Ignacio del Valle

Ilustraciones de Miguel Navia. Pez de Plata. Oviedo, 2017. 216 páginas. 18'90€

Tras la publicación en 2016 de Los días sin ayer (por entregas en El País) y Soles negros (Alfaguara), Ignacio del Valle (Oviedo, 1976) lanza, con ilustraciones de Miguel Navia, la que quizá sea su novela más íntima y personal, Índigo mar. En ella, un escritor, Pablo, se refugia en una solitaria isla, en lo más duro del invierno, para rematar su próximo relato mientras lo cercan extraños vecinos, sueños perturbadores, una fantasmal pantera y una tormenta perfecta.



Historia de una pasión fou, pero también esbozo de un thriller, novela costumbrista, reflexión metaliteraria, torrido relato de sexo, y de maltrato, mentiras y desamor, con constantes referencias literarias y cinematográficas (imposible no citar La mujer pantera de Tournier), el libro intenta revelar, según su protagonista-narrador, cómo "la vida de las personas se resuelve en las formas que tienen de pactar con su insatisfacción".



La novela se lee con interés, gracias a la habilidad y solvencia narrativa de Del Valle, pero su ambicioso propósito queda sepultado por la dispersión de la trama. Tampoco las reflexiones sobre la escritura renuncian a los lugares comunes. No hay destellos ni sorpresas: "debía escribir un texto capital, algo que diera sentido a la existencia" (p.11); "escribir es eso, querer escapar" (p.35). Afortunadamente, el relato da un giro inesperado final que vuelve a atraparlo. Como entretenimiento no está mal.