Gertrude Stein, fotografiada por Carl van Vechten en 1935 con la bandera estadounidense de fondo. Foto: Colección Carl van Vechten, Librería del Congreso de EE. UU.

Gertrude Stein, fotografiada por Carl van Vechten en 1935 con la bandera estadounidense de fondo. Foto: Colección Carl van Vechten, Librería del Congreso de EE. UU.

Letras

150 años de Gertrude Stein, el icono de la modernidad

La escritora y mecenas, nacida el 3 de febrero de 1874, renovó la literatura y desempeñó un papel crucial en la trayectoria de la Generación Perdida.

3 febrero, 2024 01:37

Para muchos es la imagen (años 30) de una mujer algo hombruna, de cabello muy corto, vestida de modo informal en las fotos que le hizo Carl van Vechten. Otros añadirán una frase emblemática de ese modo que no tenía miedo en repetir palabras: “Una rosa es una rosa, es una rosa, es una rosa”. El estilo. Pero hay otra frase si menos conocida, aún más emblemática de modernidad: “No hay ahí allí”. Claro, es la poderosa Gertrude Stein (1874-1946), norteamericana que pasó casi toda su vida en Francia y que es uno de los iconos de la modernidad en nuestro mundo. Los anglosajones dicen “modernism”, pero en el mundo hispánico “modernismo” aún es el mundo y la cultura simbolista/decadente de entresiglos.

Para quitar algo esa ambigüedad no coincidente, diremos que James Joyce, Virginia Woolf o Gertrude Stein son pilares de la modernidad prosística, de la nueva prosa y manera de narrar en inglés.

Miss Stein nació el 3 de febrero de 1874 en Allengheny, una localidad de Pensilvania, hija de una familia de judíos adinerados que habían llegado de Alemania. En 1877 los hijos de la familia Stein pasan más de un año educándose en Viena y París. Para los padres de Gertrude, la cultura y el estilo seguían siendo europeos. Volvieron un año después a vivir a California y más tarde, Gertrude estudió en Baltimore y en Harvard, con el psicólogo William James. Le interesaba la movilidad de la conciencia y “el flujo de conciencia” por sus evidentes posibles conexiones con la literatura. En 1891 sus padres ya habían muerto y sería su hermano mayor Michael quien fuera cabeza de familia.

Aunque se escribió después, sabemos por la primera obra de Gertrude, QED (“Quod est demostrandum”), que siendo aún alumna fue parte de un trío lésbico, que el librito de 1903 –publicado después– narra en una prosa áspera.

La verdadera vida de Gertrude Stein comienza en 1902, cuando junto a su hermano Leo marchan a Londres y después a París, donde se instalan en la casa que será emblemática de la modernidad por su colección de arte y por sus reuniones: 27 rue de Fleurus. De 1903 a 1914, inclusive, será punto geográfico de todo lo moderno, pues los hermanos Stein van a empezar a gastar su fortuna comprando arte moderno: Paul Gauguin, Paul Cézanne, Renoir, Delacroix, Henri Matisse y Pablo Picasso, entre otros. Picasso (que tuvo especial relación con Gertrude) pintará en 1906 su famoso retrato, icono de amistad y modernidad doble, albor del cubismo.

Gertrude Stein, sentada en su estudio de París, con el célebre retrato que le hizo Pablo Picasso y otras pinturas de arte moderno colgadas en la pared.

Gertrude Stein, sentada en su estudio de París, con el célebre retrato que le hizo Pablo Picasso y otras pinturas de arte moderno colgadas en la pared.

En 1914, Leo Stein decide irse a vivir a Italia, a Settignano, y eso supone la división de la gran colección de pintura. Y por supuesto la ruptura –que durará siempre– entre ambos. Leo prefiere a Cézanne y Gertrude a Picasso. Pero ella, sola, seguirá comprando cuadros: Juan Gris o André Masson, entre otros. Hacia 1932, declaró que “la pintura se ha convertido en un arte menor”. Sin duda excluía a los grandes. Pero hemos dicho sola y hacía tiempo que miss Stein no estaba sola. En 1907 conoce en París a Alice B. Toklas, judía y lesbiana como ella, acabada de llegar a París desde su natal San Francisco. Menudita y con un simpático bozo sobre el labio, Alice sería de por vida la compañera de Gertrude.

La brillantez de su colección de arte y de los amigos o conocidos que irán a la rue Fleurus, podría opacar a la escritora, pero todo iba unido. Picasso, Hemingway, Scott Fitzgerald, Pound, René Crevel, Matisse, Paul Bowles –a quien Gertrude en 1931 aconseja ir a Tánger–, Picabia o Van Vechten son sólo algunos de los nombres que iban a conocer y a dejarse saber por aquella gran dama heterodoxa de la pintura y la escritura. Ella habló de la Generación Perdida y aunque le tenía personal simpatía siempre dijo que el dipsómano Fitzgerald era un escritor con poco talento. ¿Por el alcohol?

Solo en dos momentos, Gertrude y Alice abandonaron París: en 1934/35 vuelven un año a Estados Unidos a dar conferencias y a sentir acaso que ya es un mito. Conocieron a Charles Chaplin y a otra notable admiradora, Eleanor Roosevelt, la mujer del presidente, con pinitos y simpatías lésbicas. Algo antes –en 1916– habían estado un largo verano en Mallorca. Y al fin (poco antes de la Guerra Mundial) dejaron París, acarreando sus cosas, para establecerse en una casa campestre en el pueblecito de Culoz, en la región Rhônes-Alpes.

Algunos dijeron (recordando las conferencias de Stein) que padecía “palilalia”, que hace que el sujeto repita al hablar involuntariamente sílabas o palabras. ¿Fue Gertrude consciente y lo llevó a su literatura? Se dice que se movió entre el estilo hermético (el más propio de su modernidad), otro estilo más sencillo, algunos lo llamaron “popular” y otro más discursivo.

La Gertrude “moderna” plenamente está en Tres vidas –escrito en 1906–, The Making of Americans, en español Ser americanos, obra larga concluida en 1911, pero que no se publicó hasta 1925, Word Portraits (Retratos en palabra) de 1913 y –antes, en 1912– una serie de posibles poemas en prosa, que cuentan entre lo que más aman sus admiradores, Tender Buttons (Botones tiernos), edición de 1914.

Linealidad y a veces temporalidad rotas, frases que vuelven sobre sí o se reiteran, Gertrude Stein fue sin duda una de las grandes “modernas”. Casi todo, obra relativamente temprana, si se excluye su más popular y vendida novela, Autobiografía de Alice B. Toklas (1933), que es menos la vida de su amiga que la de ella misma. La dama sáfica y picassiana es un mito. En la guerra se encerraron en su pueblo y nada ocurrió (judías y lesbianas) ni con la policía ni con la Gestapo. Tenían un protector, Bernard Fäy, peso pesado del Régimen de Vichy. Lo más que hizo Gertrude –hasta 1942– fue traducir los discursos de Pétain. Un punto oscuro (toda la etapa) en su historia. Stein murió en un hospital cerca de París en 1946. La sugestiva Alice vivió hasta 1967. Escribió un librito, Lo que se recuerda, en 1963. Mito cubista Gertrude, bigotillo Toklas.