Traducción de Paula Cifuentes. Malpaso. Barcelona, 2014. 183 páginas, 18 euros

La corrupción y el descrédito de los políticos está propiciando la aparición de movimientos sociales que no aceptan la vía política como expresión de su malestar. Femen es la creación de cuatro adolescentes ucranianas que sufrieron en sus familias el hundimiento de la Unión Soviética y que crearon un grupo de estudio de textos marxistas llamado Nueva Ética. Además de leer a Marx, Engels y Lenin, quedaron subyugadas por August Bebel (1840-1913), socialista del parlamento alemán, que en 1880 publicó La mujer y el socialismo, un texto que ha servido de guía a cierto feminismo y que sedujo a las cuatro chicas de provincias que en 2008 comenzaron a definir los principios de lo que ya es un movimiento global.



Aupadas en las ideas de Bebel, construyeron un catecismo en el que el primer mandamiento es liberar a la mujer de la opresión del patriarcado. Dictaduras, industria del sexo y religiones diversas, pero sobre todo el islamismo, quedaban convertidos en enemigos. Anna Hutsol, Inna Shevchenko, Oksana Shachko y Sasha Shevchenko abandonaron Nueva Ética convencidas de que la lucha por la liberación de la mujer debía ser cosa suya, y fundaron Femen. Sin más recursos que su juventud, organizaron una especie de flashmob para protestar contra los cortes de agua caliente en Kiev. Era el 15 de julio de 2008 y con un grupo de chicas se metieron en la fuente de la plaza Maidán. Junto a los periodistas ucranianos, acudieron Reuters, AP y otras agencias de prensa.



Con esa performance las Femen tomaron conciencia del poder de su cuerpo y del gusto del periodismo por la subversión como espectáculo. A partir de ahí el grupo se posicionó en la web y comenzó a crecer políticamente. Sus acciones, ya en topless y con inscripciones en el torso, tuvieron en la Eurocopa 2012 el amplificador perfecto para su campaña contra el turismo sexual en Ucrania. La directora de cine australiana Kitti Green aprovechó para filmar su documental Ukraine is Not a Brothel (exhibido en DocumentaMadrid 2014, se regala con el libro). Desbordado el marco ucraniano, Femen tiene un centro de activistas en París y es ya una marca global. En España irrumpieron en el Congreso cuando el ministro Gallardón defendía su ley del aborto.



Judía de origen ruso, experta en el mundo postsoviético, Galia Ackerman vive en Francia desde 1984. La edición y el prólogo de este grito de guerra se ha escrito desde el contacto directo con Femen.