La poeta María Victoria Atencia ha sido reconocida con el Premio Nacional de las Letras Españolas 2025, dotado con 50.000 euros, por "una creación poética que posee y recrea la esencia de la vida", según el acta del jurado. "En sus versos, la palabra se justifica a sí misma por su capacidad de trasmitir instantes de trascendencia emocionante, por una clara fe en el valor representativo y por la relevancia de su belleza", se añadía en el acta.
El jurado ha celebrado, además, una poética que "parece brotar de 'manantial sereno', atravesada por un verso limpio de traspasada pureza y por la búsqueda de una perfección sin ambages. En su poética, a modo de tapiz, cada puntada sirve de armazón para el conjunto global y para otorgar un significado que multiplica sus efectos estéticos".
Atencia ha incorporado, a lo largo de su nueva trayectoria, "nuevas miradas que otorgan mayor prestancia y profundidad a su lectura y la convierten en una voz imprescindible en sí misma, sin necesidad de pertenencia a generación canónica alguna, salvo la de su compromiso eterno como mujer creadora", ha concluido el jurado.
Nacida en 1931 en Málaga, ciudad en la que siempre ha vivido, desde muy joven estuvo ligada a los poetas del grupo Caracola. Además, no son pocos quienes la consideran miembro de la Generación del 50, integrada por poetas realistas cuya producción literaria tuvo lugar esencialmente en el franquismo. Otros no la consideran de este grupo, si bien reconocen que por su edad bien podría haber pertenecido a él.
"Por razones literarias, se la podría adscribir a la Novísima, con la que converge, tras quince años de silencio, tanto en criterios estéticos como en lo referente a la publicación de libros, contemporáneos de los iniciales de Antonio Colinas o Guillermo Carnero, quien da a conocer su poesía al común de los lectores gracias a la edición de la antología Ex libris (Visor, 1984)", explicaba el poeta y crítico literario Álvaro Valverde en la reseña para El Cultural de su poesía completa, Una luz imprevista (Cátedra), que vio la luz en 2022.
Valverde señalaba, además, el "territorio confuso" en el que su poesía se instala: su "lirismo levemente anacrónico" o "la importancia que da al lenguaje", rasgos novísimos. Y es que "su poesía, de sesgo culturalista, a rachas barroca y preciosista, es del conocimiento".
Amén de estas consideraciones, estamos ante "una voz clara e independiente, dueña de un mundo propio, ajena a rígidos preceptos académicos", explicó Valverde. Por él sabemos también que "escribe a lápiz. Después, borra y corrige. De esos dos momentos: surgimiento y depuración, emanan sus elegantes, sentenciosos poemas".
"Maestra de la palabra exacta", como acerto a definirla el poeta Pablo García Baena, sigue deslumbrando a sus lectores con la consición de su mensaje, a menudo licuado a través del verso blanco alejandrino. Su capacidad rítmica y el respeto a la métrica están al servicio de sus majestuosos encabalgamientos, que lo mismo forman parte de un monólogo, a la manera de Eliot, que de un apunte doméstico o un recuerdo infantil.
La memoria y el paso del tiempo son también algunas constantes de "la poesía espiritual en el temblor de San Juan de la Cruz" que cultivó Atencia, según refirió Luis María Anson en esta revista. En el mismo artículo hablaba de la "mujer extraordinaria que clavó al suelo, profunda, su raíz". Y es que "el corazón de la escritora ensancha la vaciedad del tiempo, su completo solsticio de plenitud herida".
Atencia es autora de numerosas obras, entre las que destacan Tierra mojada (1953), Cuatro sonetos (1955) y Cañada de los ingleses (1961), lo que podríamos considerar la primera parte de su obra. Marta & María (1976), Los sueños (1976) y El mundo de M.V. (1978) corresponderían a la segunda etapa
Compás binario (1979), Adviento (1983) y Paulina o el libro de las aguas (1984) serían de la tercera etapa. Y en la cuarta encontraríamos De la llama en que arde (1988) o La pared contigua (1989). A esta podrían unirse algunas de sus últimas entregas: El hueco (2003), De pérdidas y adioses (2005) y El umbral (2012), libro por el que fue reconocida con el Premio Real Academia Española de creación literaria 2012.
Entre otros premios, cuenta con el Premio Nacional de la Crítica 1997 y el Premio Luis de Góngora de las Letras Andaluzas 2000. En 2014, fue galardonada con el XXIII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, siendo la cuarta mujer en conseguirlo y la primera española. En aquel momento manifestó su "enorme satisfacción" por alzarse con un premio de esos que, "por lo general, suelen ser poetas mayores los que los ganan".
Su obra está traducida al francés, portugués, gallego, inglés, italiano, lituano, checo, búlgaro, rumano, polaco, sueco, árabe, hebreo, flamenco y latín, entre otras lenguas.
Atencia es académica de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, de Málaga, y correspondiente de las de Cádiz, Córdoba, Sevilla y San Fernando; consejera del Centro Andaluz de las Letras y de la Fundación María Zambrano, y Honorary Associate de The Hispanic Society of America (Nueva York).
El premio, concedido por el Ministerio de Cultura, distingue el conjunto de la labor literaria, en cualquiera de las lenguas españolas, de un autor español o autora española, cuya obra esté considerada como parte integrante del conjunto de la literatura española actual.
Manuel Rivas, ganador de la pasada edición, se unió a una amplia lista de galardonados, entre quienes se encuentran Cristina Fernández Cubas, Luis Landero, Rosa Montero, José María Merino Sánchez, Luis Mateo Díez, Francisca Aguirre o Bernardo Atxaga, entre otros.
