Image: Escribiré en el piano. 101 poemas portugueses

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Poesía

Escribiré en el piano. 101 poemas portugueses

Varios autores

16 octubre, 2015 02:00

Herberto Helder. Foto: Archivo

Edición de Manuela Júdice y Jerónimo Pizarro. Traducción de J. Pizarro y Nicolás Barbosa. Pre-Textos, 2015. 464 páginas. 22€

Hace ya casi un siglo Teixeira de Pascoaes escribía que "El alma ibérica tiene dos caras diferentes e inconfundibles, la cara saudosa y la cara quijotesca", en lo que, más allá de la diferencia, quedaba expresa la idea de la unidad profunda de lo portugués y lo español. Sea cual sea lo unitario de esa unidad a lo largo de la historia, lo que es indudable es que publicaciones como Escribiré sobre el piano. 101 poemas portugueses (Antología) son un testimonio de ello al tiempo que trabajan a su favor, pues si no, ¿cómo se sabrá lo que compartimos sin el conocimiento? Esta antología es una oportunidad espléndida para acceder a ese conocimiento, como varias otras, generales o parciales, precedentes, entre las que hay que recordar la sobresaliente Alma minha gentil que preparó Carlos Clementson.

Si de literatura hablamos, basta un repaso por lo que una y otra lengua han venido produciendo a lo largo de la historia para ir dando la razón a Pascoaes en lo fundamental. Desde las cantigas medievales, su comunidad de lengua, de formas y temas, que une como poetas a Alfonso X de Castilla y Don Dinis I de Portugal, o Gil Vicente (autor en las dos lenguas), a, ya en la etapa contemporánea, la tan semejante invención de otras voces con sus nombres y biografías y, por supuesto, sus obras por parte de Antonio Machado y Pessoa hablan de una comunidad estética que se desarrolla a través de los siglos. El lector de este Escribiré en el piano encontrará abundantes manifestaciones de ello, como también, obviamente, percibirá las peculiaridades. En cualquier caso, convendrá recordar que no faltan quienes hablan de iberismo y abogan por ello, intentando superar los campos de estudio ligados a la idea de nación -y el deseo y la idea de la unidad no se reducen a lo académico, sino que implicarían también lo político- y, si he mencionado antes a Pascoaes, no debe quedar sin nombrar al menos Unamuno.

Comprimir la riqueza de la poesía portuguesa escrita desde el siglo XII a nuestros días -la antología la abre una cantiga del rey Sancho I, incluye a Torga, Helder y Saramago, y la cierra un bello y triste poema de Filipa Leal, nacida en 1979- en 101 poemas ha tenido que ser tarea de titanes -la antes mencionada de Clementson supera las mil doscientas páginas- y ha llevado a los seleccionadores a que cada poeta esté representado por un único poema, regla de la que escapan, por motivos más que evidentes, Luís de Camões y Pessoa; por cierto que, pese a contar con tres textos, hubiera sido deseable alguna muestra del tono épico del primero. Ese poema único por autor se antoja presencia escasa, pero dar cuenta de diez siglos de poesía justifica lo estricto del criterio. En cualquier caso, una antología de este tipo trata de ser una muestra y esta muestra una invitación a querer saber más, leer más de tal o cual autor y en este sentido Escribiré en el piano cumple su cometido.

Importa poner de relieve que las traducciones mantienen las rimas allí donde las hay y también el tipo de verso de los originales -a lo que ayuda la cercanía de las dos lenguas y sus principios de versificación comunes- y el caso es que estos ciento un poemas conservan su ritmo, su musicalidad, ese componente tan esencial de todo poema. Así, esta antología sirve al lector español, sirve a la poesía portuguesa y, claro que a la poesía sin más.