Image: Copenhague huele a París (Poesía danesa contemporánea)

Image: Copenhague huele a París (Poesía danesa contemporánea)

Poesía

Copenhague huele a París (Poesía danesa contemporánea)

Varios autores

2 septiembre, 2016 02:00

Michael Strunge

Edición bilingüe. Traducción de Daniel Sancosmed. Nórdica. Madrid, 2016. 208 páginas, 19'50€

Dinamarca disfruta de prestigio literario. Sus habitantes se muestran orgullosos de la obra de Hans Christian Andersen. Con frecuencia citan a otros dos poetas del siglo XIX: Bernhard Severin Ingemann y Nikolai Frederik Severin Grundtvig. En 1944, Johannes Vilhelm Jensen obtuvo el Premio Nobel de Literatura. Lo acompañaron los versos de la suicida Tove Ditlevsen, la mordacidad de Klaus Rifbjerg, el éxito masivo de Benny Andersen. Son nombres que han abierto caminos para los autores actuales.

Las páginas de Copenhague huele a París han sido seleccionadas y traducidas por Daniel Sancosmed. El antólogo explica que "una división temporal clásica" ha dejado fuera del libro a creadores notables: Henrik Nordbrandt, Morti Vizki o Vita Andersen. El título genérico, extraído de un texto de Pia Juul, agrupa a doce poetas.

Los dos primeros escritores elegidos, Inger Christensen y Michael Strunge, ya murieron. Christensen (1935-2009) describe un tapiz con escenas de guerra, estatuas y líderes victoriosos ante un Napoleón que agoniza. Conviven en sus versos "las palabras desahuciadas". Con ellas define las partes del cuerpo humano como parcelas de una ciudad. Y con ellas une el brezo, la cigarra, el ciprés, la bruma. Strunge (1958-1986) se arrojó desde una ventana y falleció cuando era la gran promesa literaria de su país. Tres décadas más tarde, sus once libros continúan siendo una referencia para los artistas daneses. Es un pariente poético de Jim Morrison, David Bowie y Félix Francisco Casanova. En sus poemas, el aire arde de música y el sexo de las muchachas es un reloj. Las imágenes proféticas, poderosas, cercanas al punk o al universo de Rimbaud y Baudelaire, se suceden.

Los libros de Pia Tafdrup (1952) han sido editados en una decena de idiomas. La autora etiqueta las relaciones humanas con un vocablo repetido varias veces: "límite". La discrepancia política entre dos amantes detiene los movimientos de los árboles; es la cuña "para dejar una casa en ruinas". También las páginas del académico y ensayista Søren Ulrik Thomsen (1956) se difunden en numerosos países. Sus poemas serenos, reflexivos, incluyen canales, gasa, cardenillo, lluvia roja, semen caliente. Dedica a Michael Strunge unas palabras emocionantes con vetas de humor. Los protagonistas de los textos de Thomas Boberg (1960) se sitúan en paisajes extranjeros, cerca de barracas y minaretes desconchados. O en una habitación cerrada. El`poeta poeta combina un grabado de Goya, un verso de César Vallejo, la piedra negra de la Kaaba. Pia Juul (1962) se refiere a una herida. Concibe su arte "como adversidad escrita con mano ligera". Y considera que su cuerpo es "catedral de las palabras". Niels Frank (1963), traductor, reconoce la influencia de John Ashbery. Del minimalismo inicial ha pasado a transmitirnos su ironía entre signos de interrogación. Con insistentes alusiones sexuales, la inocencia le parece un parque enmohecido. El aislamiento lo obliga a percibir las vidas ajenas como un ruido de hojalata. El galardonado Morten Søndergaard (1964) crea con versos, dibujos, poemas en prosas.

Cuatro de los escritores antologados han nacido a partir de los años setenta. Ursula Andkjær Olsen (1970), editora de la revista Kritik, recurre a interjecciones y mayúsculas para mencionar la alienación, el caos, la soledad. "Déjame montarme en salmos y aullidos", escribe. Martin Glaz Serup (1978) conduce su automóvil sobre una autopista helada y busca el sentido de la vida. Jonas Rolsted (1980) repite deliberadamente sus imágenes. Intuye que es observado por alguien con el pelo sumergido en una tinaja. Sus visiones congregan viajeros junto a un árbol transparente. La poeta más joven del grupo, Asta Olivia Nordenhof (1988), emplea un lenguaje coloquial y provocador.

La edición bilingüe de Copenhague huele a París, con cubierta ilustrada por Agustín Comotto, contiene un mapa de la capital danesa. La obra nos ayuda a guiarnos en una poesía aún insuficientemente conocida en España.

@FJIrazoki

SOL DE PLÁSTICO

Las calles están llenas de niños ciegos.
Hace viento frío por el cráneo vacío de la ciudad.
Caen cosas del cielo: radios,
frascos de pastillas, periódicos, jabón y cristales rotos.
Alrededor de la ciudad los bosques están fermentando
por el veneno y la medicina.
Un joven camina entre dos torres
sobre una cuerda rígida.
En las casas anestesiadas
grandes bandadas de gaviotas
arrancan hacia el tibio mar dorado.
El sol de plástico arde como un ojo inflamado,
rayos de yodo ciegan a los habitantes.
El asfalto duerme en coma profundo
cubierto de nieve azul:
iluminado por cristales de televisión.
La música de esta noche temprana
está hecha de ruido de máquinas moribundas.
El viento de nilón sopla frío
y cubre la piel de los vivos
con una gruesa capa de dolor.

Michael Strunge