Alegría. Rialp. Colección Adonáis, 1947

Galardonado con el premio Adonáis, Alegría convirtió a Hierro en uno de los jóvenes poetas de referencia de nuestra posguerra, gracias a versos como “llegué por el dolor a la alegría”.

Quinta del 42. Editora Nacional, 1952

Como el propio poeta explicó, “La Quinta del 42 era, para mí, la de los que llevaban sobre sus hombros la pesadumbre de la guerra pero en la que no representaban un papel protagonista”.

Cuanto sé de mí. Ágora, 1957

En esta obra, Hierro confiesa haber perdido el miedo a señalar “ya con vuestros nombres” a todo aquello que unido “es un acorde de eternidad”, pero disperso va “muriendo al son del tiempo”.

Libro de las alucinaciones. Editora Nacional, 1964

Según los especialistas, con este libro terminó una etapa, pues comprendió que había “completado formal y temáticamente su intuición poética original”.

Agenda. Ediciones Prensa de la Ciudad, 1991

Agenda es uno de sus poemarios esenciales, porque con él rompió casi treinta años de silencio creativo. Libro torrencial, en él se muestra libre de fingimientos, en carne viva.

Cuaderno de Nueva York. Hiperión, 1998

Tras otros siete años de silencio, Hierro publicó su libro más popular, una suerte de aleph de toda su obra poética según Vicente Luis Mora, que invita a descubrir toda su obra.

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