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Cuando un escritor ha conseguido el éxito, la responsabilidad de emular ese resultado feliz puede convertirse en un conflicto añadido si pretende abordar un nuevo trabajo. Se enfrenta al mercado, al gusto de los lectores y a la valoración de la crítica, pero también a sí mismo, y eso siempre resulta lesivo.

Los nuevos

Pedro Mairal

Destino, 2025

437 páginas. 21,90 €

Pedro Mairal (Buenos Aires, 1970) vivió la gloria más rutilante con La uruguaya (2017), una ficción breve, desenfadada y ajustada al presente en la que un individuo muestra los riesgos que implica vivir a caballo de dos realidades. El texto, que recibió el Premio Tigre Juan, fue llevado al cine en 2022, lo que también sucedió con Una noche con Sabrina Love (1998), su debut literario.

Ahora, Mairal regresa a la novela con Los nuevos, que es otra cosa. Lo hace tras la publicación de Breves amores eternos en 2019, un libro de relatos en el que recoge algunos temas de su orbe personal como la decadencia del matrimonio burgués, el erotismo y el paso del tiempo.

En Los nuevos, el escritor argentino se enfrenta a tres historias protagonizadas por tres adolescentes que viven el paso a la edad adulta. El primero, Thiago Vinter, se despierta en un centro psiquiátrico donde ha sido recluido después de haber prendido fuego, por azar, a La Lobería, un lugar en el que transcurre el veraneo de la burguesía bonaerense.

Thiago no se ha recuperado de la muerte de su madre, sucedida unos meses atrás, y es incapaz de conectar con su entorno. Su padre vive con otra mujer y él se siente expulsado tanto del mundo que han forjado como de sí mismo.

Bruno estudia economía en una universidad de los Estados Unidos, aunque su verdadera vocación es la música. En Wisconsin está solo, lejos de su familia y de sus amigos, inmerso en una cultura que le resulta extraña, pasando el crudo invierno del norte y tratando de comunicarse en una lengua que le hace sentir ajeno. Por suerte conoce a Mei, pero ella se marcha a disfrutar las vacaciones de fin de año y, tras su regreso, pone fin a la relación que mantenían.

Pilar, que funciona como adherente del grupo, reside en Buenos Aires, a ratos con su abuela y otras veces buscándose la vida como puede. Su madre está en Barcelona, donde comparte la vida con su pareja, completamente desentendida de Pili y de la situación al otro lado del Atlántico. Los tres –Thiago, Bruno y Pilar– se apoyan y juntos tratan de construir una familia alternativa, la que no han tenido de forma natural.

Lo mejor de la novela es el retrato de la indefensión de los jóvenes y la compasión que suscitan sus biografías

La obra ahonda en la dificultad de ser adulto, en las trampas que aguardan a unos muchachos, deseosos de volar solos, que desconocen lo que está por venir. Para ello, refleja la circunstancia de estos chicos, los nuevos o recién llegados a la vida madura (de ahí el título), tan ajenos a la violencia que les espera, tan ingenuos e inocentes que provocan ternura, aunque la realidad, a pesar de su juventud, ya les ha mostrado sus garras.

El relato es conmovedor en ocasiones y resulta más logrado cuando se centra en la historia de Bruno, quizá porque es la más verosímil y la más ajustada a una narración que no derrapa por las curvas del desvarío.

En el libro destaca cierto componente metaficcional que a veces convierte la escritura en autoconsciente. En algunos pasajes parece responder a la autoría de Thiago, aunque Pili también participa de un juego que resulta deliberadamente ambiguo. Con todo, lo mejor de la novela es el retrato de la indefensión de los jóvenes y la compasión que suscitan sus biografías.