Image: Los cuarteles de la memoria

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Novela

Los cuarteles de la memoria

Xuan Bello

27 noviembre, 2003 01:00

Xuan Bello. Foto: Mercedes Rodríguez

Versión castellana del autor. Debate. Madrid, 2003. 288 páginas, 19 euros

Xuan Bello (Paniceiros, Asturias, 1965) es ya el primer escritor de la literatura asturiana que ha conseguido traspasar las fronteras de aquella lengua. Lo ha logrado por el mejor camino: aplicando aquella idea de Miguel Torga consistente en entender que lo universal es lo local sin fronteras. Así lo llevó a cabo en su memorable Historia universal de Paniceiros (2002), galardonada con el premio Ramón Gómez de la Serna.

Y por igual vía vuelve a hacerlo en Los cuarteles de la memoria, otro texto singular por su voluntad de superación de los géneros literarios tradicionales integrando en artístico maridaje recuerdos autobiográficos, leyendas, reflexiones varias, relatos de viajes, divagaciones, sueños, poemas y un glosario que recoge lo más querido del autor, incluido su homenaje a la lengua asturiana, todo ello enriquecido por el aliento poético de una prosa impecable.

Este moderno mestizaje literario de Los cuarteles de la memoria nace de la autenticidad con que ha sido concebido el texto y de la fidelidad del autor a su mundo, a la memoria de su tierra natal sobre la que ha sabido crear un espacio mítico que convive con artística naturalidad con otras experiencias del autor en lugares tan distantes como Coimbra, Lisboa, París, Roma, Sicilia o Nueva York, con sus muchas lecturas de escritores españoles y extranjeros como Cunqueiro, Camões, Pessoa, Pirandello, Shakespeare, Jorge de Sena o Uxío Novoneira, y con narracio- nes orales escuchadas en cualquier parte del mundo, todo ello relacionado con la memoria de Paniceiros, donde ya están el ser humano entero y su mundo en su esencia repetida con variantes en otros lugares. Vida y literatura se funden aquí en un texto híbrido que constituye un sentido canto a las culturas rurales, como testimonio de un mundo perdido y recreado por la memoria del autor, como en la trilogía de Celama de Luis Mateo Díez, si bien con muchas diferencias entre ambos escritores. Empezando por que el libro de Xuan Bello es un viaje por la memoria del autor, que hace literatura de cuanto ha vivido, viajado, leído, oído y soñado. Y lo hace desde una lengua minoritaria, como Cunqueiro en tantos libros suyos y Atxaga en su día en Obabakoak, con plena consciencia de la necesidad de crear su propia tradición y su mitología, descubriendo para ello, si es preciso, el aleph de Borges en la piedra del laberinto de Tineo en Asturias.

Además de esta fecunda lección literaria de universalidad en la provincia del hombre y de la admirable integración textual de tradiciones orales y escritas, esta obra aborda muchos temas que preocupan al autor en buscada comunicación directa con sus lectores. El verdadero núcleo temático es el inexorable paso del tiempo, tanto en lo individual como en lo colectivo, relacionado con la consumada extinción de un mundo perdido. De ahí la actitud de nostalgia y melancolía que invaden el ánimo del narrador. Otros aspectos temáticos que conviene destacar son las referencias a la emigración asturiana, algunas alusiones a la Guerra Civil, los mitos y leyendas de Asturias, la reivindicación de su lengua, el tratamiento de ciertas cuestiones literarias, la atracción por Portugal, su forma de sentir y su literatura (el único país latino donde no entró la vulgaridad, al decir de Montale) y el viaje con lecturas como vía de conocimiento.

Añádanse a las altas cualidades de la hermosa prosa de la versión castellana por su gracia y naturalidad, el lirismo de muchas páginas, el humor (negro) desplegado en algunos episodios, el hallazgo expresivo de algunas intuiciones ("Envejecer en Lisboa no es ninguna tragedia: es una de las condiciones inherentes a la belleza", pág. 97) y la belleza poética de esta greguería que no hubiera desdeñado Gómez de la Serna: "La eñe es una ene soñadora que se ha puesto el sombrero del misterio" (pág. 119).