El periodista Mauricio Vicent ha fallecido este domingo a los 60 años por una crisis cardiorrespiratoria producida por un ataque de asma. Hasta este mismo fin de semana, ha estado en contacto con el periódico El País, medio del que fue corresponsal en La Habana (Cuba) durante dos décadas de su carrera, que fue jalonada con numerosos reconocimientos.
Aunque nacido en Madrid, Cuba fue el país en el que pasó largas etapas de su vida, donde conoció a la que fue su mujer y donde se desarrolló profesionalmente. Como tantos periodistas que se atrevieron a contar la realidad de la isla, fue represaliado por el régimen castrista. En 2011, el Centro Internacional de Prensa (CPI), correspondiente al Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, le retiró su credencial de periodista.
Según el gobierno cubano, estaba ofreciendo “una imagen parcial y negativa” de la isla. Después de unos años en España, regresó a La Habana para ocuparse de materias relacionadas con la cultura. Más allá de su influencia en el ámbito del periodismo político, Vicent se convirtió en un especialista de la música cubana. Fue autor del guion del documental Música para vivir (2009), dirigido por Manuel Gutiérrez Aragón.
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Dos años después, él mismo dirigió su primer documental, del que también fue guionista. Baracoa 500 años después es el testimonio audiovisual de lo que llevaba relatando tanto tiempo acerca de la sociedad cubana.
En 2014 publicó con Norman Foster el libro Havana: Autos & Architecture, y en 2016 el cómic Crónicas de La Habana. Un gallego en la Cuba socialista, en colaboración con Juan Padrón. También fue autor del libro de entrevistas Los compañeros del Che, ilustrado con las fotografías de Francis Giacobetti.
Entre los reconocimientos recibidos a lo largo de su carrera, destaca el premio al mejor trabajo periodístico en el extranjero que le concedió el Club Internacional de Prensa de España en 1998. Además, fue finalista del Premio de Periodismo Cirilo Rodríguez en 1999.
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En el programa A vivir que son dos días, de la Cadena Ser, amigos como Santiago Auserón y Leonardo Padura le han dedicado palabras de afecto. El escritor cubano lo ha despedido así:
“Desde el dolor, debemos recordar a Mauricio con su alegría, su optimismo, su perseverancia humana e intelectual. Con su carácter expansivo, en el que se mezclaban de modo orgánico y profundo rasgos de su origen español y de su adquirida pertenencia cubana que lo armaban de la inteligencia irónica que lo caracterizó. Como el extraordinario periodista que fue, cargado con la vieja ética del oficio y la capacidad para ver más allá de lo evidente y saber trasmitirlo. Y, por supuesto, como la buena persona y amigo que fue. Como una persona decente”.
Licenciado en Psicología, realizó estudios de Derecho y desde 1991 hasta 2011 trabajó como corresponsal del diario El País y de la Cadena SER en Cuba. Su padre es el gran escritor Manuel Vicent y tenía dos hijos.