Alrevés. Barcelona, 2012. 286 páginas, 17 euros



Si hay un nombre que merezca figurar en la nómina de autores emergentes del género negro en nuestro país, ese es el de Susana Hernández (Barcelona, 1969). Su libro anterior, Curvas peligrosas (Odisea, 2010), fue toda una sorpresa para los amantes del género, además de la carta de presentación de sus dos protagonistas, las subinspectoras Rebeca Santana y Miriam Vázquez, que centran también su nueva entrega.



Esta vez, las policías investigan los sádicos crímenes de un violador y asesino en Barcelona y la Costa Dorada. A la trama principal se unen diversas historias secundarias: el secuestro de una mujer, el acoso que sufre una de las policías, la vida sentimental de Rebeca (que es gay, como gran parte de las mujeres que pueblan estas páginas), o su dolorosa relación con su madre. Poco a poco todo irá convergiendo en una sola historia tan compleja como bien urdida. Del mismo modo, los personajes que al principio parecían arquetípicos resultan ser de un gran calado psicológico.



Aunque lo que más sorprende de esta novela es la seguridad con que su autora sabe conducirnos a través del bosque de la narración, atendiendo a todas las ramificaciones argumentales pero sin perderse en ningún momento. Hernández sabe cómo atrapar al lector desde la primera línea, y lo hace. Dejarse es un placer.