Rosa Chacel perteneció como narradora de peso a la Generación del 27. Discípula díscola de Ortega y Gasset, colaboradora de la Revista de Occidente, amiga de Luis Cernuda y de Rafael Alberti, inicia en el 37 el exilio con su hijo, desgajada de su esposo, Timoteo Pérez Rubio, con quien se reuniría al final de la guerra, para instalarse en Buenos Aires y más tarde en Río de Janeiro.

Memorias de Leticia Valle se publicó en 1945, en Argentina. En esta novela de formación y de búsqueda de identidad femeninas, temática recurrente en las autoras que sufrieron la guerra civil, Chacel (Valladolid, 1898 - Madrid, 1994) sitúa a su protagonista, Leticia, a punto de cumplir los doce años, escribiendo un “cuaderno” a modo de diario.

La potencia analítica de la narradora, huérfana de madre, que vive con su padre militar y su tía Aurelia en Simancas, responde al intento de comprender unos hechos trastornadores. Leticia recibe clases de música en casa de Luisa, una mujer hermosa, convencida de su talento. Daniel, archivero y marido de Luisa, se convertirá en profesor de Leticia para asignaturas generales. El cariño y fascinación que se profesan los miembros del triángulo complicarán la trama.

Con profundidad existencial, Chacel trata de expresar unos sentimientos a punto de estallar. Enviada a Suiza con sus tíos, la joven encarna la desconfianza de una sociedad que teme el desbordamiento de las pulsiones íntimas de las mujeres.