La asistenta (2023), de la autora bajo el pseudónimo de Freida McFadden (Nueva York, 1980), es un libro que promete ser leído en tres horas, un día a lo sumo. Lo corroboran miles de usuarios de TikTok y casi 15 millones de lectores, quienes califican este superventas de "adictivo".
Traducida a 45 idiomas y la primera de una trilogía que ha vendido más de 3,5 millones de copias en todo el mundo, la novela cuenta la historia de Millie, una joven con un pasado turbio y sin recursos, que acepta trabajar como empleada doméstica en la lujosa casa de los Winchester, convencida de que ese empleo puede salvarla de volver a la cárcel.
Pronto descubre que lo que parecía una vía de escape es una trampa donde nada, tampoco sus encantadores jefes, es lo que parece.
Portada de 'La asistenta', de Freida McFadden.
Un thriller psicológico de más de 300 páginas cuya principal virtud está en su asombrosa capacidad de atrapar al lector, más allá de su discutible calidad literaria.
Francesc Miralles, coautor del superventas Ikigai: Los secretos de Japón para una vida larga y feliz (2022), resume este fenómeno en su pódcast El club de los escritores.
"Es una historia burda y la manera de hablar de la protagonista en primera persona resulta hasta cutre, pero cuando levanté la cabeza había leído 70 páginas. Eso es una gran virtud porque, tal como vamos por el mundo estresados por mil cosas, que un autor tenga la capacidad de sacarte de tu mundo y meterte en una burbuja en la que ya no sales de ahí, es muy monetizable".
La asistenta, erigido como un bestseller global, ha sido también uno de los libros más vendidos en España en 2025 y 2024, e incluso lectoras reticentes, como María Pombo, lo han recomendado en sus redes sociales.
De hecho, ha sido gracias a este boca a boca viral e imprevisible —muy similar al de fenómenos como Tan poca vida (2015), de Hanya Yanagihara, o Las gratitudes (2019), de Delphine de Vigan—el que lo ha convertido en el libro omnipresente en todas las toallas de playas mediterráneas el pasado verano.
Ahora, con el estreno de su adaptación cinematográfica, es muy probable que también sea un regalo literario navideño para quienes les gusta ir a lo seguro.
El cineasta estadounidense Paul Feig (La boda de mi mejor amiga, Cuerpos especiales) firma una adaptación muy fiel al libro —incluso mejor que él, ha afirmado su autora— en la que apenas se permite licencias autorales, más allá de algunos ecos de Perdida (David Fincher, 2014), y que se acerca al thriller psicológico y erótico de los 90.
La película, que se estrena en España el 1 de enero, está protagonizada por Amanda Seyfried, quien encarna a la malvada Nina Winchester, y Sydney Sweeney, a la problemática asistenta.
Sweeney (1997), que saltó a la fama gracias a la serie Euphoria y parecía destinada a consolidarse, junto a sus compañeros de reparto Zendaya o Jacob Elordi, como uno de los nuevos rostros del cine estadounidense, se ha ganado hoy la etiqueta de actriz más polémica de Hollywood.
Su participación en una campaña para la marca de vaqueros American Eagle —criticada por un eslogan que muchos interpretaron como un guiño a la supremacía blanca ("Sydney tiene genes geniales", en un juego de palabras entre genes y jeans)— y su simpatía hacia el partido republicano de Donald Trump, que celebró públicamente su supuesta afiliación, están lastrando su carrera en una industria muy polarizada.
La actriz ha querido evitar la condena marilynesca de "bomba sexual", fundando su propia productora (Fifty-Fifty Films, en 2020) y cogiendo papeles "serios", como el thriller Reality (Tina Satter, 2023), Eden (Ron Howard, 2024) y el reciente biopic Christy (David Michôd, 2025), sobre la boxeadora estadounidense más exitosa de los años 90.
Con esta última interpretación, que recuerda inevitablemente al Million Dollar Baby (2004) que dio un Oscar a Hilary Swank, y a Yo, Tonya (2017), filme con el que Margot Robbie reivindicó su propio papel como productora, Sweeney parecía dispuesta a luchar por la estatuilla.
Pero los pésimos resultados en la taquilla estadounidense —no consiguió superar los 2 millones de dólares y Eden corrió la misma suerte— han descalabrado esas ilusiones y reabierto, junto a otros casos recientes como el de Nicki Minaj, el debate sobre si hoy una celebridad puede permitirse ser abiertamente conservadora.
Sin embargo, el progresivo éxito en cines de La asistenta, estrenada el 19 de diciembre en Estados Unidos, podría cambiar la suerte de Sweeney.
Amanda Seyfried y Sydney Sweeney en 'La asistenta'.
La película, que llegó sin un gran presupuesto y sin el respaldo de una productora importante, ha logrado captar la atención del público estadounidense en una cartelera dominada por Avatar: Fuego y ceniza, Zootopia 2 y Wicked Parte II. Frente a un presupuesto de 35 millones de dólares, ya ha recaudado 26 millones.
Las cifras internacionales siguen siendo modestas —solo se ha estrenado en tres mercados extranjeros— y aún queda camino por recorrer, pero todo apunta a que la temporada navideña podría ayudar a que el fenómeno literario se repita en taquilla.
También en España, donde las polémicas que rodean a Sweeney, quizá algo lejanas para el público, no tendrían por qué empañar el estreno del thriller de McFadden, llamado a confirmar su doble condición de éxito viral y fenómeno popular.
