El catedrático Xose Manuel Núñez Seixas coordina Historia mundial de España (Destino), un volumen donde 111 historiadores de diez países ofrecen un recorrido por nuestro pasado que se sale fuera del canon.

"Esta no es otra historia de España, sino una revisión que nace de una novedosa tendencia al alza en la historiografía internacional", explica rotundo el catedrático de Historia Contemporánea Xosé Manuel Núñez Seixas al hablar de Historia mundial de España (Destino), un ambicioso volumen donde 111 historiadores de España, Italia, Francia, Suiza, Alemania, Gran Bretaña, Canadá, Estados Unidos, México y Chile ofrecen un recorrido por nuestro pasado que se sale fuera del canon. Un libro que sigue los pasos de otros dos proyectos, la Historie Mondiale de la France y la Storia Mondiale della'Italia que "el año pasado han suscitado un interesantísimo debate en torno al lugar de ambos países en la historia y el presente".



La idea novedosa de esta Historia nace de una pregunta. ¿Cómo contar la historia de España desde nuestra época, la de la globalización? "Este libro pretende volver a mirar la historia de España haciéndola acorde con los hechos de relevancia mundial. En lugar de contar la historia de un país desde los acontecimientos particulares y endémicos, se trata de hacerlo a partir de los que son resultado de una tendencia internacional o que la generan. De las intersecciones con el resto del mundo", desvela Núñez Seixas, que opina que, en este sentido, debería hablarse de una "historia de las Españas".



Así pues, en sus casi 1.000 páginas el libro reúne 127 episodios que desde Atapuerca y Altamira hasta el procés recogen "un conjunto de pequeñas historias dentro de un relato global. No pretende explicar los orígenes de ningún concepto nacional, legitimar ningún actor histórico desde el presente, ni establecer una nueva cronología de fechas clave para eso que llamamos España, que además es un concepto muy maleable en el tiempo", puntualiza el historiador. "La idea es ofrecer miradas múltiples de las Españas a través de puntos concretos. Crear una suerte de ventana y mirar lo que hay dentro huyendo los relatos clásicos, de esa sucesión de sucesión de grandes personajes, batallas heroicas o hitos memorables y de ciertos mitos anquilosados, en favor de una mirada que incide en la pluralidad".



Redefinir la mirada

Esta original visión historiográfica que nace de una nueva sensibilidad histórica para tratar ciertos temas sin duda resultará extraña a priori al lector, pues notará la ausencia de fechas emblemáticas como el 36, el 78 1714 o 1808. Sin embargo, Núñez Seixas defiende que la selección del libro "se centra en momentos simbólicos de interacción con el mundo que ejemplifiquen fenómenos concretos, no los más conocidos, lo que añade una pizca de provocación y sorpresa, además de tener en cuenta temáticas actuales como el género". Por eso que nadie piense que no están los grandes momentos, lo que cambia es la mirada.



"No faltan ni la Transición ni la Guerra de la Independencia, pero se buscan otras perspectivas. Por ejemplo, la Segunda República se narra a través del voto femenino, la Guerra Civil a través del Guernica de Picasso o de cómo se vivió el conflicto en la URSS y el franquismo con capítulos como el de la boda de Luis Miguel Dominguín o el de Massiel en Eurovisión, que ejemplifican muy bien la vida durante el régimen sin entrar en otros aspectos muy sobados", explica el historiador. "No pretendemos crear una nueva cronología, no decimos que 1808 no existe, pero queremos mirar a las dinámicas transnacionales desde otros puntos".



El resultado final de estas estampas alternativas ni deja un sabor de desastre ni es un canto a la autocomplacencia, aunque como reconoce el historiador, "España tiene una visión pesimista del presente". Sin embargo, opina que "casi todos los países de Europa, quizá con la excepción de Francia, comparten esta visión pesimista de pérdida de grandeza por uno u otro motivo: pérdida de las colonias, ser vencidas en guerras…". Una generalidad que contradice una falsedad casi dogmática, que la historia de España no es una rareza como nos han inculcado. Nuestro liberalismo del XIX, el fascismo del XX o los nacionalismos actuales de Españas son comunes a casi todos los países".



Este excepcionalismo, que para Núñez Seixas es "un legado de la generación del 98, que consideraron el fin imperial un gran fracaso", ha opacado nuestra visión de lo que las Españas han ofrecido al mundo en la Historia. "Es un tópico el Quijote, que en el siglo XVIII se convirtió en un arquetipo universal, pero España ha tenido momentos de mayor influencia y otros con menos, claro, pero incluso en el siglo XX, un pensador como Ortega y Gasset tuvo una gran relevancia en el mundo. O Ramón y Cajal, que con cuatro medios de nada revolucionó la ciencia".



Historia vs. Memoria

El último capítulo del libro, fechado en 2017, se centra en el procés catalán, un tema en el que es complejo alcanzar una perspectiva histórica pues todavía sigue en progreso. Para Núñez Seixas, "hoy por hoy la situación es de empate, ni uno es tan fuerte como pregona ni otro puede aplicar la ley cueste lo que cueste. Por ello, me parece muy correcto el godotaino título de 'Esperando a Europa', pero ahora Europa está en otras cosas...", ironiza el historiador, que no duda en valorar el asunto. "El movimiento independentista necesitaría para consolidarse lo que no tiene, apoyo de la mayoría de la población y del sector económico, y eso no ocurre. Pero es cierto que el nacionalismo catalán ha llegado para quedarse", advierte.



En este sentido, el catedrático reconoce que la historia "siempre se escribe desde el presente, y eso marca siempre los textos y el enfoque. Hoy, por ejemplo, se busca encontrar la globalización previa a la actual, pero en el siglo XX primaba la idea de nación y antes otras cosas. Asimismo reconoce que la objetividad ideal es muy compleja porque "la práctica totalidad de las fuentes son subjetivas y contaminan muchas veces las investigaciones. Contra eso lo que hay es método y teoría. Hay que ser honesto y riguroso, y recordar que el discurso de la historia no es el de la memoria". Para el historiador, la historia siempre debe estar en pugna y no buscar certezas, sino incertidumbres. "Sin embargo, la memoria es conmemorativa y busca, por el contrario establecer ideas fijas, mitos. Por eso el deber de la historia es suscitar más preguntas que respuestas y, por eso, no nos ayuda con el presente, aunque puede, si acaso, evitar que cometamos ciertos errores del pasado".



Como cierre, Núñez Seixas se refirió también a la cuestión del revisionismo histórico, en concreto a la reciente polémica surgida en Estados Unidos sobre si Colón fue un genocida. "Este tipo de pensamientos adolecen de un profundo anacronismo. Hay que contextualizar a los personajes en su época, no podemos de pronto no conmemorar a Prim o Rafael del Riego porque eran machistas, por ejemplo", opina el historiador, a cuyo juicio la historia sirve "para plantear cuestiones acordes con el universo mental de la época y puede aspirar a reconstruir el mapa mental de los contemporáneos, ayudarnos a entender por qué actuaban como actuaban, pero los juicios de valor son injustos y peligrosos".