José Javier Esparza. Foto: Chema Barroso

El periodista y escritor publica Almanaque de la Historia de España (La Esfera), un recorrido día a día por la historia de nuestro país que reivindica la importancia histórica de España y su incidencia en nuestro presente.

No hay día del año que no haya dejado su huella en la Historia de España. Las campañas del Imperio romano o el descubrimiento de América, las batallas de la Reconquista o los hallazgos científicos, las grandes obras de la cultura universal concebidas en nuestro suelo, son algunos ejemplos de la brillante y rico pasado de nuestro país. Sobre todas esas cosas, y muchas otras más, se ha ido construyendo nuestra identidad nacional que, por encima de todo, se reconoce en su Historia. Esa es la tesis que defiende el periodista y escritor José Javier Esparza (Valencia, 1963) en Almanaque de la Historia de España (La Esfera), un recorrido día a día por la historia de nuestro país que reivindica la importancia histórica de España y su incidencia en nuestro presente. Mil hechos y cuestiones de la historia de España, cada día del año cuenta con una historia principal y tres, cuatro o cinco efemérides cortas, que deberíamos conocer y que Esparza desgrana de forma amena y enriquecedora en este calendario donde el pasado habla sin pausa al presente.



Pregunta.- ¿Cómo se embarca en este proyecto de elaborar un recorrido por la historia de España día a día? ¿Con qué objetivo?

Respuesta.- Yo soy de los que piensan que la Historia, por definición, pasa y permanece al mismo tiempo. Nadie se baña dos veces en el mismo río, pero todos llevamos de un modo u otro la huella del agua que nos ha pasado por encima. El objetivo de este libro es contribuir a crear conciencia de que hay un cierto camino colectivo del que todos los españoles venimos, al que todos pertenecemos. Y es un camino realmente impresionante.



P.- ¿Cómo es la labor de recopilación de todas estas historias? ¿Cómo selecciona los eventos que incluye, qué criterio sigue?

R.- He tratado de subrayar los acontecimientos que me han parecido más determinantes para la historia posterior, para las siguientes generaciones. El criterio es inevitablemente discutible y con frecuencia entra en el terreno de la preferencia personal. Con todo, creo que ninguno de los hechos seleccionados es irrelevante.



P.- Algunas de las historias son vox populi pero otras son casi desconocidas, ¿qué hechos nos pueden sorprender, cuáles no conocemos y por qué?

R.- En general, los españoles ignoramos mucho sobre los avances técnicos y científicos nacidos en España, porque esa historia nos la han contado muy mal. Algunas de las cosas que aquí aparecen sorprenderán sin duda al lector. Y otras realmente extraordinarias, como las vinculadas a la conquista de América, tan deformadas tantas veces, tal vez ayuden a replantearse ciertos tópicos.



P.- ¿Somos los españoles conocedores y conscientes de nuestra Historia, de su importancia?

R.- Lo fuimos y lo hemos dejado de ser. La labor de zapa del sistema de enseñanza en los últimos treinta años ha sido, lamentablemente, muy eficaz. Pero, al final, el español va a buscar en las librerías lo que le ocultan en las escuelas. Desde hace unos pocos años estamos viviendo una verdadera ola de interés por nuestra historia nacional. Vaya una cosa por la otra.



P.- ¿Qué papel y repercusión tienen estos hechos en nuestra actualidad?

R.- Somos lo que somos, tanto individual como colectivamente, porque tenemos un pasado concreto. Nuestro idioma, nuestros límites geográficos, nuestra religión o nuestro ordenamiento jurídico, por ejemplo, son los que son porque así lo provocaron acontecimientos pasados. Por eso digo que la Historia, a la vez que pasa, permanece.



P.- El estilo de las historias es muy natural y cercano, ¿es esa la clave para transmitir la historia, para interesar al público en ella?

R.- Sin duda. Pero no sólo en la Historia. Eso mismo vale, o debería valer, para cualquier orden de la comunicación. ¿Qué sentido tiene una comunicación en la que el receptor no entiende nada? Es verdad que hay materias que por sus propias características resultan forzosamente complejas, pero ¿la Historia, que es algo que todos hacemos y que nos pasa a todos?



P.- Se adivina un sentido reivindicativo de la Historia de España, que a veces ninguneamos, ¿es esa su intención en cierto sentido?

R.- En todo sentido. Una de las mayores calamidades que han caído sobre nuestra sociedad es la ignorancia o, aún peor, el desprecio hacia nosotros mismos. De ahí derivan muchos de los desgarros que hoy vivimos. Me parece sencillamente injusto: España es una de las naciones que han construido la Historia Universal. Es necesario reivindicar la Historia de España.



P.- Para terminar un consejo, ¿cómo es mejor leerlo: del tirón como un libro normal odía por día?

R.- Bueno, eso va en gustos. Hay lectores que ya se lo han acabado de un tirón, pero yo lo escribí día a día, reposando los acontecimientos. En todo caso, lo importante es que esta crónica de la vida de España, día a día, le abra al lector puertas para que amplíe y siga descubriendo los tesoros que guarda nuestra Historia.