Poesía

Poesia

José del Río Sanza

13 diciembre, 2000 01:00

Ed.de Luis Alberto de Cuenca y José del Río Mons. La Veleta. Granada, 2000. 447 págs, 3.950 ptas

Poeta limitado y feliz, poeta del realismo sucio, de la nostalgia marinera y de la evocación histórica, Del Río merece un puesto en su momento

El llamado entre nosotros postmodernismo (algo teñido de lo que los italianos denominan i crepuscolari) lleva algunos años de recuperación y recoleta boga. Entre varios hemos ido rescatando, con diferente pretexto, a poetas como Fernando Fortún, Pedro Luis de Gálvez, Andrés González-Blanco, Rafael Lasso de la Vega, y ahora le toca el turno al santanderino José del Río Sáinz, que ya tenía una muy reciente reedición de Versos del mar y otros poemas, con breve prólogo de Leopoldo Rodríguez Alcalde (Biblioteca Cantabria, 1999). Ahora, con el título Poesía se nos ofrece la que aspira a ser "completa", aunque falten inéditos, y se haya optado por no reproducir los primeros libros de José del Río, Versos del mar y de los viajes (1912) y Belleza y dolor de la guerra (1922) por considerar los editores -uno de los cuales es nieto del poeta- que lo mejor de ambos libros quedó después recogido en el tomo fundamental y más grande de la producción de Del Río Sáinz, Versos del mar y otros poemas (1925), que mereció para su autor el título de poeta del mar según reza al pie de su estatua en Santander...

José del Río Sáinz (1884-1964) fue marino mercante en su juventud (sus versos, como vengo de decir, están llenos de tales recuerdos y evocaciones) y luego poeta, y periodista -varias veces corresponsal de guerra- con el pseudónimo "Pick". Del Río Sáinz, como poeta, nunca salió del aura del postmodernismo. De hecho, la mayor parte de su obra lírica es de los años 20, y después, sólo de modo ocasional, escribió o publicó más poemas, como en la Antología, publicada en Santander en 1953, con excelente estudio prologal de Gerardo Diego, el más luminoso que sobre el poeta existe hasta hoy, pudiéndole añadir -con muy otro enfoque- el prólogo de Jesús Pardo a una acaso frustrada novela juvenil del autor (El capitancito, Santander, 1998).

El postmodernismo es un modernismo atenuado. Prosaísmo, nostalgia y coloquialismo (más en unos que en otros) sin abandonar la estrofa clásica -José del Río es gran hacedor de sonetos- ni un timbre que otros llaman "postrubeniano". El modernismo se atenúa, pierde decadencia y gana narratividad, pero no desaparece. Así, Del Río es un poeta de nostalgias, de mares, de evocaciones viajeras, de tabernas de puerto y lánguidas señoritas que esperan al marino, en una sonoridad modernista, con gran propensión al relato, como en el poema (entre muchos) "Crimen" de Versos del mar...

Quizás el libro más sugestivo de nuestro poeta sea Hampa, editado en 1923, y nunca más reeditado ni citado en vida del autor, acaso por un reaccionario concepto moral. Dentro del mismo estilo poético descrito y con igual tendencia retórica (es acaso el único defecto monótono del autor, alguna largueza retorizante) Hampa, subtitulado Estampas de la mala vida, es un buen ejemplo, un alto ejemplo (menos excepcional de lo que mi amigo Luis Alberto de Cuenca cree) en ese feísmo modernista, que el postmodernismo acogió con mayor fuerza: la estampa prostibularia, la Musa del arroyo que escribió Emilio Carrere, o el ámbito de Santa Isabel de Ceres en prosa de Vidal y Planas. Manuel Machado lo dijo en verso lapidario, hijo de Baudelaire: "Hetairas y poetas somos hermanos". Poeta limitado y feliz, poeta del realismo sucio, de la nostalgia marinera y de la evocación histórica, fino poeta sin evolución, Del Río Sáinz merece un puesto en su momento, y aquí lo tenemos en un tomo que probablemente peque por exceso. Una buena antología cumple menos al estudioso, pero gustaría más al lector.