Luis García Montero

El nuevo director del Instituto Cervantes toma posesión en un acto en el que también intervinieron la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, y los ministros Josep Borrell, José Guirao y María Isabel Celaá.

"Esta mañana siento la voz de don Quijote advirtiéndome de la responsabilidad que asumo, a la que añado la ilusión y el entusiasmo por cumplir con ella". Con estas palabras ha introducido Luis García Montero (Granada, 1958), nuevo director del Instituto Cervantes, su discurso de toma de posesión en un acto al que le han acompañado la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, y los ministros de Asuntos Exteriores, Josep Borrell; de Educación y Formación Profesional, María Isabel Celaá; de Cultura, José Guirao, y de Justicia, Dolores Delgado.



Poeta, narrador y ensayista, el Catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada se sitúa al frente de una institución que desde sus orígenes fue ideada para "promover la enseñanza, el estudio y el uso del español, y para contribuir a la difusión de las culturas hispánicas en el exterior". En ese mismo sentido, García Montero ha reconocido la responsabilidad de su nuevo cargo, al asumir la importancia de nuestra lengua, tanto por su número de usuarios como por la relevancia que ha demostrado a lo largo de la Historia. Así, uno de sus sueños, según ha confirmado, es abrir centros en Washington y Miami y poder expandir el español en África y Asia.



El nuevo director del Instituto Cervantes ha enfatizado la necesidad de que la lengua española, del mismo modo que sus hablantes a uno y otro lado del Atlántico, sirva de conexión diplomática en Europa, Iberoamérica y Estados Unidos. Hoy, más que nunca, "el español es y ha de verse como una columna que nos permite establecer los necesarios puentes" entre las diferentes perspectivas y concepciones que rigen el mundo, ha declarado. Sobre todo en estos momentos en que la comprensión entre los diferentes puntos de vista entraña especial dificultad.



En relación con los problemas financieros en que se halla inmerso el panorama de las instituciones del Estado, el catedrático ha manifestado su intención de sostener, promover y potenciar el legado que le ha sido confiado en la medida de las posibilidades. "Voy a ser uno más de todos los cargos públicos que, tras los años de recortes, se pondrán a la cola para pedir al Estado algo más de oxígeno", se ha propuesto Luis García Montero, con el fin de conservar el patrimonio que le ha sido encomendado.



Eso sí, ha vuelto a dejar claro que "el Instituto Cervantes le sale barato al Estado, pues cada español pone poco más de un euro al año" con destino al organismo del que ya es director. No obstante, esa pequeña contribución a su institución no le descarga de responsabilidades. Antes bien, ha observado que "el respeto a las instituciones públicas supone el mayor respeto a la ciudadanía". De este modo, Luis García Montero, que ha concluído su intervencíon con uno de sus poemas, Un idioma, del libro Vista cansada, pasa a formar parte de una tradición de directores del Instituto Cervantes que, desde su fundación en 1991, han tratado de promover nuestra lengua y la cultura.