Elvira Sastre

La joven poeta de 24 años acaba de publicar su libro La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida (Visor), un poemario que reúne las características de su autora, a la vez clásico y contemporáneo, romántico y analítico, suave y rebelde, diáfano y misterioso.

En pleno fuego cruzado por la polémica sobre la calidad de los poetas que más venden en España, Elvira Sastre (Segovia, 1992) ha salido prácticamente indemne de las críticas más feroces. La jovencísima escritora, que ya ha publicado tres poemarios y una antología, forma parte de esa generación de poetas que surgieron hace muy pocos años en las redes sociales, pero ha sido la única en publicar en una editorial como Visor. El atrevimiento para transformar el lenguaje, la evolución hacia una poesía más simbolista y menos evidente, o la habilidad para construir versos tan poderosos como "sólo aquel que entiende mi silencio / merece mi palabra", entre otras cualidades, la han convertido en una de las mejores poetas del momento, además de ser un éxito comercial. Se ha obsesionado en ponerle zancadillas al tiempo y aunque le quede mucho por decir, prefiere adelantarse: "¿Qué puede darme la tierra / que no haya visto ya sobre tus manos?", advierte en uno de los versos que componen su nuevo libro.



Pregunta.- ¿Qué ocurrió desde que escribió sus primeros versos hasta que publicó su primer poemario?

Respuesta.- Desde pequeña tenía un cuaderno. Luego empecé a subir textos a Fotolog, la única red social que había antes, y conocí a gente que le gustaba lo que yo hacía. Después creé el blog que aún mantengo y la cuenta de Twitter, que se prestaba mucho a subir versos. Un día que estaba de exámenes decidí subir un vídeo que ahora me avergüenza mucho (risas), una editorial lo vio y decidió contactar conmigo.



P.- ¿Cree que su poesía ha tomado un rumbo, definitivamente? En su primer libro, 43 maneras de soltarse el pelo, hay grandes hallazgos pero ahora todo esto se ha transformado en una identidad.

R.- Creo que sí. A mí no me gusta sacar libros iguales, no le veo sentido. Creo que mis libros son distintos entre ellos porque cuentan cosas distintas. Entre el primer libro y el de ahora ha habido muchas lecturas que me han traído a esto. Por ejemplo, a mí no me gustaba corregir los poemas que escribíay ahora sí lo hago, me preocupo más por el ritmo y por la melodía, etc.



P.- Desde sus inicios, su obra se ha caracterizado por la libertad absoluta en la escritura y el lenguaje coloquial. Sin embargo, en este libro ya no aparecen versos como el tan celebrado "A la mierda el conformismo". ¿Significa que ha experimentado una madurez poética?

R.- Sí, y también he cuidado el lenguaje. A veces recupero poemas para recitales y me digo que ahora yo no escribiría esto de esta manera, sobre todo cuando aparecen tacos. Tampoco los cambiaría porque en aquel momento lo sentía así, aunque es cierto que ahorala madurez me hace escribir con calma, y esa fuerza y esa pasión las describo de otra forma.



P.- ¿Cree en la uniformidad de los poemarios? ¿Escribe para un construir un libro o recopila poemas?

R.- Depende. En Baluarte, mi segundo libro, se mezclan varios conceptos y los poemas, de distinta naturaleza, también tienen sentidopor separado. En cambio, La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida es más conceptual -los poemas hablan de una etapa, que se abre y se cierra en este libro-, monotemático, y precisamente por eso es más fino.



P.- En la presentación de su nuevo libro en la FNAC, hablaba de la posibilidad literaria de crear belleza a partir del daño. ¿Cómo se lleva a cabo esto?

R.- Tenemos la suerte de que la escritura sea nuestro medio de expresión porque te da un montón de direcciones a las que apuntar y encontrar las respuestas que necesitas. Para mí la poesía es un desahogo que me ayuda cuando estoy mal. Luego te das cuenta de que a partir de un sentimiento doloroso se ha creado un poema con imágenes bonitas. Se puede sacar belleza de ese dolor.



P.- Es curioso lo que apunta Benjamín Prado en la faja de su nuevo libro: que las palabras espejo e isla son las dos más repetidas del poemario. ¿Cree que es pura casualidad o tienen un significado especial?

R.- Me di cuenta cuando corregí los poemas y entregué el libro. Siempre estoy con el conflicto de estos dos conceptos y también el de la libertad. Supongo que era como me sentía al escribir estos poemas: desterrada como una isla.



P.- Precisamente la libertad y la isla son términos antagónicos pero se complementan perfectamente en su literatura.

R.- Sí, porque siempre me he sentido muy a salvo cuando me he encontrado sola.



P.- De estos versos podrían extraerse aforismos que casi podrían sobrevivir de manera autónoma ("Huir de uno mismo es correr hacia las cosas que nos dañan"). ¿Ha pensado en escribir un libro de aforismos?

R.- Podría hacerlo si los hubiera guardado. En realidad, muchos de los versos o aforismos que subo a las redes sociales luego forman parte de poemas, les encuentro su lugar y me parece que ahí están mejor desarrollados.



P.- ¿Qué opina sobre la polémica en torno a los poetas de las redes sociales, a quienes se les cuestiona la calidad literaria o incluso a veces su naturaleza de poetas, y sin embargo copan las listas de ventas de poesía en España?

R.- Es cierto que el número de seguidores de un perfil en una red social no garantiza la calidad pero también es difícil ser editor de poesía. No dejan de ser empresas, y antes, cuando se vendían 50 ejemplares de un libro de poesía, perdían dinero con la impresión. Por ahí, les entiendo, pero es un error fijarse sólo en quién vende. A mí me cabrea ver ciertas cosas en las librerías porque creo que tiene que haber un propósito de ofrecer calidad, al menos por respeto al lector. Por otro lado,algunas opiniones al respecto no se hacen desde la objetividad.



P.- ¿Cree que hay una campaña de acoso y derribo, quizás envidia?

R.- No lo sé, pero desde luego a veces te hacen preguntarte si esas opiniones nacen de una frustración propia. En este país el triunfo ajeno no se tolera, además de que ahora hay una moda de "no estar a la moda". A mí me han venido a disculparse por haberme encasillado cuando ni siquiera me habían leído. Cuando ves este tipo de cosas, tratas de seguir tu carrera y tomar buenas decisiones. Yo me he dejado acompañar por quien tenía que acompañarme y he sabido decir que no muchas veces.



P.- ¿A qué tipo de cosas?

R.- Talonarios o cheques por publicar en ciertos sitios que a mí no me atraían. Cuando vendes te llegan proposiciones jugosas, pero yo he sabido tener los pies en la tierra.



P.- ¿Se ha sentido abrumada por tanto respaldo a nivel de público? ¿Ha creído alguna vez que podría ser contraproducente?

R.- Más que por el público, al que siempre le agradeceré todo, te sientes a veces presionada y te preguntas si las editoriales vienen a ti porque realmente les gustas o sólo porque vendes. Yo lo he notado; al final, se acaba teniendo un sexto sentido con esto. Por ejemplo, no me fío de un editor al que yo le doy un libro y me lo manda sin ninguna corrección. Yo eso lo valoro, porque ahí ves quién se preocupa por la poesía y quién no.



P.- ¿Cómo ha sido la experiencia con su primera novela que acaba de terminar?

R.- Seix Barral me lo propuso por sorpresa. Ha sido un proceso largo, frustrante a veces, pero otras muchas he acabado con un gran subidón después de terminar un capítulo. He resumido en doce etapas el proceso de recuperación después de un fracaso amoroso, a través de dos historias contrapuestas. Aún no tiene título.



P.- ¿En un futuro, se ve como novelista o como poeta?

R.- La experiencia de la novela me ha gustado y creo que volvería a repetir, pero la poesía es inherente a mí. Seguiré haciendo poesía aunque no me la publiquen o no me lea nadie.



P.- Ahora que tiene toda la poesía por delante, ¿en qué quiere convertirse?

R.- Me gustaría que mis libros llegaran a todos los lugares del mundo. En cuanto a lo demás, quiero seguir yendo a más porque me queda mucho por recorrer y por aprender.



@JaimeCedilloMar

Libre

Quería que supieras

que mi daño es algo que sólo elijo yo.



Que me dejo mecer por tus empujones

como si fueran viento que me coloca lejos de ti

porque todas mis puertas están abiertas

y yo soy libre.



Que el odio

es el disfraz de una piel, el reverso de un cuerpo,

y desde otro lugar

tu cara se intuye del revés,

perdida,

y no hay nada peor que sentirse olvidado

dentro de uno mismo.



Que tus intentos de quebrarme el paso

sólo consiguieron hacerme pisar más fuerte,

y cuanto más lejos te colocas

más cerca estoy de mí misma.



Que quisiste taparme los ojos

y hundirme,

pero mi mirada está más cerca del mar

que de tu suelo.

Y te lo repito:

soy libre.



Que sólo aquel que entiende mi silencio

merece mi palabra,

y tú hace tiempo que dejaste de comprender

que la diferencia entre un hogar

y un sitio al que volver

sólo es una puerta abierta.

Tu puerta cerrada

es la entrada a mi casa.



Que quisiste quitarme todo

y te quedaste sin mí.



Que mi risa fue tu risa

y nuestras lágrimas fueron una,

pero dejaron de hablar el mismo idioma

cuando tus carcajadas

fueron balas contra mi pena,

cuando tu tristeza

arremetió ahogada contra mi alegría.



Que siempre colocaré la verdad

frente a mis huellas,

que no daré respuestas

a quien no acepta mis preguntas,

que no iré a aquel lugar

en el que no me reconozca,

que no daré la mano

al que me señala con el dedo.



Que nunca me perdiste:

dejaste que me marchara,

que es la peor forma que existe de abandono.

-para el que se queda-.

Y este será tu mayor castigo.



Pero no,

no diré nada que enturbie mi paz,

que moleste la duna calmada

que descansa en mi conciencia.



Mejor me voy

sin decir nada que no sea un espacio hueco

-lo que te mereces: nada-,

porque irse en silencio hace más ruido

que cualquiera de tus quejas.



Y yo ya he pasado de canción.



Sputnik

Incluso al otro lado existe el mar.



¿Qué diferencia hay entre

el viento y un suspiro de tu boca?

¿Qué puede darme la tierra que

no haya visto ya sobre tus manos?

Si no hubiera cielo que observar,

¿sería capaz de enamorarme?



Insisto:

incluso al otro lado existe el mar.



Ruido

Si te marchas

hazlo con ruido:

rompe las ventanas,

insulta a mis recuerdos,

tira al suelo todos y cada uno

de mis intentos

de alcanzarte,

convierte en grito a los orgasmos,

golpea con rabia el calor

abandonado, la calma fallecida, el amor

que no resiste,

destroza la casa

que no volverá a ser hogar.



Hazlo como quieras,

pero con ruido.



No me dejes a solas con mi silencio.