Barcelona

Difícil lo tiene la LXXI edición del Premio Planeta para superar la repercusión mediática del año pasado. Primero fue el anuncio de que la dotación del galardón se disparaba hasta la redonda y mareante cifra del millón de euros. Luego el bombazo se multiplicó al conocerse la novela ganadora, La Bestia, que reveló la verdadera identidad del Carmen Mola: tres hombres —Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero—, tres guionistas, se escondían detrás del nuevo fenómeno del thriller español.

Se antoja sumamente complicado que el autor/a premiado/a este sábado por la noche en la tradicional ceremonia que se celebra en el Museo Nacional de Arte de Cataluña suscite tantos comentarios —y polémica de paso—, salvo que se trate de un gran nombre, y mejor si es de la competencia —es decir, un nuevo caso Javier Cercas—. Pero la primera respuesta a la aparición de los seis ceros —el Planeta es el premio literario mejor dotado de las letras españolas— resulta lógica: todo el mundo quiere abultar su cuenta. En este 2022 se han presentado un total de 846 novelas, récord absoluto.

No obstante, lo primero que llama la atención es que solo hay nueve obras finalistas y no diez, como suele ser habitual. La decisión la explica José Crehueras, el presidente del Grupo Planeta: "Una ha sido eliminada por no cumplir las bases, ya había sido publicada en una plataforma". ¿Y por qué no añadir una más a la terna de candidatas? "Nos enteramos hace dos días y al jurado ya no le daba tiempo a leerla", justifica.

El escritor Juan Eslava Galán explica que las finalistas abordan temas muy diversos. "Se ha notado un decaimiento del tema costumbrista y de la Guerra Civil, y un acrecentamiento de novela histórica y novela negra. Hay algo de novela social que estudia los tremendos cambios de la sociedad actual, sobre todo con lo que tiene que ver con el empoderamiento de la mujer".  

En El avionazo, una historia de Frida y Marilyn, José Manuel Mata Muñoz firma una biografía novela de ambas artistas vertebrada por un lienzo de la pintora que acaba en manos de la actriz. También se novela la vida de una de las principales mujeres bíblicas en Magdalena (Ho Hanan, seudónimo); mientras que El amante de mi mujer (Gabriela Hausmann, seudónimo) y A más de siete mil kilómetros (Ala Browncross, seudónimo), construyen sendas historias de amor que indagan en las relaciones de la sociedad actual. Plumas y arena (Álex Oneida, seudónimo) también aborda las complejidades de los afectos personales entre una joven aspirante a intérprete y hombre misterioso que la trata como su musa.

La novela histórica está presente a través de Las debilidades del Führer (Iñaki Carrera, seudónimo), una historia de la Alemania de entreguerras a través de una familia judía con un hijo veterinario que se consagra a la obtención de la pura raza del pastor alemán con el beneplácito de Hitler; o Río arriba (Hoja de fresno, seudónimo), una epopeya de la colonización de la Luisiana a través de las pugnas entre España, Francia e Inglaterra y que también sirve de historia de amor entre un indio y una súbdita gala.

Las otras dos finalistas son La ciudad de las ilusiones, de Manuel Millán Sánchez, una novela negra al uso ambientada en la Expo de Sevilla de 1999, que narra la investigación de un crimen que descubre un complot para dar un golpe de Estado; y El arpista, de David Galindo Martínez, que ficciona una serie de misteriosas desapariciones en los años 60 en un turístico hotel del Cabo de Gata y en la que también aparecen los tentáculos del nazismo.

"Estamos muy orgullosos del premio, que tiene un objetivo: descubrir lectores, promocionar el libro. Ya llevamos 44,5 millones de ejemplares vendidos en la historia del Planeta", detalla Crehueras, aunque no quiere revelar datos de venta de los últimos finalistas, La Bestia y Últimos días en Berlín, de Paloma Sánchez-Garnica. "Han tenido una grandísima aceptación por parte del público y estamos muy satisfechos. Son de las más vendidas de siempre", desliza.

El presidente del grupo celebra volver a la normalidad, el aumento de los índices de lectura en la sociedad española y deja entreabierta la puerta a que el millón sea solo un escalón: "Veremos a ver para cuándo la cifra es superior". Y aunque también brinda por la buena salud del mercado editorial, asume que en el horizonte se vislumbra una coyuntura complicada: "No vamos a ser ajenos a la inflación o a la carestía por la guerra de Ucrania. Las tendencias que estamos viendo, como a todos los sectores, nos van a afectar el año que viene. Pero la resiliencia del sector del libro se ha demostrado muchas veces. El libro es un socio barato, te da muchas horas de entretenimiento".