John le Carré

Traducción de Benito Gómez Ibáñez. Planeta. Barcelona, 2019. 368 páginas. 21,50 €. Ebook: 9,99 €

Autor de obras esenciales como El espía que surgió del frío o El topo, que han sido adaptadas al cine, a John le Carré (Poole, 1931) no le pesa su edad, ochenta y ocho años, al contrario, parece escribir con el brío y la rabia de alguien que no ha cumplido la treintena. Un hombre decente es una novela de espionaje, un thriller, y una novela política de cariz moral y ético. Una novela sobre nuestro inmediato presente que coloca el Brexit como diana, al tiempo que cuestiona no solo las políticas del gobierno inglés, también las de Vladimir Putin y Donald Trump en un retrato de la falacia de este mundo difícil de comprender. Un mundo en desorden, con una evidente sensación de caos, con la democracia enferma y una innegable crisis de legitimidad de la política y los políticos en el que se dan nombres propios.

El escritor británico reflexiona sobre nuestro tiempo en esta una novela entretenida que combina sus dosis de crítica sobre la acuciante realidad geopolítica, con las fobias y miedos de los modelos que se imponen hoy mismo, donde Occidente está claramente en declive. No sé si el objetivo de John le Carré es agitar al lector, pero a veces lo parece, porque vierte por medio de sus personajes un retrato del desconcierto contemporáneo. “La absoluta locura del jodido Brexit”. “El país está en caída libre”. “Soy europeo de nacimiento y formación, tengo en mis venas sangre francesa, alemana, británica y de la antigua Rusia, y me encuentro tan cómodo en el continente europeo como en Battersea…”, de ahí que piense que el Brexit “es una auténtica cagada” sin marcha atrás. “El Brexit es una autoinmolación. El pueblo británico se dirige a un abismo adonde lo conduce un grupo de aventureros ricos y elitistas que se hacen pasar por hombres del pueblo. Trump es un anticristo. Putin, otro”. Estas son algunas de las ideas de Nat, el protagonista de este Un hombre decente, miembro activo del servicio secreto de información de Gran Bretaña, al que después de muchos años de servicio le quieren negar sus méritos.

Un hombre decente capta el aliento de nuestro tiempo en una historia de engaños, traiciones, de velos y debilidades de una humanidad deshonesta

Narrada en primera persona desde el punto de vista de Nat, la novela mantiene un ritmo fluido a través de diálogos inspirados y naturales. Ritmo y diálogos son elementos característicos de la escritura del autor de La chica del tambor. Le Carré no busca retorcer la trama, ni usa estructuras posmodernas, su ADN es más clásico, pero siempre efectivo, pues sabe ocultar o mostrar la información en el momento indicado para generar suspense en el lector, a través de una aventura que se sigue con interés. Sin olvidar el tratamiento de los personajes con sus contradicciones y la dimensión psicológica de los mismos.

La historia comienza cuando Nat, campeón de bádminton en el Athletic Club de Battersea conoce al joven Ed Shannon, que se presenta como investigador. Nat le vence esa primera vez, pero después vuelven a enfrentarse, estableciendo una relación deportiva que conduce a posteriores charlas sobre la situación política en la barra del club. Pero Nat es espía y no cree en las coincidencias. A la vez, se pone en marcha la operación Rosebub, de nítido eco wellesiano, en la que se despliega el espionaje ruso… mientras Nat cuenta su relación con su mujer, Prue y otras muchas situaciones que describen un entramado de mentiras y podredumbres contemporáneas.

Cuando durante unas vacaciones en la nieve, Nat le revela a su hija Steff, que acaba de cumplir los dieciocho años, que en realidad es espía, la hija le pregunta qué es lo peor que ha hecho, y Nat responde que “la peor cosa que he hecho ha sido convencer a ciertos tipos de que hicieran algo que no habrían hecho si yo no se lo hubiera pedido, por decirlo así”, incluso traicionar su propio país, concluye. En esa línea de diálogo entre padre e hija se define la ambigüedad líquida de la sociedad de hoy, en un texto repleto de ecos y resonancias a la geopolítica actual. Un panorama que retrata la fragilidad de los países y una deriva o declive en el que el equilibrio se complica.

Un hombre decente capta el aliento de nuestro tiempo en una historia de engaños y traiciones, de velos y debilidades de una humanidad deshonesta en la que el creador del mítico George Smiley cuenta de un modo sencillo y limpio (que, no olvidemos, encubre un sutil estilismo) una ficción de máscaras, mentiras e hipocresía.