Antonio Ortuño (Zapopan, México, 1976) es el autor de novelas como Recursos humanos (Anagrama, 2007), Ojo de vidrio (Fondo de Cultura Económica, 2018) y Olinka (Seix Barral, 2019), aunque con sus libros de relatos ha conseguido un especial impacto público. No en vano, con ellos consiguió el Premio de Narrativa Breve Ribera del Duero de 2017 y el Premio Bellas Artes de Cuento Hispanoamericano Nellie Campobello de 2018, ambos por La vaga ambición, donde explora la naturaleza de la escritura.

La Armada Invencible

Antonio Ortuño

Seix Barral, 2023. 379 páginas. 19,90 €

En el ámbito del cuento también ha publicado La señora Rojo (2010) y Esbirros (2021), reseñado en estas páginas. En su obra, Antonio Ortuño muestra una singular predilección por observar desde ángulos no usados para incomodar y revelar el lado más salvaje de la vida. La suya es una literatura crítica, descarnada y a veces cínica en la que se diseccionan temas como el poder, la violencia o el sexo, a menudo esbozados desde la irritación, la sordidez y la dureza.

En La Armada Invencible se cuenta la historia de un grupo de heavy metal que, más de veinte años después de la creación y de la posterior liquidación de la banda, deciden refundarla. La novela se inicia con la figura de Barry Dávila, el otrora líder, que se pasea a cámara lenta no entre fans enloquecidas a la salida de un concierto, sino en Horizontes, un centro comercial de Zapopan.

El retrato que de él hace el narrador es un dechado de ironía desmitificadora en el que destaca su pertenencia otro tiempo, motivo recurrente a lo largo de las casi cuatrocientas apretadas páginas que configuran la obra: su cara de ídolo trasnochado; su indumentaria postiza; una fealdad que se compara con la de un codo, un riñón o “el escroto de su padre”; y su mirada al infinito “porque también era miope”.

Pasados los cuarenta, Barry trata de reconvertirse en el Hell Angel que fue tras años de mansedumbre conyugal –época en la que vestía con pantalones de pinzas, polos de manga corta y jerseys sobre los hombros–, aunque lo que desea de verdad, en realidad, es recuperar la juventud perdida, ese tesoro divino que se va para no volver.

Lo mejor del libro es el interés por comparar a los personajes en dos etapas de la vida y por mostrar su evolución

La novela se organiza a modo de LP, con una primera parte –Lado A– y una segunda –Lado B– subdivididas a su vez en cinco capítulos cada una, cuyos títulos –en inglés– lo son también de canciones, empezando por “Jump in the Fire” de Metallica y terminando por “Balls to the Wall” de Accept; toda una declaración de intenciones. Junto a la narración en primera persona, el texto se completa con entrevistas a los distintos protagonistas que añaden diferentes puntos de vista sobre la historia y una polifonía de voces y acentos.

Lo mejor de la novela de Ortuño es el interés por comparar a los personajes en dos etapas de la vida y por mostrar la evolución que experimentan desde lo que querían ser de jóvenes y lo que imaginaban que serían, hasta lo que realmente son tras una biografía llena de fracasos. La obra, sin embargo, no profundiza en lo que efectivamente supone el paso del tiempo sobre los individuos y se queda en lo superficial.

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Además, La Armada Invencible, cuyo título –metafórico– responde al nombre de la banda de metal, se fundamenta en el exceso. Hay en el libro una superabundancia de términos malsonantes, de voces de jerga, de palabras y de usos propios de la lengua hablada en México que dificultan su intelección a un lector que la desconoce. También son exageradas, por repetidas, las referencias a la vida crápula y licenciosa de los músicos de heavy, algunas escenas y el número de páginas.