“Así es como queremos creer en nuestra amistad estelar, aun cuando tengamos que ser enemigos terrenales”. La amistad y el posterior desencuentro entre Friedrich Nietzsche y Richard Wagner –“Éramos amigos y nos volvimos extraños”– no solo dio lugar a una de las conversaciones teóricas y culturales más profundas e influyentes de la moderna historia cultural alemana y europea, tal como queda reflejado en esta reciente Correspondencia, la edición más completa y definitiva en castellano. De hecho, que el especialista en Nietzsche Luis Enrique de Santiago Guervós esté detrás de la misma es una garantía de rigor y calidad.
La edición cuenta además con dos prólogos, de Miguel Ángel González y Elisabeth Förster-Nietzsche, la siniestra hermana, una reflexionada selección de textos del pensador sobre el músico y una exhaustiva cronología que contextualiza las distintas fases de este profundo vínculo que atraviesa el Romanticismo hacia un nuevo paradigma cultural.
Como dejó escrito Thomas Mann, “¿acaso nuestras controversias político-espirituales son otra cosa que la aprovechada versión periodística de esta lucha contra Wagner y de la autosuperación del Romanticismo que aconteció en Nietzsche y por Nietzsche?”.
Correspondencia
Richard Wagner y Friedrich Nietzsche
Traducción de L. E. de Santiago Guervós
Fórcola, 2025
396 páginas. 29,50 €
Como vemos a lo largo de estas apasionadas páginas, la relación Nietzsche-Wagner atraviesa el XX y llega a nosotros bajo diferentes modulaciones; en ella se despliega una disputa sobre el sentido político de la cultura y el “mito” en el horizonte del desencantamiento de “la muerte de Dios”, un momento crucial para comprender cuestiones actualmente candentes como la estetización de lo político en los dispositivos de la “industria cultural” y el sentido moderno de la crítica a los nuevos efectos fantasmagóricos de la sociedad de masas.
En efecto, Nietzsche y Wagner ascenderán lo suficiente para dejar atrás el mundo burgués, al menos aparentemente. Mientras que el filósofo sólo permaneció poco tiempo embrujado por la fascinación del abismo romántico, el músico terminó sucumbiendo al mal de las alturas y recayó en el cristianismo. En su última ascensión, Wagner quedó paralizado por este vértigo. ¿Se dejó caer por debilidad o por convicción? Nietzsche utilizará más tarde una dura palabra: “traición”.
Nunca se insistirá lo suficiente en la tremenda importancia que tuvo para
Nietzsche la ruptura con Wagner
¿Qué lazos llevaron a que ambos quedaran mutuamente fascinados? Desde 1868 a 1876, fecha de inauguración de los primeros festivales de Bayreuth, el joven filólogo ve en el músico un Esquilo redivivo capaz de hacer renacer el legado dionisíaco de la Antigüedad.
Con su alianza ambos buscaban nada menos que hacer tambalear y revolucionar un sistema social escindido en un orden laboral alienante y una cultura especializada sin alma, erudita, meramente ornamental. Sin embargo, ya en 1874 el joven Nietzsche sospechaba que este arte era una suerte de “huida del mundo”, un modo de hacer suya “una parte de la fuerza de la religión moribunda”.
Nunca se insistirá lo suficiente en la tremenda importancia que tuvo para Nietzsche la ruptura con Wagner. Poco a poco, como vemos en esta correspondencia, la reforma del músico será interpretada como un programa basado en la impotencia pesimista y en la resignación estetizante y narcisista del artista ante una realidad omnipotente y ajena al individuo.
