉNDEZ HUERTO. Lo perderá, lo perderá.

MÉNDEZ LUNA. Se verá obligado a desprenderse de los dos millones de la indemnización y volverá a quedarse casi en la miseria, como siempre. Lo que le obligará a pintar cada vez más cuadros de grandes batallas navales, que no le gustan, y le dejará poco tiempo o pocos ánimos para su «pintura palpitante», que sí le gusta. (Cierra la carpeta. Da por terminado su informe.)

MÉNDEZ. Muy bien. Pues podemos estar contentos. Es una de las operaciones que mejor nos han salido.

MÉNDES TOQUE. No digas eso, presidente. Hemos intervenido en algunas que…

MÉNDEZ. Ya, Méndez Toque, ya lo sé. Pero eran otros tiempos… (Un suspiro de añoranza recorre la asamblea.) Ahora, con los medios que tenemos, ya nos podemos dar con un canto en los dientes.

MÉNDEZ LAME. Yo no es que quiera aguar la fiesta, pero… (Es el único que aún no ha cerrado su carpeta, y busca en ella unas notas.) Creo que puede ser prematuro cerrar la carpeta de Gabriel Aguilar.

MÉNDEZ. (Casi airado.) ¿Qué dices, Méndez Lame? (Mientras habla va consultando rápidamente las fichas que tiene ante sí.) ¿Aguilar no ha perdido su empleo, no es un artista fracasado, un amargado, un paranoico, no esté en la miseria…?

MÉNDEZ LAME. Sí, pero… Aquí tengo… Hace unos días le han pedido los de Muebles Imperial, donde, como sabes, colocaba alguna vez esos cuadros de las batallas navales, que les pinte cinco al mes porque, por lo visto, todos los clientes quieren poner uno encima del tresillo.

MÉNDEZ. ¡No es posible!

MÉNDEZ LAME. Y como se los pagan a dos mil duros…

MÉNDEZ. (Escandalizado.) Pero ¿qué dices? ¿Y no se os ocurre nada? ¡Estáis ahí mano sobre mano, atajo de vagos! ¡Crisis, crisis! ¡Si no se os ocurre nada, mañana crisis!

OSTIA MÉNDEZ. Perdona, presidente, pero yo había sido informado y me he apresurado a esbozar algo. Algo que es justo y benéfico para la nación.

MÉNDEZ. ¡Habla, habla! (A los demás.) Pero ¿no comprendéis que, si nos descuidamos, ese idiota se puede hacer rico en seis meses! ¡Habla, Ostia Méndez, habla!

OSTIA MÉNDEZ. Las galerías de pintura atraviesan una grave crisis debida a la saturación del mercado y a los altos impuestos que gravan las transacciones artísticas. Hace tiempo que andan pidiendo protección. Podemos promulgar un decreto prohibiendo vender cuadros en los almacenes de muebles.

MÉNDEZ. ¡Perfecto! Y así Gabriel Aguilar se tendrá que guardar sus batallitas.

PÉREZ MÉNDEZ. Pero le quedará más tiempo para su «pintura palpitante».

MÉNDEZ LAME. (Consultando sus notas.) Eso es lo malo. A pesar de todos nuestros esfuerzos hace dos días un marchand americano se ha presentado de improviso en el domicilio del sujeto, ha visto los veinte o treinta cuadros de esa pintura que tiene almacenados, y se los lleva para exponerlos a prueba en San Francisco y en Nueva York. Y a poco que pegue, le firma un contrato en dólares.

MÉNDEZ. ¡¡No!! ¡Eso sí que no! ¡Dólares, nunca! ¡Hay que impedirlo! ¡Hay que impedirlo a toda costa! ¡Eso le solucionaría la vida a ese desdichado! ¡Hay que impedirlo!

MÉNDEZ MÉNDEZ. Esta vez no lo veo fácil. ¿Cómo vamos a impedir que el marchand se lleve los cuadros?

MÉNDEZ. ¿Cómo? ¡Pues, en primer lugar, pensando! ¡Pensando! (Se pone a pensar y todos le imitan.)

Anuncios

(Anuncios pertenece a lo que fue «Anónimos del siglo xx», parte del Recital de Otoño, estrenado el 26 de noviembre de 1982 en el Teatro Español de Madri)

Ante un fondo que representa las secciones de anuncios por palabras de diversos periódicos, hay cuatro atriles. En dos de ellos, dos lectores. En los otros, dos lectoras.

LECTORA 1. Evasión es sinónimo de cultura y de alto nivel social.

Concepto inequívoco

de nuestro distinguido personal. Compromiso de negocios o reunión social, sólo al más alto

nivel empresarial

Nuestra representatividad

le distingue a usted también en nuestro círculo. Reserva absoluta.

Si no ha interpretado correctamente el texto de este anuncio,

absténgase.

LECTOR 1. Compro paraguas en buen uso y gabardina inglesa.

LECTORA 1. Limpio casas y hago comidas y otros servicios a cambio de un sitio para dormir.

LECTOR 2. Vendo tres rascacielos Costa del Sol. Piscinas. Aparcamiento. Inmenso parque.

LECTORA 1. Vendo triciclo niño cinco años. Y abriguito tres cuartos galerías mismo niño.

LECTORA 2. Toby, estoy en Madrid. Cafetería de la otra vez a las siete.

LECTOR 1. Vendería jaula pequeña canario. Urgente.

LECTOR 2. Compraría yate lujo.

LECTORA 1. Busco muchacho salir tardes. Educado. Peso cincuenta y dos kilos, soy murciana. Abstenerse rockeros.

LECTORA 2. Toby, no he podido ir. Perdóname.

LECTORA 1. Compraría a plazos vestido de novia usado y sombrero madrina.

LECTOR 1. Compro alfombras, porcelanas. Compro abanicos, menudencias. Compro bastones, bronces. Compro libros, bargueños, vitrinas. Compro relojes, regalos, motos, trajes. Compro encendedores, mantones de manila, lámparas. Compro tebeos, avionetas, pipas, joyas, fincas, ¡compro todo!

LECTOR 2. Separado treinta y dos años con niña de cinco deseo encontrar mujer de veintinueve a treinta y dos años, formal, simpática, cariñosa y sencilla que le guste el hogar muchísimo, y que no le guste el baile.

LECTOR 2. Chico veintidós años, atractivo, alegre, abierto, serio, formal, sincero, normal y discreto, deseo amistad íntima y duradera con chico-chica hasta treinta años. Abstenerse incultos o vulgares e hipócritas. Sólo personas normales.

LectoRA 2. Toby, el jueves sí puedo. A las cinco en nuestra cafetería.

LECTORA 1. Soy educada, humana, sin defecto físico, detesto la hipocresía. Si cuentas con estas virtudes y tienes sesenta y cinco a setenta años yo te ofrezco mi más sincera amistad segura de no defraudarte. Tramito mi divorcio y ruego se abstengan los económicamente débiles.

LectoR 1. Matrimonio sobre sesenta años, serio, formal, con humor, tendría amistad con matrimonio cincuenta y cinco a sesenta y seis años. Si sois formales, no amargados, escribidnos. No sexualidad.

LECTORA 1. Busco hombre culto para amistad basada en la sinceridad y en la ternura. Tengo treinta y nueve años, atractiva. Mejor si es progresista.

LECTOR 1. Cambio mantón de manila antiguo de seda bordado a mano fleco largo por piano en buen uso.

LECTORA 2. Toby, fue un día inolvidable. Mañana a las cinco. LECTOR 1. Vendo frasca de cristal para vino cien pesetas. Tres copas de coñac grandes, 290 pesetas. Bonita botella de cristal tallado, doscientas pesetas. Todo, por 590 pesetas. Se

vende separado.

LECTOR 2. Agradecería que alguien me regalase una moto.

Abstenerse bromistas.

LECTOR 1. Necesito estufa de gas regalada si no les hace falta.

LECTOR 2. Si es posible agradecería me regalen chaquetón de ante. No es muy necesario, pero me gustaría.

LECTORA 2. Toby, no has venido. Pronto vuelvo a Asturias.

Mañana a las cinco en nuestra cafetería.

LECTOR 1. Dueño pequeño y próspero comercio cuarenta y dos años separado legalmente. Tengo aspecto dinámico y deportivo. Me gustaría conocer una señora soltera o separada hasta cuarenta años con aspecto similar al mío. Si tiene algún año más me gustaría que no los representase.

LECTORA 2. Toby, dos horas esperando. ¿Nuestra cafetería ya no es nuestra cafetería? Mañana a las siete.

LECTOR 1. Busco mujer hasta cuarenta años, guapa, bonita figura, alegre, inteligente, incomprendida. Para amistad. No soy atractivo pero tengo mucho tiempo libre.

LECTOR 2. Dos amigos jóvenes para amistad íntima buscan tres amigas.

LECTORA 2. ¡Toby, Toby, Toby! A las cinco.

LECTORA 1. Urgente. Dos amigas, buenas estudiantes, preparando oposiciones, necesitan recomendación para aprobar. Abstenerse bromistas.

LECTOR 1. Compro solares en cualquier barrio. No importa tamaño.

LECTORA 1. Vendo tres juegos de cuna. 1.500 pesetas. Sin estrenar.

LECtOR 2. Necesito 82 millones de pesetas. Asunto rentable.

Formalidad.

LECTOR 1. Vendo un cuadro al óleo. Sin estrenar.

LECTOR 2. Farol época de los nazis. Vendo 3.000 pesetas.

LECTORA 1. Atención. Señora particular compraría tres cuadros antiguos. Que se entiendan. Uno religioso y dos diferentes.

LECTOR 1. Cambio perra cocker por máquina de escribir eléctrica.

LECTOR 2. A ti mujer que deseas estrechar lazos sentimentales con único compañero, aficionada a la imagen, si cuentas con televisión en color me agradaría que me invitaras a verla.

LECTORA 2. Toby, mañana por la noche salgo para Asturias. Yo me iré pero mi recuerdo estará siempre en nuestra cafetería. ¿Mañana a las cuatro?

LECTORA 1. Sin prisas, con nosotras.

Sin prisas, te esperamos. Sin prisas, visitamos.

Sin prisas, fantasías. Sin prisas, día y noche. Sin prisas, con visa.

Sin prisas, categoría. Sin prisas, discreción. Llámanos… sin prisas.

LECTORA 2. Adiós, Toby.