Hola, amigos: 

Podéis empezar a escribir sobre la nostalgia. 

El ganador de la semana pasada, dedicada a los paraguas, ha sido…:  

PilarAlejos  

Su matrimonio se rompió cuando olvidó el paraguas y tuvo que regresar a casa. 

Un olvido sin aparente relevancia para el protagonista, sin ninguna repercusión vital previsible —más allá del mojarse bajo la lluvia—, termina desvelando un adulterio de consecuencias dramáticas. El relato señala una verdad paradójica: que las grandes coyunturas están hechas de puras casualidades, que detrás de cada episodio llamado a ser irrelevante se puede esconder un hito vital, biográfico decisivo. El adulterio es el centro del relato, pero solo aparece como deducción lógica que media entre el olvido inicial y su repercusión última. La autora ha sabido aprovechar el sentido común del lector para ahorrarse palabras y en este ahorro, precisamente, radica la clave feliz del texto. Entre mostrar y definir los acontecimientos —entre escribir “Luis se enfadó” o “Luis frunció el ceño”— suele decirse que es preferible mostrar y permitir que el lector complete el dibujo narrativo con su perspicacia, que defina él la situación. Así lo ha hecho Pilar Alejos, ha construido su microrrelato para que el lector participe en él y lo complete, utilizando a tal fin un utensilio tan habitual en nuestro devenir cotidiano como el paraguas, utensilio sin importancia que finalmente propicia ese nexo inquietante entre lo azaroso y lo sustancial.   

Enhorabuena, Pilar, por el relato, magnífico, y por el premio.  

Otros micros pudieron haber ganado:

gpm  

En la cumbre por la paz, un líder llevó un paraguas blanco. El otro, una paloma nívea. Todos sonreían, pero el ave defecó en el paraguas.     

PilarAlejos  

Por culpa de un golpe de viento, el funambulista del paraguas tuvo una carrera fugaz. 

Psique  

Los días lluviosos olvidaba coger el paraguas a propósito. El día que su mujer dejó de recordárselo supo que la había perdido para siempre. 

PilarAlejos  

Cuando el asesino iba a deshacerse del arma homicida, cambió de opinión. La necesitaba. Llovía a mares.  

McEwan  

Cuando quería que lloviera no tenía más que dejarse el paraguas en casa. 

Marta  

¡He salido sin paraguas!, pensó mientras veía caer unas gotas de lluvia en la acera antes de estamparse en ella. 

Saludos cordiales