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Intentar descifrar al ganador del Premio Nobel de Literatura resulta una tarea altamente improbable. No existen patrones esclarecedores, más allá de la alternancia de sexos cada año, una variable que se repite desde 2018.

Kazuo Ishiguro (2017), Olga Tokarczuk (2018), Peter Handke (2019), Louise Glück (2020), Abdulrazak Gurnah (2021), Annie Ernaux (2022), Jon Fosse (2023) y Han Kang (2024) han sido los últimos premiados por la Academia Sueca, que este jueves 9 de octubre anunciará el ganador de este año a las 13 horas. Advertimos en esta nómina, amén de la sucesión hombre-mujer, alguna otra variable. Por ejemplo, que en una relación de diez escritores están representados cuatro de los cinco continentes.

Habiendo sido Han Kang, surcoreana, la última ganadora, cabe pensar que este año podría ser un escritor occidental quien se lleve el gato al agua. Entre los mejor posicionados en las casas de apuestas se encuentra el húngaro László Krasznahorkai, reconocido con el Premio Formentor en 2024.

Autor de culto en toda Europa y colaborador habitual del cineasta Béla Tarr, pasó buena parte de su juventud vagando por su país en compañía de borrachos y marginados. "Fue una rebelión contra mi familia burguesa, de adolescente, que se alargó un poco", dijo en una entrevista con El Cultural el año pasado. Entonces Hungría estaba dominada por el ejército soviético.

Sus novelas, entre las que destacan Tango satánico y Melancolía de la resistencia, exploran la fragilidad y el miedo de los seres humanos. Si realmente la defensa de los derechos humanos fuera uno de los elementos que la Academia tiene en cuenta en su dictamen, Krasznahorkai sería un autor perfectamente premiable. 

Alfred Nobel, inventor de la dinamita y creador de los galardones, solicitó que este se concediera cada año "a quien hubiera producido en el campo de la literatura la obra más destacada", pero también que fueran obras elaboradas "en la dirección ideal" y que reportaran "el mayor beneficio a la humanidad".

Por la ambición de su obra, Can Xue también sería una candidata ideal. La escritora china, una habitual en la zona noble de las quinielas durante los últimos años, formó parte del grupo vanguardista de los 90 en su país. A lo largo de su carrera, ha desafiado la narrativa tradicional a través de una pulsión surrealista. Su literatura, inclinada a lo onírico, está plagada de referencias filosóficas.

Sin embargo, que el año pasado ganara Han Kang, otra asiática, socava prácticamente sus posibilidades. Solo dos compatriotas de Can Xue se habían hecho antes con el premio: Mo Yan en 2012 y Gao Xingjian en el 2000.

Siguiendo con los orientales, Haruki Murakami siempre tiene reservada su plaza en los puestos más altos de las apuestas. El autor de obras tan importantes como Tokio Blues1Q84 y Kafka en la orilla es el auténtico eterno candidato al Nobel. El escritor japonés, distinguido con el Premio Princesa de Asturias de las Letras en 2023, tendrá muy difícil alzarse con el galardón este año por la misma razón que Can Xue.

Uno de los nombres que ha sorprendido en las casas de apuestas –Betsson y Unibet, entre otras– ha sido el de Amitav Ghosh, que sería el primer indio en ganar el premio en más de 100 años. Conocido mayoritariamente por sus obras de ficción en inglés, se ha colado en la parte alta de la tabla, disputándose los primeros puestos con autores de la talla de Salman Rushdie o Mircea Cartarescu.

En cuanto a Rushdie, parece que el momento propicio para haberlo recibido ya pasó. Durante un evento literario el 12 de agosto de 2022, sufrió un intento de asesinato. El motivo era su férrea posición ante el fundamentalismo islámico (ya en 1989 una fetua del ayatolá Ruhollah Jomeini pidió su cabeza con una recompensa de 3 millones de dólares por su polémica obra Los versos satánicos). Aquel ataque terrorista de 2022 propició una ola de solidaridad que acabó convertida en campaña para que le dieran el Nobel, pero no ocurrió.

Con Cartarescu sí habrá que estar más atentos. Desde hace años es un imprescindible en las quinielas del Nobel. Sus rasgos literarios –monumental, universal, multigénero...– casan a la perfección con los gustos de la Academia Sueca. El autor de la trilogía Cegador, considerado uno de los grandes proyectos literarios europeos del siglo XXI, está también reconocido como uno de los poetas más importantes del mundo. 

Y además de ser varón y europeo –variables que, decíamos, podría pesar mucho en esta edición–, la última escritora nacida en Rumanía galardonada con el Nobel fue Herta Müller en 2009, y ni siquiera tenía nacionalidad rumana en el momento de la concesión del premio: era alemana.

Otro de los habituales en estas listas es Enrique Vila-Matas, prácticamente el único español que se asoma a las quinielas desde la muerte de Javier Marías. Este año el autor de Montevideo está especialmente arriba en las listas de las casas de apuestas. Sin embargo, en nuestro país, que tuvo en Camilo José Cela al último ganador del Nobel de Literatura –año 1989–, esta posibilidad se antoja muy remota.

La aparición de Cristina Rivera Garza sí parece más esperanzadora para la literatura en español –el peruano Vargas Llosa, fallecido este año, fue el último representante reconocido con el galardón sueco, en 2010–. La escritora mexicana conmocionó a la comunidad literaria internacional en 2021 con El invencible verano de Liliana (Random House), una obra en la que aborda el feminicidio de su hermana menor ocurrido en 1990 que le valió el Premio Pulitzer en la categoría de Memoria o Autobiografía.

Si repasamos las comparativas de las casas de apuestas, encontramos otros nombres más desconocidos. Uno de ellos es Gerald Murnane, "el más grande escritor vivo en lengua inglesa del que la mayoría no ha oído hablar", según The New York Times

El otro es el suizo Christian Kracht, considerado uno de los grandes autores contemporáneos en alemán. Una curiosidad al respecto: hay quien habla de la presencia de miembros de la Academia Sueca en el seminario del autor en el salón del libro de Gotemburgo a finales del mes pasado. Al parecer, se encontraban en primera fila.

Aunque este año no aparecen en la parte alta de las quinielas, siempre suenan para el Nobel los franceses Michel Houellebecq, Emmanuel Carrère y Hélène Cixous, la rusa Lyudmila Ulitskaya, el irlandés Colm Tóibín, la australiana Alexis Wright, el keniano Ngugi Wa Thiong’o, la canadiense Margaret Atwood, el noruego Karl Ove Knausgard, los estadounidenses Don DeLillo, Anne Carson y Thomas Pynchon, el portugués António Lobo Antunes, el argentino César Aira...