Reyes Abades en el rodaje de Alatriste

Reyes Abades podría haber recogido este sábado un goya a los Mejores Efectos Especiales si la muerte no le hubiera sorprendido a los 68 años en Torrejón de Ardoz a tan solo dos días de que se celebrase la gala. No habría sido extraño ya que estaba doblemente nominado por su trabajo en Oro, de Agustín Díaz Yanes, y en Zona Hostil, de Adolfo Martínez Pérez. Además, pareciera que el pasatiempo favorito de este profesional incombustible hubiera sido precisamente levantar goyas, pues ya contaba con nueve en su haber. El primero lo recogió por ¡Ay, Carmela! (Carlos Saura, 1990) y el último por Balada triste de trompeta (Álex de la Iglesia, 2010). Entre uno y otro consiguió siete más por Beltenebros (Pilar Miró, 1991), Días Contados (Imanol Uribe, 1994), El día de la Bestia (Álex de la Iglesia, 1995), Tierra (Julio Medem, 1996), Buñuel y la mesa del rey Salomón (Carlos Saura, 2001), El lobo (Miguel Courtois, 2004) y El laberinto del Fauno (Guillermo del Toro, 2006).



Durante más de cuatro décadas Reyes Abades se especializó en hacer realidad las locuras, sueños y pesadillas que se le ocurrían a los grandes del cine español y, en ciertas etapas, parecía que trabajara con todos a la vez. Nacido en Castilblanco (Badajoz) en 1949, Abades participó en más de 300 películas, tanto españolas como internacionales, y además puso las primeras piedras para el desarrollo de un oficio que era prácticamente inexistente en nuestro país cuando él empezaba y que hoy cuenta con referentes mundiales, como era él mismo o el estudio barcelonés DDT Efectos Especiales, de David Martí, que cuenta con un Oscar en su haber.



Llego al mundo de los Efectos Especiales en 1968. Aprendió con Manuel Vaquero y trabajó en varias compañías francesas, norteamericanas e italianas. En 1979 arrancó su propia compañía que no solo se dedicó al cine sino que se abrió a la publicidad, la televisión, los espectáculos audiovisuales, parques temáticos y grandes eventos. De hecho, fue el encargado de que todo funcionara en el encendido del pebetero de la ceremonia de inauguración de los JJ.OO de Barcelona.



El historiador de cine Josep Lluís i Falcó descubrió muchas de las facetas de este profesional en Reyes Abades. Rompiendo moldes, volumen en el que contó sus experiencias sobre un oficio muy olvidado. Premio Ricardo Franco del Festival de Málaga, Medalla de Extremadura y Medalla al Mérito en las Bellas Artes, Reyes Abades tenía pendiente el estreno de Tiempo después, El reino, El hombre que mató a Don Quijote y Memorias del calabozo.